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De Chicago a Nápoles, Javier Camarena celebra 20 años de carrera
El tenor mexicano actuó por primera vez con la Royal Opera House de Londres, en Japón, cantando en Rigoletto, y se prepara para debutar en el Lyric Opera House de Chicago, también con la clásica de Verdi; en la Ópera de Dallas, con La Traviata; y en el Teatro de San Marco, en Italia, con Romeo y Julieta.

Foto EE: Hugo Salazar
Cualquier artista que esté haciendo carrera fuera de México te diría lo mucho que nos gustaría trabajar dentro de nuestro país y tener aquí todas esas oportunidades que uno busca cuando sale al extranjero”.
El tenor mexicano Javier Camarena ha dado un paso significativo en su carrera y cumplido “un sueño de vida” al actuar por primera vez en la ópera "Rigoletto", con la Royal Opera House de Londres, en Japón.
A fines de junio, en dos presentaciones realizadas en Tokio y Yokohama, Camarena representó el papel del Duque de Mantua, en la célebre obra de Giuseppe Verdi, compartiendo el escenario con la soprano Nadine Sierra y el barítono Etienne Dupuis, bajo la batuta del maestro Antonio Pappano.
Desde Londres, Camarena concede entrevista a este medio para detallar el itinerario de la magistral temporada 2024–2025 que lo llevará por escenarios de España, Italia y Estados Unidos.
Tres debuts
El artista, que está celebrando 20 años de dedicar su vida al bel canto, comparte los sentimientos “de gran alegría, gratitud y emoción” que le invaden al ser invitado por la agrupación británica a cantar “Rigoletto” y de comenzar una gira que incluye dos debuts en Estados Unidos, durante septiembre y octubre –de nuevo con “Rigoletto”, en el Lyric Opera House de Chicago, y “La Traviata” en la Ópera de Dallas – y un tercero en el Teatro San Marco de Nápoles, en febrero de 2025, un escenario de gran tradición, donde por primera vez en su historia se presentará la ópera “Romeo y Julieta”, de Charles Gounod.
Del debut en el Lyric Opera House de Chicago, el cantor señala que era el escenario que le faltaba pisar “para completar la terna” de los teatros de mayor proyección en Estados Unidos, junto con el Opera Met de Nueva York y la Ópera de Los Ángeles.
Sobre su actuación en Dallas comparte: “Ya había estado en ese teatro, ofreciendo un concierto, pero es la primera vez que voy a participar allí en una ópera –”La Traviata” –, y con el plus de que será una puesta escena donde toda la parte musical estará dirigida por un mexicano, nuestro querido maestro Iván López Reynoso, uno de los grandes directores que tenemos hoy en día, y me acompañará en el escenario el barítono Alfredo Daza”, también mexicano, adelanta el tenor.
“Me enorgullece y me llena de ilusión estar con tres amigos mexicanos en una producción y en un escenario de Estados Unidos”, añade Javier.
De su presencia en el Teatro San Marco de Nápoles, Camarena expresa: “será la primera vez que se presente esta ópera en ese escenario con tanta historia y, como mexicano, ser el primer Romeo en este teatro, me llena de un orgullo particular, esa será la cereza del pastel”, sostiene.
España lo espera los próximos días 20 y 30 de julio, en los que ofrecerá sendos conciertos en el Festival de Uclés en Cuenca y en la capital, en las Noches del Botánico con la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
En noviembre tendrá una presentación en el Festival Donizetti de Bérgamo, Italia, en una nueva producción de “Don Pasquale”, con lo que concluirá 2024, e iniciará 2025 –en enero y febrero – en el Liceu de Barcelona cantando el rol de Alfredo en “La Traviata”.
De Xalapa para el mundo
Javier Camarena (Xalapa, 1976) descubrió su pasión por la ópera en una clase de italiano, siendo apenas un muchacho.
“Yo no conocía la ópera, en mi familia, en Xalapa, no había una cultura musical que alcanzara ese género, fue en una clase de italiano, ni siquiera de canto, donde me mostraron la ópera por primera vez, y dije ‘esto es lo que yo quiero hacer con mi vida’, y lo que siguió fue ponerme a trabajar en ello”, comparte el tenor.
Tras ocho años de formación marchó a Suiza a seguir preparándose, porque –dice– “no te puedes quedar sólo con lo que aprendes en la escuela”. Hoy en día es un referente a escala mundial y posee la experiencia suficiente para asegurar que lograr éxito en la carrera musical, y en particular en la de cantante de ópera, requiere de mucho esfuerzo, pero ante todo de una decisión personal, no siempre fácil, de decidirse a abrazar esa vida, con la incertidumbre económica y profesional que ello implica. "Esta es quizás la parte más difícil, decirte a ti mismo y a la gente que eres un soñador, y que vas a luchar por ese sueño".
