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Las derrotas de Marcelo
La izquierda ganó por primera vez la mayoría en el Distrito Federal en 1988, cuando el impulso de Cuauhtémoc Cárdenas llevó a Porfirio Muñoz Ledo al Senado de la República. Los principales operadores del salinismo hicieron prioridad una encomienda presidencial: recuperar el control político de la Cámara de Diputados y la zona conurbada a la ciudad de México.
Manuel Camacho Solís gobernaba en la capital de la República y, en este territorio, la tarea de aplastar al naciente PRD involucró a otros destacados cuadros priístas: al frente del CEN tricolor estaba Luis Donaldo Colosio y el manejo del Programa Nacional de Solidaridad -la punta de lanza de la política social del sexenio- había quedado en manos de Carlos Rojas Gutiérrez.
Para las elecciones intermedias de 1991, el PRI desoyó las demandas ciudadanas -que reclamaban al Ejecutivo federal que cumpliera su promesa de una reforma política- y se lanzó a la conquista de los distritos electorales asentados en territorio chilango.
El PRD quedaría confinado al tercer lugar, pero la altísima participación de los votantes (76% en la capital de la República) haría nuevamente inverosímil la legitimidad reclamada por la mayoría salinista en las urnas. Al interior del tricolor, un ajuste de cuentas estaba en ciernes. Camacho Solís había pugnado porque Colosio cediera el primer lugar de la lista plurinominal, en la primera circunscripción, a Marcelo Ebrard Casaubón, quien entonces era secretario general del PRI-DF.
El 18 de agosto de 1991 también se eligió a los 66 diputados a la Asamblea de Representantes del DF. El carro completo también afectó a esa elección y el PRI tuvo que quedarse sin diputados plurinominales, por la regla de asignación vigente entonces. Camacho Solís ordenó a su equipo -en el que Ignacio Marván y Diego Valadés eran piezas clave- un estudio jurídico, para estudiar las opciones que permitieran llevar a Ebrard Casaubón a San Lázaro.
Del Palacio de Cobián llegó una llamada a Enrique Jackson Ramírez, quien había llegado a la presidencia del PRI-DF. Tumben uno o dos distritos, de los nuestros , era la orden. Imposible, fue la respuesta. ¿Cómo no? La concertacesión en ciernes permitiría ceder al PAN alguno de los distritos de Coyoacán o Benito Juárez y eso abriría la puerta al número 2 del camachismo.
Pero los colosistas fueron implacables en aquellas elecciones transparentes . Ebrard tardó seis años en volver a una lista plurinominal. En 1997, el PVEM le cedió el segundo lugar, en la cuarta circunscripción. En esa Legislatura -la LIX- se declaró independiente y tres años después fue nominado por el Partido del Centro Democrático a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal y simultáneamente, al Senado de la República. Hasta el 2006 ganó una elección, postulado por el PRD.
Ebrard -quien al graduarse en el Colegio de México postuló una tesis sobre el Congreso y la Democracia en México- quiso regresar a San Lázaro, ahora cobijado por el Movimiento Ciudadano. Su registro fue anulado por los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral, el pasado miércoles.
Si no estás de acuerdo con tus gobernantes, vamos a quitarlos (...) hasta el presidente de la República , pugna el ex jefe de Gobierno, en el spot que actualmente ocupa los tiempos oficiales del partido de Dante Delgado. ¡Tú los pones, tú los quitas! Tal vez tú habrías votado por mí para la Presidencia de la República. Ahora hazlo, por el partido del águila naranja .
El ex jefe de Gobierno capitalino apela al recuerdo de la contienda por la candidatura presidencial de las izquierdas, hace cuatro años. Andrés Manuel López Obrador claramente era el aspirante que mayores apoyos concitaba entre los votantes perredistas e independientes, pero Ebrard era mejor visto que el ex dirigente partidista entre priístas y panistas.
Aquella dualidad planteaba otras disyuntivas por las opiniones negativas que entonces generaba López Obrador; no obstante, tenía el mismo potencial de crecimiento que Ebrard, aunque el entonces jefe de Gobierno era el segundo político visto como el próximo presidente de México, después de Peña Nieto, quien a nivel nacional estaba mejor calificado que su contraparte.
Incluso antes, Ebrard Casaubón ha estudiado la disposición del electorado para respaldar sus aspiraciones políticas. Como identificó en el verano del 2011, sus probables votantes están entre los peñistas y no entre los lopezobradoristas. Ahora, ambos líderes izquierdistas ya no se disputan ese mercado electoral, sino que van por los simpatizantes perredistas que están inconformes con el rumbo que esa organización ha tomado, bajo la égida de Los Chuchos.
De hecho, ex militantes de esa corriente perredista y de Foro Nuevo Sol -la agrupación fundada por la ex gobernadora de Zacatecas, Amalia García- dejaron las filas de ese partido, para sumarse como candidatos al Movimiento Ciudadano. Sumar apoyos entre electores fuera de la esfera a la que comúnmente podrían apelar. Ésa sería la estrategia dominante para el ex jefe de Gobierno capitalino... si no fuera por el escándalo por las fallas estructurales que registra la Línea 12 del SCT, que amenaza con empeorar.
En 1991, Ebrard Casaubón quedó fuera de San Lázaro por el carro completo priísta. En el 2015 quedará marginado otra vez de sus afanes legislativos. Y quedará expuesto al escarnio público que podría ponerlo en la picota.