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Otro rescate inútil de Pemex
Gabriel Quadri de la Torre | Verde en serio
En los últimos años Pemex ha visto reducirse el número de pozos petroleros en operación. La producción de crudo (incluyendo condensados) ha disminuido de 1.9 a 1.6 millones de barriles diarios (mdbd) en apenas dos años, a pesar de ser casi la única actividad rentable del monopolio petrolero. Por su lado, la producción de refinados (petrolíferos) en las refinerías, incluyendo gasolinas, diésel, turbosina, gas LP y combustóleo ha aumentado en dos años de 838,000 barriles diarios (bd) a 935,000 bd. El problema es que Pemex, entre más refina, más pierde. Casi la cuarta parte de lo producido en las refinerías es combustóleo, un producto que nadie quiere, altamente contaminante. Para deshacerse del combustóleo, Pemex lo mezcla con crudo ligero de alta calidad – adulterándolo – para exportarlo a Estados Unidos, lo que degrada el precio de venta, y reduce los ingresos por exportación. La producción de gas natural ha caído en dos años de 4.1 a 3.5 mil millones de pies cúbicos diarios. Se estima que más del 25% del gas producido es desperdiciado, quemado o venteado en la atmósfera, siendo un potente gas de efecto invernadero. Las emisiones de Pemex de CO2e han aumentado en apenas 24 meses, de 30 a 32 millones de toneladas (datos trimestrales) en el mismo periodo. Pemex es responsable del 15% de las emisiones totales de México de CO2e. El patrimonio de Pemex es negativo, pasó en tres años de (-)1.6 billones a (-) 2 billones de pesos, lo que representa casi el 6% del PIB. El monopolio petrolero está escandalosamente quebrado. Es la petrolera más endeudada del mundo: su deuda financiera es aproximadamente de 100,000 millones de dólares, y su deuda con proveedores, de 500,000 millones de pesos. No se sabe cómo va a pagarlas.
En este contexto, se presentó hace unos días otro programa de rescate de Pemex. Incluye un vehículo de financiamiento garantizado por el gobierno federal por 12,000 millones de USD, transferidos a Pemex como bonos del tesoro Norteamericano para cubrir deuda de corto plazo. El gobierno seguirá aportando capital a Pemex (dicen) sólo dos años más. Suponen que, en 2027, Pemex será capaz de pagar su deuda por sí mismo, gracias a nuevos proyectos, supuestamente, con participación privada. Es una forma agónica de reconocer que, sin participación privada, Pemex está perdido, y que fue un capricho delirante abortar la reforma energética “neoliberal” del 2013. Se plantea un fondo de 250,000 millones de pesos para invertir en exploración y producción: la mitad, de la banca de desarrollo, y la otra mitad del sector privado. No se sabe cómo empresas privadas invertirán en ello (como socios minoritarios) sin licitaciones o rondas petroleras (“neoliberales”) y sin ninguna certeza jurídica, sobre todo, después de la destrucción del Poder Judicial. La banca de desarrollo (Banobras), ahora, en vez de financiar infraestructura y servicios públicos, va a despilfarrar dinero en Pemex. Las reservas valiosas de hidrocarburos en México son no convencionales (están en shale y aguas ultraprofundas). Esto contradice la doctrina gubernamental de prohibir el fracking y la inversión privada plena (mayoritaria) en nuevos yacimientos. El programa anunciado no expresa nada claro con respecto a como financiar la rehabilitación de las refinerías, ni de plantas petroquímicas, ni cómo reducir la quema de gas en la atmósfera. Tampoco, de cómo va a financiar idílicas aspiraciones de cogeneración y explotación de litio.
Lo peor es que todo esto resulta ser irrelevante dada la enfermedad terminal de Pemex en transformación industrial (refinación y petroquímica). Las refinerías de Pemex procesan crudo muy pesado (es lo que hay), con muchos asfaltenos, metales y azufre. Pemex pierde en promedio 40 USD por cada barril de crudo refinado, lo que, en total, absorbe los rendimientos o utilidades de la venta de petróleo crudo, y genera pérdidas astronómicas. Como se produce y se exporta menos petróleo y se refina más, Pemex pierde más dinero. Pero esa es la ideología de la 4T. Hay que recordar la falaz ocurrencia del líder máximo de la 4T, de que es “mejor” vender jugo de naranja (productos refinados) que naranjas (petróleo). El problema es que entre más “jugo de naranja” (refinados) produce Pemex, más dinero pierde (585,000 mdp en 2024). La soberanía energética queda como una entelequia. En gas, no tenemos prácticamente ninguna capacidad de almacenamiento, ni operativa ni estratégica. Si Trump cierra la válvula, o si hay un accidente o o sabotaje, el país queda inmediatamente paralizado. El 90% del gas que usan CFE y la industria es importado y producido por fracking en Estados Unidos. El 70% de la electricidad se genera con gas. ¿Se va a levantar la prohibición del fracking en México? En suma: el Nudo Gordiano son los pasivos en refinación. Una empresa racional, los daría de baja, vendiéndolos o liquidándolos. Es la única forma de parar la hemorragia. El nuevo “rescate” lo elude. Malas noticias para Pemex, para el erario, y para México.