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Superdólar
La depreciación del peso ocurrió sin sobresaltos y hasta coincidió con un repunte en la Bolsa.
Desde que tengo memoria, el precio del dólar ha sido una preocupación en México. Como sabemos, nuestra economía está estrechamente ligada al billete verde a través de los flujos bilaterales de comercio, capital y deuda, así como a través del turismo y las remesas.
El récord histórico en el tipo de cambio por el que estamos atravesando sin duda tiene un impacto preocupante para empresas y gobiernos que deben pagar intereses y capital sobre deuda contratada en dólares. Un dólar fuerte eleva los costos de productores, comercios y prestadores de servicios en México que emplean insumos cotizados en dólares.
La problemática del superdólar significa que tendrá que haber ajustes desagradables. Para el gobierno federal el encarecimiento de los pagos de obligaciones en dólares se combina con la debilidad de los precios del petróleo. Con lo anterior, no quedará de otra que un presupuesto austero que no le caerá nada bien a las empresas que viven de venderle al gobierno. Muchos empleados, trabajadores por cuenta propia y consumidores también podrían perder su empleo y/o perder poder de compra.
Afortunadamente, los problemas que genera la apreciación del dólar vienen acompañados de oportunidades que pueden contrarrestar el efecto negativo inicial. En primer lugar, la austeridad presupuestal está forzando la racionalización del gasto, que implica la eliminación de programas redundantes o mal sustentados. En segundo lugar, el sector exportador puede capturar los beneficios de un peso debilitado. Además del abaratamiento relativo de nuestras mercancías, producir en México se vuelve aún más atractivo. Con ello, podríamos esperar que muchas empresas globales reasignaran una mayor parte de su producción a nuestro territorio, lo cual significaría mayor inversión, mayor empleo y mayores exportaciones de los sectores más competitivos del país. Ante el encarecimiento de insumos importados, productores nacionales de insumos substitutos podrían incrementar su escala y aumentar su productividad.
A pesar de que puedan ser dolorosos, los ajustes que veremos en México no se parecen en nada a los ajustes que vemos en China. En China, el gobierno ha devaluado su moneda buscando incentivar artificialmente sus exportaciones, mientras su Bolsa de Valores sigue cayendo. En México, el precio del dólar se determina libremente le convenga o no en la coyuntura al gobierno o a empresas influyentes. La depreciación del peso ocurrió sin sobresaltos y hasta coincidió con un repunte en la Bolsa.