Lectura 3:00 min
De La Cucaracha ?al Lobo Estepario
El próximo miércoles se presenta ?la novela Máscara de obsidiana.
El periodista Tonatiuh Cuauhtli y el detective privado Jack Torre Latino comían en la terraza de la otrora cantina La Cucaracha, hoy Taberna del Lobo Estepario, en la calle Gante. A grandes rasgos el detective le platicaba a su amigo las consecuencias de la nota publicada a la víspera.
Me fue a ver Lauree Voltaire, la amante de Bernardo Gong. Quiere que le consiga la Máscara antes de que se venda o que la policía la encuentre. Nos ofrece cualquier cantidad de dinero. Y digo nos porque tú, Don, eres fundamental para resolver este caso, que, sobra decir, es el más importante de mi carrera. Dile a tus fuentes que quieres comprar la pieza. En la negociación puedes ofrecer hasta 3 millones de dólares.
El periodista, más interesado por su pollo con verdolagas que por la charla, sin dejar de hincarle el diente a un ala, respondió:
¿Sabes que este lugar, islote, cuadra, manzana o como chingada madre lo quieras llamar, fue en donde Motecuhzoma tenía su zoológico?
Torre Latino pareció asombrarse mientras masticaba una pastilla de Pepto-Bismol y le pedía al mesero un segundo ron.
Negrita con goma y Coca-cola, por favor.
Sintió que las palabras de Cuauhtli escondían un enigma que, una vez resuelto, lo llevaría directo a la pista que buscaba. Así que lo dejó hablar.
Enanos, jorobados, albinos y fenómenos de toda laya compartían estos espacios con los animales abundó Tonah . Y aquí también Cuauhtémoc arrojó a los últimos españoles, ya sin corazón, para que, una vez que fueron sacrificados en el teocalli de Tlatelolco, los coyotes los devoraran.
Yo creía que los tlatelolcas se los habían comido dijo Jack extrañado.
El huey tlatoani lo prohibió bajo el argumento que ese tipo de carne, de dios falso, causaba indigestión y echaba a perder cualquier pozole. Años después, sin embargo, cuando los pocos sobrevivientes españoles se reprodujeron como conejos y, en tanto la Corona española le siguiera rindiendo respeto a la Triple Alianza de mexica-tlatelolcas, tlacopanenses y texcocanos, Cuauhtémoc IV, tlatoani de México-Tenochtitlan, permitió que se construyera en este terreno el convento de San Francisco, pues buscaba reconciliarse con España, ya que se decía que los tlaxcaltecas habían pactado con los franceses una intención de independencia.
El periodista hizo una pausa para comerse un taco de verdolagas.
Continuó:
Y ahora que el miserable de Gong compró casi todo el Casco Antiguo, las cosas parecen que no han cambiado significativamente en más de cinco siglos.
¿Por qué?
Observa a tu alrededor: ¿no te da la sensación que entre todos formamos una corte de los milagros? Mira, ahí viene un chinero, un ser más malnacido que cualquier espécimen del zoológico del tlatoani.
El hacedor de llaves chinas, sin embargo, al pasar al lado de la mesa del periodista y del detective, bajó la cabeza y saludó:
Buenas tardes, don Tonah; provecho.
Gracias, mano.
El periodista a Jack:
¿Lo ves? Nada ha cambiado desde la fundación de México-Tenochtitlan, somos los mismos pendejos de siempre .
Fragmento de mi novela Máscara de obsidiana, que presentaré el próximo miércoles, a las 7 de la tarde, en la Librería Rosario Castellanos del FCE (Tamaulipas 202 esq. Benjamín Hill).