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Arte e Ideas

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Cuentos modernos de horror mexicano

En su libro Los atacantes, Alberto Chimal describe cómo las historias de miedo cambian constantemente de escenarios, de personajes y de tramas, para reflejar los miedos de la sociedad actual mexicana.

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Si alguien conoce el horror y el miedo a lo desconocido es Alberto Chimal, uno de los escritores más representativos en el tema.

Su nuevo libro, Los atacantes (Páginas de Espuma) recopila una serie de cuentos sobre narcos, acosadores de Internet y asesinos en narraciones intrincadas, atemorizantes y, sobre todo, reveladoras, salpicadas de la sangre y la violencia que se vive en México.

En el libro, el horror no proviene de los fantasmas, hombres lobo o elementos comúnmente asociados al género.

Bueno, las historias de miedo cambian constantemente de escenarios, de personajes y de tramas para reflejar los miedos de la sociedad o el entorno en que se escriben. La literatura dialoga con las preocupaciones de la sociedad a la que pertenece y (entre todo lo demás) colabora con ella para expresar sus pesadillas, igual que para expresar sus aspiraciones. En el México prehispánico, por poner un ejemplo, los personajes atemorizantes eran totalmente distintos, como sabemos, que los que tú mencionas y los que algunos usamos actualmente.

¿La realidad se ha vuelto más aterradora que los viejos cuentos de terror?

Se ha vuelto aterradora de un modo distinto de lo que era antes. Reaccionamos de nuevas formas ante los sucesos terribles. Para contarnos esos miedos y darles sentido (con lo cual, incluso, se les puede perder un poco el miedo) necesitamos nuevas historias.

En estos tiempos sorprender al lector es muy difícil. ¿Cómo enfrentas el reto?

Lo primero, creo, es partir de lo que a mí mismo me asusta como persona, como habitante de este país en este momento. Esto se expresa de alguna manera en los textos. Y lo segundo es que no me interesa sobresaltar o repeler al lector: estamos demasiado acostumbrados a la exposición directa y cruda de la violencia. En cambio, me interesa lograr que los textos logren una inquietud más sutil, más insidiosa. A la vez, los cuentos son más directos de lo que suelen ser mis textos narrativos: me interesan las innovaciones formales, y hay algunos juegos y experimentos en ellos, pero en este proyecto le di prioridad a la trama y los personajes.

Usas elementos contemporáneos en los cuentos: del acosador en Internet al narco. Hay un vampiro o un zombi, pero no es el relato antiguo. ¿Qué intentas hacer?

Me da gusto que hayas observado al vampiro (que de hecho, como también habrás visto, se las arregla para sobrevivir bastante bien en un narcoestado).

Trato de reutilizar algunos recursos clásicos, incluyendo aquellos personajes: reinterpretarlos en un contexto que resulte más cercano o por lo menos distinto de lo habitual para lectores de hoy.

La ficción le queda corta a los descabezados, a Ayotzinapa y a los asesinatos diarios

Tiene algunos elementos sobrenaturales, pero en general viene de donde viene el miedo desde el comienzo de nuestra especie, que es de lo desconocido: lo que está más allá de nuestra comprensión y nuestro control.

Éstos son los ingredientes básicos de las historias de miedo.

El nuestro es un contexto en la que, por decir algo, no tenemos pandemias absolutamente incontrolables (como la peste negra que dio origen a tantas historias en la Europa medieval y después), pero sí tenemos organizaciones con un poder tremendo, devastador y aparentemente libre de contrapesos, que jamás sienten que sus acciones tengan consecuencias y por lo tanto se permiten hacer casi cualquier cosa, sin importar a quiénes dañan o matan en el proceso: gobiernos, empresas, crimen organizado que nos tienen a su merced y han corrompido el pacto social de manera pavorosa.

Algunos de los textos del libro vienen de la conciencia de que vivimos a merced de esos poderes fácticos, indefensos ante su impunidad.

Manifiestan estas situaciones y estados de ánimo por medio de la ficción.

En particular, el cuento del acosador en Internet me parece terrorífico. ¿Te sucedió algo así?

De hecho sí, hace años. La situación no llegó a ser tan terrible como la que vive mi personaje, afortunadamente, pero sí fue muy perturbadora y duró mucho.

¿Crees que el género de terror en la literatura mexicana vive su mejor momento?

Creo que no hay todavía un género como tal, pues tendría que haber muchos autores especializados y escribiendo obras más o menos homogéneas.

Pero sí tenemos un gran momento de la narrativa que utiliza el horror y el miedo como temas.

Es más fácil verlo, tal vez, en la narrativa de la violencia, pero hay muchas obras interesantes más allá de ese conjunto y muchos autores, en especial jóvenes, utilizando estos recursos de diferentes formas.

vicente.gutierrez@eleconomista.mx

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