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Una feminista entra en escena
Por el temor a que cantemos libres es un espectáculo feminista que no victimiza, al contrario, cuenta historias del triunfo de la libertad.

Foto: Especial
Un día, Lizeth Rondero (Ciudad de México, 1981) se preguntó por sus raíces como feminista. Creció en un hogar donde el arte se palpaba: su abuela, Julieta García Rello, era concertista y le dio desde niña clases de piano. Su padre era pintor y matemático. Su abuelo era, dice ella, un narrador oral estupendo (quizá de él sacó Lizeth su elocuencia).
Se preguntó, entonces, cuándo votó por primera vez su abuela paterna Julieta, pero murió antes de que pudiera preguntarle. A la que sí pudo preguntarle fue a su abuela materna: Abuelita, ¿por quién votaste por primera vez? “Ya ni me acuerdo, hija, pero fue por quien tu abuelo me dijo”. Surgió entonces la segunda pregunta: ¿por quién votó por voluntad propia? La respuesta: por Andrés Manuel López Obrador.
“Yo crecí en un matriarcado”, explica la cantante y actriz, “la mayor parte de los miembros de mi familia son mujeres, tengo un montón de primas, y curiosamente la mayoría son gays”.
Ese mundo estrogénico (pero con un machismo arraigado de origen) es el origen de Por temor a que cantemos libres, su espectáculo musical unipersonal que estrena este viernes 2 de marzo en el Foro A Poco No.
Y miren lo que hay que mirar: a Lizeth le chocan los injertos de Broadway que nos llegan a México. No le gustan los musicales: “amo la música y amo cantar pero no le veo caso a traer Los miserables (a México). Eso pertenece a otra tradición, ¿por qué reproducir algo con lo que ni nos identificamos ni nos representa?”. “Tenemos nuestra tradición propia musical: el teatro de revista, la carpa, es una herencia que le dejamos al mundo”.
Pero regresando al feminismo, Lizeth fue pergeñando un proyecto que le fue aprobado en 2016 por el Programa de Creadores Escénicos. La idea: hablar de mujeres.
¿Pero qué mujeres? “Es que pensaba en Simone de Beauvoir, ¿qué me identifica con ella? O Judith Butler. O una sufragista alemana, qué tengo yo que ver con ella. Tampoco con una indígena, no voy a hablar por ella. Imagínate: si estuviéramos en el siglo XVII yo sería una mujer mestiza, ni siquiera criolla. Una mujer de traspatio, de un país tercermundista”.
Entonces decidió que iba a hablar de mujeres como ella: no heroínas, no ídolos. Mujeres que ella llama comunes. Mujeres como ella, pues.
Deposite aquí a su mujer
Y entonces se topó con la historia de los depósitos de mujeres, instituciones que existieron desde la Nueva España hasta el siglo XX bajo el eufemismo de “refugios para mujeres maltratadas”. “Eran lugares como conventos, manicomios, asilos en los que las mujeres eran depositadas por sus maridos ‘por su propia protección’. En realidad se trataba de mujeres que habían solicitado el divorcio por maltrato”. En esos depósitos las mujeres vivían en pésimas condiciones porque su mantenimiento dependía del marido “ofendido” por la mujer.
Por temor a que cantemos libres se conforma de cinco monólogos de estas mujeres, enlazadas por una narradora: una cantante cabaretera que con un humor ácido va guiándonos por este viaje de libertad y sororidad.
Pero quien espere tristes historias de denuncia, que busque en otro lado. “La tentación del personaje trágico es muy grande. La locura, el suicidio son casi un mandato del patriarcado: desaparécete. Yo decidí contar historias de mujeres que tomaron una decisión: prevalecer, sobrevivir, no hacer sacrificios. Tomar la decisión vital de vivir en el gozo”.
En su aventura Lizeth no viaja sola. Se ha encontrado con su propia sororidad, palabra que se ha puesto de moda pero no está vacía: la solidaridad efectiva y afectiva entre mujeres. La directora de la obra es la alemana Nora Manneck (“pero ya es más mexicana que nadie, lleva 40 años aquí”), Alba Rendón la acompaña al piano. Su hermana, la historiadora Ingrid Rondero, la llenó de material historiográfico. “Me interesaba el dato duro, la investigación. La vigencia de las historias que me fui encontrando es espeluznante”.
Dice la actriz y cantante que el público se encontrará con que Por el temor a que cantemos libres es una obra divertida, pero con profundos temas filosóficos y lleno de personajes entrañables.
“Cada canción es un pronunciamiento personal libertario”. Y la feminista entra en escena.
DATOS
Foro A Poco No
República de Cuba 49, Centro Histórico
Estreno: viernes 2 de marzo