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En el extraño día de filmación
Ofrecemos un recorrido por el set de la ópera prima número 21 que produce el Centro de Capacitación Cinematográfica.

Es un lugar tan oscuro y silencioso que te intimidas. Caminas de puntitas. Te da miedo observar con demasiada insistencia. En eso, te das cuenta de que los demás actúan con absoluta naturalidad y te sientes irremediablemente ridícula. Te das cuenta de que una filmación es así: extrañísima para un outsider. Lo normal es que te sientas rara.
OK, piensas. Mejor que nadie se dé cuenta de que estás aquí. Tratas de esconderte pero tus botas hacen un ruido rarísimo, como los frenos de un carro a punto de estrellarse. Antonio Urdapilleta se te acerca y te dice en voz baja: No te preocupes, ahorita están ensayando. Nada más no hables fuerte .
Antonio (Toño, más bien) fue mi guía durante las ocho horas que pasé como espía en la filmación de Estrellas solitarias. Estamos en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Toño es uno de los productores de la cinta. El director es su hermano menor, Fernando Urdapilleta, y ésta es su ópera prima.
En el 2012, Fernando ganó el concurso que el CCC realiza cada año entre sus egresados para producirles su primer largometraje. Según me informan, lo que más impresionó al comité de selección fue el guión, escrito también por Fernando. Es un guión que lees como un cuento y eso casi no pasa. Casi todos los guiones que nos llegan son bien aburridos , me dice una persona que trabaja en las oficinas del CCC.
QUIÉNES SON LAS ESTRELLAS
Estrellas solitarias es, a grandes rasgos, una historia de amistad entre dos travestis. Mientras Valentina (Dana Karvelas) sueña con ser una diva de centro nocturno (su canción favorita: Yo no te pido la luna , de Daniela Romo), Joana (Jorge Arriaga) sólo sueña con tener una fiesta de 15 años, aunque sea 15 años tarde.
Suena a comedia, pero no lo es. Fernando me explicará más tarde que su intención es retratar con honestidad el mundo travesti, retratar, sobre todo, desde adentro. Por eso a sus actores los buscó en el propio mundo del travestismo. Hasta me corrigen palabras del guión. Yo no sabía que los travestis les dicen pescadas a las mujeres, por ejemplo , dice el director. Normalmente, al travesti en el cine mexicano se le pinta como el chistosito y eso no me interesa. Esta película es, yo diría, más una tragicomedia, un drama con algunas cosas chistosas .
Le pregunto qué cineasta es su inspiración, si Pedro Almodóvar o John Waters. Ambos cineastas han divinizado a los travestis y casi estoy segura de que Fernando me va a decir que Almodóvar porque en México, inexplicablemente para mí, al cineasta manchego se le admira mucho.
John Waters , me responde Fernando con la tranquilidad de lo obvio. Resulta que Waters es su cineasta favorito y comparte con él el amor por lo freak. Lo interesante de Waters es su capacidad para dotar de alma a sus personajes. Pueden ser raros y vivir en un ambiente sórdido, pero no son víctimas. Sufren, pero su vida tiene sentido y nunca, nunca el director los mira con lástima.
LA FÁBRICA CACERA DE ESTRELLAS
En este momento estamos en plena filmación y Fernando es una de las sombras que se mueven quitadas de la pena en este cuarto oscuro que llaman set. Seré más precisa: el set es una especie de caja china, una cajita dentro de una caja mayor; la caja mayor es el estudio y la menor es un cuarto con paredes de madera dentro del cual está la escenografía perfectamente lista para la tarea de copiar la realidad.
En el estudio está Fernando, dirigiendo frente a un monitor. Es fácil imaginar que dirigir cine es como dirigir teatro (el actor y el director sufriendo juntos en el escenario), pero no: una película se ve en una pantalla. En ciertos momentos, Fernando hablará con los actores, pero sobre todo estará pendiente de cómo se ven las cosas en el monitor. Su tono de voz es suave, regular. Nunca le oí gritar.
En el cuarto de madera sucede gran parte de la acción: ahí están las luces, la cámara y los expertos que manejan todo eso que solemos ver en los detrás de cámaras. Están también los actores, por supuesto. El ensayo termina. Ahora sí viene lo bueno: a filmar.
Silencio. Corre primero el sonido, siempre. Luego corre la cámara. Claqueta. Y lo que ha de suceder, sucede. Es muy rápido y es sólo un plano.
Las películas son rompecabezas y sólo quien está jugando tiene claro dónde va cada pieza. Un par de tomas después, una le gusta al director y se queda. Pero Fernando dice: Vamos a remarcar . Y remarcar es volver a hacer todo igualito, perfecto, para tener de dónde escoger en el cuarto de edición.
El silencio se rompe cuando todo el crew da un largo aplauso. Emilio Guerrero, actor, termina su participación en Estrellas solitarias con esta escena.
Aprovechamos la pausa y Toño me enseña una cámara: Esa cámara vale 3 millones de pesos y el que la opera es un estudiante. ¿En qué otra escuela confían tanto en los estudiantes como para soltarles este tipo de equipo? En ninguna. Es lo fregón del CCC .
