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Pemex, a un paso de ser bono basura
Pemex sigue en llamas. En las últimas semanas la empresa se ha visto inmersa en explosiones, lamentables accidentes, huachicoleo, derrames de petróleo; y para cerrar con broche de oro, Moodys, una de las empresas más reconocidas en el mundo para medir el riesgo en empresas y países, bajó su perspectiva de calificación de estable a negativa.
Los principales razonamientos fueron: primero, que Pemex continuará registrando flujos negativos ya requiere cada vez más recursos para fondear las “constantes pérdidas en el negocio de refinación”; segundo, los altos gastos por servicio de su deuda debido al incremento en las tasas de interés; y tercero, los inminentes vencimientos de deuda para el periodo 2023-2025.
Ya lo habíamos dicho, el negocio de refinación no es negocio. Pemex pierde millones de dólares todos los días, y esa es la principal razón por la cual bajan su nota crediticia, lo que lo pone a un paso del bono basura.
El documento también indica que la empresa tiene un acceso muy limitado al mercado de capital debido a los enormes riesgos que tiene, incluyendo los políticos y sociales de México; esto impide que pueda negociar su deuda, que dicho sea de paso es la más grande del mundo, entre las empresas petroleras.
Además, revela datos de película de terror, pues menciona que debido a su incapacidad para invertir en investigación y desarrollo sólo podrá mantener su nivel de producción y reservas de petróleo y gas durante 2023, máximo 2024.
La calificadora recalca que sus niveles de flujo a marzo de este año son insuficientes para atender los compromisos de deuda. Esto es, con su debida proporción, como si una persona ya no pudiera pagar la mensualidad de su tarjeta de crédito por un montón de compras que hizo a plazos en fechas anteriores, pero quiere seguir gastando en fiestas y pachangas.
¿Entonces cómo sobrevive? Pemex gasta mal, no invierte y permanece en actividades altamente contaminantes y caras, pero sobrevive por las inyecciones permanentes de capital que hace el gobierno desde 2019. Son recursos millonarios que salen de cada uno de los impuestos que pagamos y que no se están usando para el mantenimiento de hospitales y escuelas, o para programas al campo o a los pequeños negocios; pero sí para ayudar al juguete de AMLO, y para construir su millonaria refinería, que no es más que un barril sin fondo.
Moodys reconoce que el gobierno actual seguramente seguirá compensando financieramente las pérdidas de Pemex. Pero que la próxima administración, no importa el partido que gane, tendría serias restricciones para mantenerlos por el reducido espacio fiscal que están dejando. Y si lo llegaran a hacer, las calificaciones del gobierno de México y la de Pemex podrían caer exponencialmente, con los riesgos tremendos que esto implica.
Concluye, recalcando que una mejora en la calificación es poco probable en el corto plazo y que es importante que implemente una estrategia diferente, empezando por un “plan creíble”, ¿así o más vergonzoso?
Todos reconocemos que Pemex ha contribuido al crecimiento y desarrollo de México, sin embargo, es urgente un cambio de rumbo en la política energética de nuestro país, y de paso poner a alguien al frente a quien sí entienda el negocio, porque la consecuencia de no hacerlo nos está costando mucho a cada mexicano.
Twitter: @PerezSoraya