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Arte e Ideas

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Güeros, rebelde ?y contrastante

La película despertó polémica por hacer una caricatura de la huelga de la UNAM de 1999.

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Atrevida en su estructura, polémica y filmada en blanco y negro, así es Güeros, dirigida por Alfredo Ruiz Palacios, una película que se rebela contra el cine mexicano actual y sus comedias taquilleras.

Dos universitarios, Fede, El Sombra (Tenoch Huerta), y Santos (Leonardo Ortiz) pasan su vida en un sucio departamento sin luz. Total, ellos están haciendo la Huelga de la huelga en la UNAM ; no creen en la protesta, no marchan y no se involucran en política; vamos, les vale un cacahuate lo que sucede a su alrededor hasta que llega Tomás (Sebastián Aguirre), el hermano menor de Fede, quien provoca cambios en su patética vida.

Pero ¿cuál es la motivación para salir? Ir tras un mítico músico llamado Epigmenio Cruz, quien, se dice, hizo llorar a Bob Dylan.

Para Alonso Ruiz Palacios, Güeros explora la juventud de una manera honesta, enmarcada en una huelga en la ciudad de México .

Esta road movie por el Distrito Federal tiene su punto más alto en la burla (o desprecio) de la famosa huelga de la UNAM, al retratarla como un circo de violentos y borrachos más que un movimiento estudiantil serio, lo que ha despertado críticas de quienes consideran que es una visión equivocada de lo que sucedió.

Pero lejos de la polémica sobre el tema, la película va más allá al jugar con el lenguaje cinematográfico y experimentar con elementos como las sombras, el audio, las imágenes difuminadas y los encuadres. La película se proyecta en formato 4:3 (muy utilizado en la época de rebeldía del cine francés), cosas que se agradecen en el cine mexicano actual.

Con nuevos ojos

En esta película sobre la juventud, el abandono, los sueños rotos y el monstruo de la ciudad de México que puede tragarse a cualquiera, hay momentos que nos remiten al cine de Fernando Eimbcke, al de Jim Jarmusch e incluso a películas como Los Caifanes.

En su viaje por el Distrito Federal, los personajes van cambiando de ambientes; del barrio de Santa Fe a una terraza nice del Centro Histórico, entre risas y desmadre.

Quise hacer un contraste social, político y geográfico y la fotografía en blanco y negro es perfecta para resaltar eso. Y que el espectador viera lugares como la Ciudad Universitaria de la UNAM, la Lagunilla, Texcoco o Santa Fe, pero con nuevos ojos , explicó.

En la ópera prima de Alonso Ruiz Palacios, la burla a sí misma, la actuación de Tenoch Huerta y la propuesta visual son superiores al guión, pero Güeros es una apuesta valiente con más aciertos que errores y aire fresco que se respira entre el cine comercial y el de autor en una mezcla que podría darle una grata sorpresa al espectador.

vgutierez@eleconomista.com.mx

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