Además, están cobijados por grandes expertos del cine mexicano. El gaffer (es decir, el encargado de iluminación) es Fernando Moreno, un veterano con más de 50 títulos en su haber, gran parte de ellos hollywoodenses (Kill Bill 2 y Blow, entre ellas). Los gringos vienen y lo piden -me informa Toño-, pero cuando puede le gusta trabajar con los jóvenes . El encargado de sonido es Pablo Tamez, que acaba de ganar un Ariel por Cuates de Australia, y el propio Toño Urdapilleta, que lleva 20 años produciendo películas de todos tamaños y colores.
La máquina de hacer cineastas que es el CCC ha producido a estrellas como Carlos Carrera e Ignacio Ortiz y también a jóvenes promisorios como Natalia Beristáin y Jorge Michel Grau. Los ceceros, como se les conoce, son crema y nata del mundito del cine nacional.
UN NIÑO MUY PARTICULAR
El director se despide de Guerrero, lo que me da una oportunidad de sentarme. Sorpresa: junto a mí están los papás de los Urdapilleta. Toño y Fernando comparten papá, don Jorge Urdapilleta. Doña Yolanda Jiménez es mamá de Fernando y de Jorge Alberto Coca Urdapilleta, director que sobre todo se dedica a la publicidad.
El señor Urdapilleta es conversador y me cuenta que es la primera vez que se asoma al trabajo de su hijo. Lo que es más: es la primera vez que ve cómo se hace una película. Es muy diferente a lo que uno se imagina, pero hasta ahora me gusta .
La conversación entre los padres del director y la reportera podría obviarse, pero me cuentan varias cosas divertidas que describen al director:
1. Fernando fue un niño muy particular (ya me había contado Toño, por cierto), muy observador y apasionado. Desde los cuatro años dibujaba cosas como de películas: pistolas, mafiosos , dice Yolanda. Pero siempre ha sido así como lo ves, muy tranquilo .
2. Es beisbolero desde siempre. No era un natural, pero en los juegos pegaba jonrones. Le pregunté cuando era adolescente si quería dedicarse profesionalmente al beisbol, que yo tenía contactos para meterlo. No, siempre quiso estudiar , dice don Jorge. Por eso, cuando me dijo que quería hacer cine, yo, como los Beatles: déjalo ser .
3. Fernando logró una proeza poco común: entrar al CCC al primer intento. Cada año, un promedio de 200 aspirantes hacen el examen de admisión. Sólo se quedan 15. Jonronero, pues.
4. Los tres hermanos Urdapilleta son cineastas, lo que podría ser difícil de aceptar para algunos padres (el de qué vas a vivir tan paternal y clasemediero). Doña Yolanda me dice que no para ellos. Ella es cinéfila y piensa que de algún modo era algo que ya traían .
PIDIENDO LA LUNA
Toño me dice que trabajar en familia podría sonar difícil, pero que con Fernando no lo es. Han trabajado juntos antes. Cuando Fernando era de preparatoria, Toño ya era productor. Normalmente, el productor tiene una relación tensa con el director. Le tienes que estar recordando: Ya nomás te queda tanto dinero. Pero Fernando es disciplinado. Yo lo jalo a la Tierra, pero aquí el rockstar es él .
Toño ve al crew de Estrella Solitaria como muy buenos. Creo que el CCC es la mejor escuela de cine mexicana y se nota en ellos. José Stempa, el fotógrafo, siempre trabajó con mi hermano en todos sus ejercicios de estudiante. Creo que va a ser de los cinefotógrafos importantes.
La película cuesta alrededor de 8 millones de pesos, que para una ópera prima cecera es alto -dice Toño-, pero la verdad es muy barata. Si la hubiéramos hecho por fuera, nos habría salido mínimo en unos 20 millones .
El costo es bajo porque el CCC te presta el equipo (lo normal sería rentarlo y eso es muy caro), se encarga de los permisos y que el servicio social de una generación sea ser parte del equipo de filmación es un paro. Lo más caro, la verdad, han sido las canciones .
¡LAS CANCIONES!
Pues sí, es una historia de travestis y Fernando quería todas las canciones ochenteras, ya sabes, La maldita primavera y las de Daniela Romo. Resulta que ese catálogo es carísimo, nos salía como en 60,000 dólares. Tuvimos que hacer una selección. Con la que Fernando no quiso ceder de plano fue Yo no te pido la luna . Es la canción clave de la película.
PREFIERO COMER SALCHICHAS A HACERLAS
Noche. Estamos ahora en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes. Se filman las escenas finales del día. En el escenario, toda glamour, Valentina agradece a un público que no está. Una diva en su momento estelar. De pronto, desde las butacas, Joana, gordita, tierna y nada divina, se para a aplaudir: Qué buena eres, mana . Valentina se baja del escenario cabizbaja, porque el cariño de su amiga le rompió la ensoñación.
O eso alcanzo a entender. Ocho horas y ésta es apenas la segunda escena que me toca ver terminada. Estoy cansadísima. El crew está en perfectas condiciones. Cuando pienso que todavía les falta una semana de trabajo decido irme. Los cinéfilos no estamos para esto de las filmaciones. Quien coma salchichas, que no vea cómo las hacen, dice el viejo adagio. Pues sí.
concepcion.moreno@eleconomista.mx