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El miedo
Un sentimiento que ronda en diversos sectores de la población mundial es el miedo. Ese temor producto de la incertidumbre, pero también de las expresiones autoritarias de aquellos que, habiendo utilizado los instrumentos de la democracia para llegar al poder, ahora amenazan con destruir a sus opositores o incluso a aquellos que se atreven a expresar una opinión contraria a la suya. El miedo por lo que una fuerza incontenible puede hacerle al ser humano, se convirtió en el arma más eficaz contra la democracia y la ciudadanía misma.
El retorno de un Trump ensoberbecido y dispuesto no sólo a vengarse de quienes quisieron aplicarle la ley y enviarlo a la cárcel, sino también de todas las democracias que festejaron su derrota electoral en el 2020, ha destrozado el esquema de alianzas existente desde la disolución del bloque comunista y el empoderamiento de Putin unos años después.
Intentando copiar el sistema ruso con el que el dictador de Moscú mantiene a raya a sus opositores, Trump utiliza el lenguaje del terror con el que pretende imponer un nuevo orden mundial en alianza con Rusia y en su momento con China, bajo la lógica de la fuerza con la que cuenta para imponer sus decisiones.
Si este hombre pudo ser contenido durante su primer mandato por las resistencias legales y políticas de ese momento, en su retorno a la Casa Blanca no hay nada que lo pare. El espectáculo de bajeza con el que pretendió humillar y someter a Zelenski, únicamente demostró su estrategia de presentarse públicamente como un déspota brutal e ignorante, sin respeto alguno por nadie que no demuestre incondicionalidad ante sus posturas.
Ante esta situación donde el miedo por lo que Trump pueda hacer con su poderío es una realidad incuestionable, la necesidad de un nuevo sistema de alianzas se vuelve indispensable. Para México este escenario se muestra sumamente complicado en la medida en la que su interdependencia con la economía norteamericana es indisoluble, y aunque en términos del tipo de régimen político la 4T y Trump coinciden en las formas, el hecho de que Washington vea como enemigo a nuestro país es un serio problema a enfrentar.
Tratar de abordar al gigante enloquecido plantándole cara y con el nacionalismo retórico como arma no parece funcionar mucho. La entrega de 29 capos de la droga y la instrumentación de una política de seguridad activa y radicalmente distinta a la anterior, aunado al mecanismo de contención de inmigrantes indocumentados, son gestos que satisfacen a Trump, pero no evitan que nos siga golpeando constantemente.
Buscar a la Unión Europea, a Canadá y a gobiernos democráticos como un dique de contención frente a la amenaza trumpista parecería ser el mejor camino, pero no es eso lo que piensa el gobierno mexicano. Ni modo, el miedo sí funciona como arma eficaz.