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Tapa bocas para algunos o para todos
Hace unos días el Dr. Arturo Herrera, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dejó un mensaje muy claro: “el uso del cubrebocas permitirá relanzar con mayor éxito la economía, luego de considerar que la pandemia durará más de lo previsto originalmente”. En lugar de acudir al socorrido terreno de que "la ausencia de evidencia, se usa como evidencia para no actuar" las palabras de Herrera nos dicen indirectamente, que cada peso que se invierta en promover y usar apropiadamente el cubrebocas ayudará más a la economía del país. Además, hizo un reconocimiento público a los industriales que usan cubrebocas y caretas en las reuniones y habló de escenarios a futuro para vivir con la pandemia mientras llega la vacuna.
Los componentes de esta escueta narrativa son claros: las implicaciones económicas del uso del cubrebocas; la importancia de aprender a convivir con la pandemia. Por eso considero que la felicitación debe extenderse a todos los que han aprendido a usar el cubrebocas en lugares cerrados y que lo portan con orgullo cuando están trabajando, cuando suben al transporte público y en sus interacciones en la calle. Decía un arquitecto: “si llevo cubrebocas a la obra, los albañiles me chiflan…” ¿Será por eso que algunos prefieren no usarlo?
Ante la merma económica y de capital humano que está viviendo la sociedad mexicana por la pandemia es necesario buscar acciones que dañen menos a la economía; que faciliten la salida de la población a la vía pública y que, a la vez, generen beneficios a la salud. Aunque desde el inicio de la epidemia la meta ha sido cortar la cadena de contagios de SARS-CoV-2 y con ello salvar vidas, el resultado no ha sido el esperado y se siguen acumulando casos nuevos confirmados y defunciones por Covid-19. Desde el primero de junio que se anunció “la nueva normalidad”, el número de casos confirmados asciende a 385,000, es decir 4 veces más que los 93,000 que se habían acumulado a esa fecha y las defunciones llegaron a 42,645, también 4.2 veces más que las reportadas hace 54 días.
A partir de la evidencia y la experiencia disponibles, se conoce que limitar el contacto cercano entre las personas infectadas y otras personas es fundamental para romper las cadenas de transmisión. A pesar de que en México se identifican y aíslan casos y contactos, no se ha logrado tomarle el pulso a la epidemia pues, a todas luces, resulta insuficiente el número de pruebas diagnósticas y por lo mismo no se tiene idea del número de infectados. Si la estrategia sigue siendo lograr la inmunidad de grupo, está será a un alto costo económico y social, pues aún hay un trecho largo por recorrer. La prevalencia de personas infectadas que estima el Instituto para la Métrica y Evaluación para la Salud (IHME por sus siglas en inglés) para finales de este mes es de 9.6%, es decir, alrededor de 12 millones de personas infectadas en el país. Aunque en algunas entidades como Baja California, Tabasco y ciudad de México la prevalencia estimada está por arriba de 20%.
De manera alternativa se puede acelerar la campaña promovida por la OMS (1), por IHME, por muchos países y por el secretario Herrera de usar cubrebocas de tela en lugares públicos donde hay transmisión comunitaria y donde otras medidas de prevención no son posibles o no se están cumpliendo (distanciamiento físico). La evidencia en la que se apoyan estas recomendaciones deriva de dos meta-análisis de 32 estudios, algunos de ellos ensayos aleatorizados publicados en mayo (2) y otro en junio (3), donde se prueba que la reducción de la infección respiratoria varía de 47% a 44% en entornos comunitarios y 66% en entornos hospitalarios con el uso permanente y combinado de cubrebocas y caretas.
Empleando la evidencia disponible, IHME elabora proyecciones de muertes por Covid-19 al mes de noviembre para México y los 32 estados considerando tres escenarios. Uno en el que prácticamente sería regresar a como estaba la movilidad antes del Covid-19; otro que incluye regresar al confinamiento cuando la epidemia supere 8 muertes por millón de habitantes en un día; y el tercero es considerando el segundo escenario, pero añadiendo el uso de cubrebocas en 95% de la población. Los resultados para México son: primer escenario, 95,062 defunciones por Covid-19. Segundo escenario, 86,636; y el tercer escenario, 75,540. Aunque hay mucho interés por volver a abrir toda la economía, es muy difícil que esto se haga por el alto costo en salud. Sin embargo, si calculamos la diferencia entre el peor y el mejor escenario, obtenemos 19,522 vidas que se salvarían, de las cuales 57% se relacionan con el uso universal y adecuado del cubrebocas.
Usar el cubrebocas no es un acto patriótico, ni necesita permisos especiales. Es un acto solidario que nos recuerda que el SARS-CoV-2 está presente, y lo estará por una docena de meses más. Ver al prójimo usando apropiadamente cubrebocas nos permitirá interactuar con más confianza, pues sabremos que hay menos riesgos de contagio. Por eso, una imagen, de quien sea, dice más que mil palabras.
*A la mascarilla que usa el personal de salud se le llama de diferentes maneras. Barbijo en Argentina y Bolivia; tapaboca en Cuba y México; cubrebocas en toda la región. Tapa bocas se refiere también a mascarillas no médicas que usa la población.
(1) World Health Organization. Transmission of SARS-CoV-2: implications for infection prevention precautions. Geneva, Switzerland, 2020 https://apps.who.int/iris/rest/bitstreams/1286634/retrieve.
(2) Liang M, Gao L, Cheng C, et al. Efficacy of face mask in preventing respiratory virus transmission: A systematic review and meta-analysis. Travel Med Infect Dis 2020; published online May 28. DOI:10.1016/j.tmaid.2020.101751.
(3) Chu DK, Akl EA, Duda S, et al. Physical distancing, face masks, and eye protection to prevent personto-person transmission of SARS-CoV-2 and COVID-19: a systematic review and meta-analysis. The Lancet 2020; 395: 1973–87.
*Rafael Lozano es profesor de la Universidad de Washington.
Twitter: @DrRafaelLozano