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Política

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Recrudecimiento de la violencia, la otra tragedia que amenaza a Acapulco

Según Francisco Rivas, Guerrero es un estado colapsado institucionalmente y controlado por grupos de la delincuencia organizada. Para David Saucedo, los narcotraficantes buscarán los ingresos que dejaron de percibir en el narcomenudeo y extorsión a empresarios y comerciantes, en la población civil, altamente vulnerable.

Conato de incendio y ejercito Acapulco-7Rogelio Morales Ponce @Cuartoscuro, Cuartoscuro.com

Al desastre ocasionado por el huracán Otis, en Acapulco y Coyuca de Benítez, Guerrero, se suma la amenaza de agudización de la inseguridad que ya padecía esa región del país, ante la debilidad institucional que arrastra desde hace decenios y la peligrosa expansión de organizaciones criminales.

La desgracia que provocó el violento ciclón ocurrió en un momento donde las instituciones de seguridad estatales se encuentran totalmente colapsadas; alrededor de 16 bandas de la delincuencia organizada operan en su territorio y, al menos, tres se disputan la plaza de Acapulco, con la violencia que eso implica, y delitos, como homicidio y extorsión, aumentan peligrosamente.

Lo preocupante es que, a la devastación de viviendas, infraestructura urbana y turística (que es la actividad económica que sustenta al estado), se suma la amenaza de la mutación del crimen organizado, que busca ya, compensar los ingresos que dejó de percibir por el narcomenudeo y la extorsión a comerciantes y empresarios, en una población damnificada, altamente vulnerable.

Por ello, especialistas en políticas públicas en materia de seguridad exponen que es necesario implementar una estrategia de seguridad que acompañe a las acciones de atención a los miles de damnificados y los trabajos de reconstrucción de la llamada Perla del Pacífico mexicano.

Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), enfatizó que la seguridad debió garantizarse desde antes de que ocurriera la tragedia.

El reconocido analista subrayó que el desastre es solo la punta del iceberg que representa el severo problema que se padecerá en los próximos años, si no se toman las medidas necesarias, pues los delincuentes van a ser quienes controlen la reconstrucción, y ya están preparados para ello.

Dijo que Guerrero es un estado absolutamente colapsado institucionalmente y controlado por los grupos delictivos.

“Eso se ve no solo en la Costa Grande, también en la Costa Chica, en la Sierra, etcétera y no solo por narcotráfico, sino por extorsión, trata de personas, tráfico de personas, contrabando y piratería. Es un estado que ha sido históricamente violento, corrupto e impune”, recalcó.

Tasa de extorsión escala de 4.03 en 2015 a 7.07 en 2022

De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la tasa anual del delito de extorsión por cada 100,000 habitantes en Guerrero, pasó de 4.03 en 2015 a 7.07 en 2022. Si bien, entre 2021 y 2022, ese indicador estuvo por debajo de la tasa promedio nacional, en 2018, 2019 y 2020, se ubicó por encima del promedio nacional.

Datos de la misma fuente, sistematizados por el ONC, muestran que, en Acapulco, la tasa de extorsión se ha mantenido prácticamente siempre por encima del promedio estatal mensual, al menos desde 2016 y con constantes picos pronunciados.

Lo miso ha ocurrido con el delito de homicidio doloso, donde, de enero de 2015 a la fecha, la tasa mensual, en Acapulco, sólo ha estado por debajo de la tasa estatal en dos ocasiones y, a tasa anual, Guerrero siempre ha estado por encima de la tasa nacional.

Actualmente, la tasa de homicidio doloso en Guerrero es de 29.08 y en el país de 14.64.

Si se consideran todo tipo de defunciones por homicidio, Guerrero ocupa el noveno lugar, con 39.1 por cada 100,000 habitantes. Yucatán tiene la tasa menor y es de 2.3.

En materia de percepción de inseguridad, datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) del Inegi, muestran que desde 2011 a 2023, solo en 2022 el porcentaje de población que se siente insegura en Guerrero fue menor que el promedio nacional. 

Actualmente 76.7% de la población guerrerense se siente insegura. A escala nacional ese indicador es de 74.6 por ciento. Hoy Guerrero ocupa la posición 14 en la lista de estados donde la población se siente más insegura.

A escala nacional Zacatecas es la entidad donde más porcentaje de la población se siente insegura (91.9%) y donde la proporción en menor es Baja California Sur (33.4%). 

Es la entidad donde hay la menor probabilidad de que se esclarezcan los delitos

Gran parte de esa situación se explica por la debilidad institucional. De acuerdo con el Índice de Paz México 2023, del Instituto de Economía y Paz, Guerrero se encuentra en el lugar número 21 de los estados mexicanos ordenada de mejor a peor situación en esa materia.

Asimismo, en 2022, Guerrero fue la tercera entidad donde más homicidios de policías se registraron (24) y fue el quinto con mayor costo económico de la violencia (32.5 de su Producto Interno Bruto). 