Con 20 años de carrera, Javier Camarena se dice satisfecho. “En esta carrera, como en muchas otras disciplinas, la meta no es llegar a un lugar sino permanecer; dice la canción ‘que veinte años no es nada’, pero sí que ha habido muchos sacrificios, trabajo y disciplina constantes (...) seguir teniendo esta presencia internacional, siendo requerido por los teatros, y teniendo esta posibilidad de hacer representaciones que pueden significar algo en la historia, es algo que me llena de muchísima satisfacción y es como cosechar los frutos del trabajo realizado en todos estos años”.
Y añade: “siento una enorme gratitud hacia toda la gente que ha estado a mi alrededor, principalmente hacia mi familia, porque siempre han estado apoyándome en todo lo que implica esta carrera”.
Advertencia a los jóvenes
No obstante el éxito que ha forjado en estas dos décadas, Camarena lanza una advertencia a quienes aspiran a hacer una carrera como la suya, que puede resumirse en dos premisas: hay que darlo todo y estar preparado para no ser la gran estrella que todos los maestros y los propios cantantes quieren, porque la competencia en el mundo del bel canto “es durísima” y juegan en ella muchos factores, más allá de la voz o la presencia dramática.
“Dedicarse a la música es ir a contracorriente, porque no es una carrera barata, y además no basta con lo que te enseñan en la escuela, hay que invertir mucho y buscar otros horizontes, en particular en la carrera de un cantante de ópera hay tener dominio de idiomas, saber leer una partitura, conocer los géneros, los estilos y las épocas, y cómo se canta cada cosa; tomar cursos de actuación, de maquillaje, viajar; quienes nos dedicamos a esto sabemos que es así y lo hacemos porque nos gusta”.
“No todos serán las grandes estrellas del escenario, pero hay otras variantes en la música y en el canto donde puede un artista realizarse profesionalmente, como la musicología, la pedagogía musical, o el canto coral; no todos pueden ni tienen que ser solistas; en México, hace falta que en las escuelas se inculque eso en los alumnos, para evitar frustraciones futuras”.
Sin embargo, reconoce que en el país hacen falta apoyos públicos y privados en dos sentidos: para continuar la formación de los artistas después del periodo escolar y para promover más espacios escénicos y más oferta laboral.
“Una oferta laboral a la que uno pueda aspirar dentro de México, hace muchísima falta; por ejemplo, tener un teatro que sea capaz de competir con la oferta de la Ópera Estatal de Viena o el Metropolitan de Nueva York, y que tengas la oportunidad de un trabajo constante, de un salario digno (...), cualquier artista que esté haciendo carrera fuera de México te diría lo mucho que nos gustaría trabajar dentro de nuestro país y tener aquí todas esas oportunidades que uno busca cuando sale al extranjero”.
También señala que en México hace falta invertir en mayor producción y promoción de la música y de la ópera en particular. “Todo mundo sabe cuál es la oferta en el Auditorio Nacional, pero cuántos saben que se exhibe en el Palacio de Bellas Artes, son dos instituciones distintas y se mueven distinto, pero en el caso de Bellas Artes siempre se ha padecido la constante de los recortes presupuestales, y esto es tristísimo, y es difícil para una compañía de la que tanto personal depende”.
La ópera no es aburrida
Javier Camarena sostiene que hay que acabar con el mito de que la ópera es aburrida.
“Necesitamos desmitificar que la ópera es aburrida, como nos la pintan en el cine; te la presentan con salas vacías o con dos viejitos que se están durmiendo, eso no es cierto, todos los teatros de ópera en Europa están llenos de gente y de todas las edades”.
Le gustaría que los jóvenes pudieran acercarse al género, pero para eso – matiza–, “lo primero que les diría es que dejen sus teléfonos celulares, sus ipads, y sus tablets, y que salga un poquito de ese mundo virtual; con el auge de la tecnología, las nuevas generaciones tienen una capacidad de atención menor, están acostumbrados a videos en TikTok que sólo les requieren segundos, y sin esa capacidad básica de enfocarse, seguir una ópera va a ser muy difícil. Una ópera requiere atención, deben olvidarse del mundo virtual y disfrutar de esa experiencia: desde llegar al teatro, admirar su arquitectura, contagiarte de esa atmósfera, sumarte a ese colectivo, vibrar con la orquesta, apreciar el trabajo de los cantantes, sin sonido amplificado, y concentrarte en una historia que se te narrará con la música”.
El idioma –añade– tampoco puede ser un obstáculo. “¡Estás cantando canciones de BTS en coreano y dices que no vas a entender el italiano, hazme el favor! Date la oportunidad de apreciar algo nuevo, algo diferente, eso les diría a los jóvenes”.
Pese a su brillante desempeño, a los éxitos cosechados y a ser un indiscutible embajador mexicano en el ámbito de la ópera internacional, Javier Camarena no se siente aún en la cima – como Ramón Vargas, el tenor connacional de quien se declara ferviente admirador – sino apenas “a medio camino”, y actualmente trabaja muy acuciosamente para renovar el repertorio que lo acompañará en los siguientes diez años, de acuerdo con la madurez de su voz, y en cumplir otro “sueño de vida” que le emociona: cantar “La bohème”.

