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Opinión

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Víctor Loustalot y 20 años de juego

Gabriela Gorab | Entre quimeras y palabras

“El juego es la forma más elevada de la investigación”.

Albert Einstein

A lo largo de dos décadas, Víctor Loustalot ha sido uno de los nombres clave detrás de un fenómeno que trasciende el mundo del retail y se convierte, año con año, en una experiencia emocional para miles de familias mexicanas. Su visión —hoy parte de la tradición decembrina del país— permitió que Expo Tus Juguetes se consolidara como un espacio donde la memoria, la imaginación y la convivencia se entrelazan con naturalidad.

Loustalot entendió algo esencial: los juguetes no solo se compran, se viven. Desde sus inicios, la propuesta no buscó replicar la lógica de una tienda, sino crear un universo interactivo que conectara a generaciones enteras. Esta intuición abrió un territorio donde padres, hijos y abuelos pueden compartir un mismo lenguaje: el del juego.

Con el tiempo, esa apuesta también profesionalizó la cadena de valor del sector juguetero. Reunir a las principales marcas en un mismo lugar permitió observar, de manera directa, tendencias reales del consumidor, no desde un estudio sino desde la emoción espontánea de los niños. Así, el encuentro se transformó en un laboratorio donde el comportamiento del público revelaba qué líneas, licencias y productos resonaban con mayor fuerza.

A veinte años de su primera edición, el contexto ha cambiado profundamente: niños hipermediatizados, padres con nuevos hábitos de compra, coleccionismo adulto, productos híbridos y públicos que se mueven entre lo digital y lo físico. Sin embargo, lo que permanece es la centralidad del juego tangible. Continúa el mismo patrón: la elección por edades, por categorías tradicionales y, desde hace algunos años, la presencia creciente de los kidults, adultos que regresan al juego desde la nostalgia, la estética o el coleccionismo.

La edición 2025 —que se celebrará del 18 de diciembre al 6 de enero de 2026 en el Centro Internacional de Exposiciones y Convenciones del WTC con entrada libre— reunirá a 55 marcas y espera recibir a más de 150,000 visitantes.

Entre sus novedades se encuentra uno de los espacios más anticipados por el público: un pabellón dedicado a Pokémon, con actividades, encuentros y dinámicas interactivas; además de áreas dirigidas a mascotas, playgrounds gratuitos, zonas de creatividad y torneos. Este año también se reconocerá al visitante número tres millones, un gesto simbólico que subraya la continuidad de una comunidad que ha crecido junto con el evento.

Detrás de esa arquitectura organizativa se encuentran CIEC-WTC, SUMA Eventos y el equipo operativo donde participa Juguetrón, que en su momento enfrentó el desafío de convencer a un sector escéptico de apostar por una experiencia completamente distinta al modelo tradicional de compra. Una vez consolidado el proyecto, el crecimiento fue sostenido y trazado desde la observación del público en tiempo real.

Hoy, más allá de su dimensión comercial, el encuentro conserva un peso cultural. Las familias pasan en promedio tres horas dentro del espacio: juegan, conversan, prueban diversos productos y comparan opciones.

En paralelo, subsiste un elemento que ninguna tendencia ha desplazado: la fuerza de la tradición de los Reyes Magos. Aproximadamente el 70% de las compras ocurre en los días previos al 6 de enero, cuando la urgencia, la ilusión y los afectos confluyen en historias que recuerdan la carga emocional del juego.

Aunque la tecnología es parte del panorama —especialmente en dinámicas de promoción y en juguetes que incorporan realidad aumentada— no ha sustituido el vínculo esencial: la experiencia compartida entre padres e hijos. La imaginación sigue siendo el territorio donde ocurre la verdadera transformación.

“Este aniversario no solo celebra la historia de un evento, sino la tradición y la magia construidas durante todos estos años”, afirma Alejandro Linares, de SUMA Eventos.

Esa combinación —memoria familiar, prácticas culturales y nuevas formas de consumo— explica por qué, dos décadas después, lo que comenzó como un experimento se ha convertido en un espacio donde la ilusión continúa siendo el elemento que articula cada diciembre.

La historia de estas dos décadas puede resumirse así: detrás de los juguetes y las cifras, persiste la intención original de Loustalot y de todo su equipo.

Es un recordatorio de que el juego, en un país donde la imaginación es un recurso inagotable, puede seguir siendo el punto donde se encuentran la tradición, el deseo y la sorpresa.

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Licenciada en Artes por la Bond University, de Australia, cuenta con un programa de Emprendimiento por el MIT. Es socia de El Lion que Ruge Films, una compañía independiente de producción cinematográfica. Colabora y es consejera en diversos medios con temas relacionados al arte, la cultura y la innovación. Curadora y Co-Fundadora de Artists’ Container.

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