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La revolución que se gesta en la medicina

De acuerdo con el premio Nobel de Química Aaron Ciechanover, la medicina se puede dividir en tres etapas separadas por revoluciones científicas, actualmente estamos en el borde de la tercera.

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De acuerdo con el premio Nobel de Química (2004) Aaron Ciechanover, la medicina se puede dividir en tres etapas separadas por revoluciones científicas, actualmente estamos en el borde de la tercera, misma que se gesta en los laboratorios de investigación biomédica y genómica.

La primera etapa, entre las décadas de los 30 y 60 del siglo pasado, es la de los descubrimientos incidentales y sus estandartes son la aspirina y la penicilina.

La existencia de que masticar ciertas hojas aliviaba el dolor se conocía desde los griegos y los egipcios, pero Félix Hoffman, para aliviar a su padre artrítico, sintetizó la aspirina. La historia de cómo Alexander Fleming descubrió la actividad antibiótica del hongo Penicillum en una cajas de Petri contaminadas es bien conocida.

FUERZA BRUTA

De la década de los 70 al 2000, sin abandonarse del todo el modelo anterior, se da la época de la fuerza bruta: millones de compuestos son puestos a prueba para ver si tienen o no actividad farmacológica, muchas veces con muy pocas indicaciones de que puedan hacerlo. Cuando funcionan, lo de menos es saber por qué.

Las estatinas son un claro ejemplo, pues reducen los niveles de colesterol y, por ende, la mortalidad por afecciones coronarias. Las descubrió Akira Endo tras probar 6,000 sustancias, obtenidas también de Penicillum, de las que tres mostraron actividad. Fue un exitazo: Para darles una idea, el año pasado las ventas de estatinas en el mundo alcanzaron 40,000 millones de dólares , dijo Ciechanover.

Del 2000 a la fecha se trabaja en una medicina distinta, que parte del conocimiento de cómo funcionan las enfermedades para hacer sobre diseño la cura, pero también que espera ser personalizada, predictiva, preventiva y participativa. Los pacientes están mucho más informados y toman parte en las decisiones.

Como esta medicina implica al genoma de los pacientes, Ciechanover comenta que en unos años se podrá conocer por unos cuantos cientos de dólares.

Pero no sólo es genoma, ahí empieza, pero después viene la traducción a proteínas y las rutas metabólicas… pero al menos ya conocemos los elementos .

Sobre todo, lo que cambia es la concepción de la medicina tipo pijama, en la que una talla les queda a todos . Si diversos pacientes de cáncer o de Alzheimer se someten a un mismo tratamiento, explicó el Nobel, veremos que a unos les va bien y se curan pero otros no. Se trata no tanto de mirar a la enfermedad como a la enfermedad en el contexto del paciente.

Hablamos del cáncer de mama por la zona del cuerpo donde se ubica, pero no existe un cáncer de mama, existe el provocado por una mutación en el receptor EGM o el provocado en otro receptor o el que no hemos encontrado dónde está la mutación.

Necesitamos descubrir dónde se genera el problema y luego diseñar una cura específica para cada tipo de cáncer…

Falta bastante para encontrar las curas, lo cual deja el problema de que tal vez podemos saber que tendremos tal o cual enfermedad, pero no sabemos qué hacer con esa información. Estamos en una de las zonas más sensibles de nuestra existencia: el hecho de que no conocemos el futuro y disfrutamos la vida; si conocemos el futuro eso va a cambiar .

manuel.lino@eleconomista.mx

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