En 2021, el Índice estatal de desempeño de Procuradurías y Fiscalías (IEDF) 2021, de Impunidad Cero, señaló que Guerrero es la entidad donde hay la menor probabilidad de que se esclarezcan los delitos. Es de 0.1 por ciento. Además, fue el tercer estado con mayor nivel de impunidad en homicidio doloso (98.8%). 

Por otra parte, en abril pasado, el periódico El Sur de Guerrero dio a conocer un informe de la Fiscalía del estado, según el cual, operan en la entidad 16 grupos de la delincuencia organizada que se disputan el control de territorios. Destaca la expansión de La Familia Michoacana, Los Tlacos y Los Ardillos.

En la región de la Tierra Caliente operan la Familia Michoacana, Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Tequileros; en La Costa Grande, CJNG, Los Granados, Los Arreola, Los Maldonado, Los Viagras y La Familia Michoacana; en el Norte, Los Tlacos, La Bandera y la Familia Michoacana; en el Centro, Los Tlacos, Los Ardillos y Cárteles Unidos; en La Montaña Los Tlacos- Rojos y Los Ardillos; en la Costa Chica Los Rusos-Cartel de Caborca, Los Añorve, Los Carrillo y Los Ardillos, mientras que en Acapulco Los Rusos y el Cártel Independiente de Acapulco (Cida).

Francisco Rivas recalcó que, en Guerrero, “tenemos a policías absolutamente rebasadas, mal pagadas, mal capacitadas; tenemos una fiscalía sumamente deficiente y con enormes casos de corrupción”.

Dijo que basta recordar el caso de la quema de algunos mercados en pleno centro de Acapulco, como para tener una idea de cómo está la situación. “Guerrero es un estado sumamente descompuesto”.

Asimismo, comentó que se sabe que el propio senador Félix Salgado Macedonio, padre de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, es una persona cercana y con nexos con la delincuencia organizada desde hace mucho tiempo y se habla de cómo esa situación ha permitido el crecimiento de grupos delictivos porque a ellos les deben muchísimos votos.

También recordó el caso de la presidenta municipal de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, quien se reunía con el líder de Los Ardillos Celso Ortega Jiménez.

Al no tener una Fiscalía General de la República realmente en operaciones, pues su titular solo atiende los casos contra adversarios políticos de sus adversarios, no realiza investigaciones que se requieren en casos como el de la alcaldesa de Chilpancingo o el senador Félix Salgado Macedonio, añadió.

Cida, CDS y CJNG se disputan violentamente acapulco

Por su parte, el consultor en materia de seguridad, David Saucedo, explicó que actualmente tres grupos de la delincuencia organizada disputan Acapulco y son el Cida, el Cartel de Sinaloa que tiene presencia a través de un grupo llamado Los Rusos y el CJNG.

El especialista llamó la atención en que luego del desastre en Acapulco y Coyuca de Benítez (los primeros en ser declarados zona de desastre por el gobierno federal), los grupos criminales se van a adaptar, con la increíble ductilidad que tienen y seguramente van a desarrollar actividades ilícitas alternas, que les permitan obtener los ingresos que dejaron de percibir.

Explicó que el Cida y Los Rusos, se dedican a distintas actividades ilícitas y van a resentir una merma importante en sus ingresos, porque además del narcomenudeo, se dedicaban al cobro de piso, extorsión, robo a transporte de carga y contrabando.

Lo delicado, añadió, es que esa merma en sus ingresos seguramente los llevará al desarrollo de mercados negros de víveres, medicinas y alimentos.

Por otra parte, dijo que ya hay evidencia de que algunas organizaciones criminales están dirigiendo la rapiña, sobre todo cuando se dieron los saqueos a tiendas departamentales, a donde movilizaron a sus células de sicarios.

Lo que sí se puede descartar desde hoy, añadió, es que vayan a retirarse, sobre todo porque el desastre no impedirá que continúen realizando actividades como el trasiego de la droga que llega a las playas de Acapulco, a través de lanchas rápidas, en la ruta desde Centroamérica, rumbo al sur de Estados Unidos.

Llamó la atención en que la tragedia generará incentivos perversos para que jóvenes que no encuentren oportunidades en una actividad lícita, decidan buscar ingresos mediante actividades delictivas adhiriéndose a grupos de la delincuencia organizada.

Además, dijo que no debe descartarse la posibilidad de que lleguen al puerto otras organizaciones criminales, aprovechando la “oportunidad” que representa el desastre para hacer presencia en ese lugar.

En ese sentido, mencionó que, seguramente, el desastre acentuará el declive en la producción de marihuana y goma de opio en Guerrero y habrá una afectación a la producción de drogas sintéticas, que era una actividad que durante los últimos meses estaba en ascenso.

Tal vez será la única actividad criminal que irá a la baja, porque la activa presencia de “la maña”, la debilidad institucional y los espacios que ha dejado el gobierno hacen que el recrudecimiento de la violencia sea la otra tragedia que amenaza a Acapulco.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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