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Opinión

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Licitación de TV: el conflicto de Germán Larrea

La licitación de las dos nuevas cadenas nacionales de televisión ha empezado a dar sorpresas.

La periodista Lourdes Mendoza sorprendió a la industria con la primicia de que Germán Larrea, dueño de Grupo México, Ferromex y otras muchas empresas entre las que se encuentra Cinemex, está participando como postor en el proceso de licitación, a pesar de ser miembro del Consejo de Administración de Televisa desde 1999.

El Consejo de Administración es el máximo órgano de administración y operación de cualquier empresa, pero su responsabilidad es aún mayor cuando se trata de empresas públicas que cotizan en los mercados de valores, tanto en México como en el extranjero. Quizás al señor Larrea se le olvidó que los miembros del Consejo de Administración son responsables frente a los accionistas de la conducción de los negocios de la empresa; tanto, que en la legislación mexicana y extranjera se les imponen obligaciones de lealtad, correlativas a la confianza que se ha depositado en ellos y que requieren de una absoluta buena fe y confidencialidad.

Si bien en muchos casos los consejos de administración de las empresas públicas mexicanas se parecen más a un club de amigos que abona al estatus social de sus miembros, las obligaciones y responsabilidades legales que conlleva esta distinción no son ningún juego, ni en México ni en el extranjero. Como integrantes del máximo órgano administrativo de la empresa, los miembros del Consejo de Administración tienen acceso a todo tipo de información privilegiada y confidencial, que va desde los planes de negocios y de expansión hasta las estrategias comerciales o regulatorias. Cualquier violación a estas obligaciones de lealtad acarrea una responsabilidad jurídica sobre cualquier daño o perjuicio causado sobre la empresa o sus accionistas.

El señor Larrea es responsable no sólo frente a Emilio Azcárraga, accionista mayoritario de Televisa, sino frente a todos aquellos que tengan acciones de la empresa en la Bolsa Mexicana de Valores, la Bolsa de Valores de Nueva York o de cualquier otro mercado en que coticen las acciones de Televisa. Pero en este caso la responsabilidad del señor Larrea es aún más grave, pues su participación en el Consejo de Administración de Televisa le ha permitido tener acceso a información estratégica que podría darle una ventaja ilícita frente a los demás participantes en la licitación de las nuevas cadenas de televisión. Recordemos que como agente preponderante en radiodifusión, Televisa tiene diversas obligaciones frente a sus competidores y clientes, particularmente la de poner a disposición de aquellos toda su infraestructura pasiva, es decir, sus sitios y torres de transmisión. Si bien el Instituto Federal de Telecomunicaciones está trabajando en la oferta de referencia de Televisa, el día de hoy sólo el señor Larrea cuenta con información privilegiada por lo que hace a la ubicación precisa de los sitios y torres de transmisión de la empresa, la cobertura geográfica que tienen y, quizá lo más importante, el porcentaje de audiencia de cada plaza y las características particulares de su mercado publicitario. Además del daño que pudiera causar a Televisa y sus accionistas, el uso de esta información por parte del señor Larrea le daría una ventaja indebida que podría poner en riesgo la legitimidad de todo el proceso de licitación y del eventual fallo a su favor.

Además, lejos de actuar en beneficio de Televisa y sus accionistas, la participación del señor Larrea en la licitación puede llegar a interpretarse como una intromisión ilegítima de Televisa en el más importante proceso de licitación de los últimos veinte años. En cumplimiento de sus obligaciones de lealtad, Germán Larrea debería retirarse de la licitación para no causar un daño irreparable a Televisa y a la licitación misma.

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