Buscar
Opinión

Lectura 5:00 min

Paisaje después de la batalla

A veces, el pasado tiene la mala costumbre de regresar o tal vez recordarnos que nunca se fue del todo. No me refiero a la evocación, ese ejercicio que se vuelve vicio conforme uno envejece. No, sino a cosas concretas y poco gratas. El 6 de junio de 1944 ocurrió el desembarco de las tropas aliadas en Normandía, el día D. Hace pocos días, Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, Emmanuel Macron, presidente de Francia, el rey británico Carlos III, entre otros, rindieron homenaje a quienes lucharon para abrir un frente occidental contra los nazis, en lo que fue el principio del fin del régimen de Hitler. 

Muchos murieron en esas playas en una de las batallas más brutales de la historia. Algunos sobrevivientes señalaron, al ver la escena inicial de la película “Salvando al soldado Ryan” de Steven Spielberg, que el combate había sido muy parecido a eso, sin heroísmos, solo miedo y confusión porque la muerte podía venir de cualquier parte. Cuando vemos el homenaje o recordamos la historia pensamos que esa pesadilla se había ido para siempre. Pero no.

En el año de 2011, el profesor de Geología Earle McBride, de la Universidad de Texas en Austin, y su colega Dane Picard, de la Universidad de Utah, publicaron lo que encontraron en una muestra de arena de la playa de Omaha, en Normandía. Además de los materiales usuales que se encuentran en la arena de cualquier playa del mundo, hallaron que un 4% de los elementos microscópicos eran restos de metralla y cristales que se habían formado por el calor de aquella batalla ocurrida en 1944. 

El pasado está aquí, ahora.

Pero el pasado está no sólo en forma geológica. En las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la ultraderecha tuvo un avance notable, sobre todo en Francia, donde un arrinconado Macron ha disuelto la Asamblea Nacional y ha llamado a elecciones ante la fuerza de los partidarios de Marine Le Pen. El avance también ha sacudido a los Países Bajos, Austria y Alemania. Por lo pronto los partidos de centro ganaron con claridad la mayoría con el 65% de los votos para conservadores, socialistas, liberales y verdes. 

Sin embargo, en una declaración de abril pasado, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea no ha cerrado la puerta a una colaboración de la derecha clásica europea con algunos de los grupos de ultraderecha, como el de Georgia Meloni. Si a esto sumamos el muy posible regreso de Donald Trump en los Estados Unidos y fenómenos como el de Milei en Argentina, nos preguntaremos si la pérdida de valores como la inclusión, la solidaridad, el respeto al otro se están perdiendo a pasos agigantados.

Lo que une a las ultraderechas es el nacionalismo xenófobo, el autoritarismo y un populismo que seduce a grandes masas de la ciudadanía. Se adereza con grandes cantidades de posiciones antiderechos de las mujeres y de los colectivos LGBTQ+. 

El pasado que fue derrotado en Normandía está aquí, ahora.

Paisaje después de la batalla. No me refiero a la película de Andrzej Wajda de 1970, hecha en torno a los escritos del sobreviviente del Holocausto Tadeusz Borowski. Tampoco me refiero a la novela Paisajes después de la batalla (1982), de Juan Goytisolo. No. Me refiero al México posterior al 2 de junio.

Humean por aquí y por allá las promesas rotas de triunfos en contra de la aplanadora morenista. Los generales no se hacen cargo de su derrota y no salen a explicarnos qué pasó, qué fue lo que falló. Claudio X. González, Santiago Taboada, Marko Cortés, Alejandro Moreno o Jesús Zambrano.

Ahora, no pueden aducir que los apoyos sociales o los siervos de la Nación, o las intervenciones ilegales de López Obrador en las campañas fueron la razón del fracaso. Tampoco señalar que el dinero público o del narco usado en las campañas adelantadas de MORENA fue el culpable. Todo eso ya se sabía y contra eso prometieron que marcharíamos juntos. 

Todos los generales están lamiéndose sus heridas. Un PRD sin registro se aferra a una multitud de recursos legales que no parece le vayan a servir; el PAN habla de cambiar, pero no tiene rumbo, el PRI calla y algunos líderes de la Marea Rosa hablan de crear un partido nuevo.

El viejo autoritarismo paternalista está de vuelta, ese que da poco, pero pide lealtad al líder absoluto de la silla presidencial. La verdad es que nunca lo desmontamos del todo. Sólo estaba descansando. Somos el pueblo, no una nación de ciudadanas, ciudadanos y ciudadanes. 

Aprendimos una dura lección: el presente no nos vacuna contra el pasado.

Temas relacionados

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas