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¿La inteligencia artificial acabará con los empleos?
"La inteligencia artificial se vuelve la excusa perfecta para justificar recortes rápidos sin pensar demasiado en las consecuencias humanas, porque reemplazar procesos no es lo mismo que transformar una cultura."

Hace unos meses, Amazon anunció el recorte de más de 14,000 puestos de trabajo, justificando la decisión con la integración de herramientas de inteligencia artificial. No fue por crisis. No fue por una caída drástica en ventas. Fue por “automatización con eficiencia”.
Y aunque para muchos esto ya no es sorpresa, el mensaje de fondo sí debería ponernos a pensar. Porque el problema no es que la tecnología avance, sino la lógica con la que muchas empresas están decidiendo implementarla.
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Desde hace tiempo, vivimos en un sistema donde los resultados trimestrales se han vuelto la única medida válida de éxito. Y en economías frenadas o con crecimiento estancado, encontrar eficiencias —cueste lo que cueste— se ha vuelto el objetivo principal.
En ese contexto, la inteligencia artificial se vuelve la excusa perfecta para justificar recortes rápidos sin pensar demasiado en las consecuencias humanas, porque reemplazar procesos no es lo mismo que transformar una cultura.
No creo que la IA sea el enemigo. Pero sí creo que estamos usándola con una visión cortoplacista para tapar agujeros financieros sin hacernos las preguntas importantes: ¿qué va a pasar con el equipo que se queda?, ¿quién va a asumir la carga emocional del cambio?, ¿cómo vamos a mantener el compromiso si tratamos a las personas como líneas de costo?
Y más allá de lo empresarial, hay una verdad incómoda que los líderes también tienen que enfrentar: la inteligencia artificial seguirá reemplazando empleos, sobre todo en roles que son operativos, transaccionales y que no aportan diferenciación ni valor estratégico, por lo que la pregunta no es si va a pasar: es cómo lo vamos a manejar.
¿Queremos que el cambio nos reviente de golpe, o queremos integrarlo de forma que fortalezca, en lugar de fracturar? No hay que dejar que la IA nos agarre desprevenidos. Hay que actuar como líderes que se incomodan con el plan de las 3A, una hoja de ruta no solo para adaptarte tú, sino para acompañar a tu equipo en este cambio inevitable:
Primero, Aceptar. Como líder, hay que aceptar que este proceso ya está en marcha. La IA no es una moda, es una disrupción estructural. Y cuanto más tiempo se tarde en aceptarlo desde el liderazgo, más costoso será para el negocio y más confuso para el equipo. Aceptar no significa aplaudir todo. Significa entender el momento histórico en el que estás tomando decisiones, y dejar de esperar a que las cosas se acomoden solas.
Después, Aprender. Y aquí el aprendizaje tiene que ser doble. Aprender cómo usar esta tecnología para que el negocio gane eficiencia sin perder humanidad, pero también aprender cómo se está sintiendo tu equipo frente a los cambios. Porque si el equipo no entiende el para qué, o si siente que solo se están reemplazando personas por procesos, lo que vas a ganar en corto plazo lo vas a perder en compromiso.
Finalmente, Adaptar. No solo adaptar sistemas o estructuras. Adaptar tu forma de liderar. Revisar cómo estás tomando decisiones, con qué narrativa estás comunicando el cambio y qué tipo de cultura estás reforzando sin darte cuenta. Porque si como líder no te adaptas tú primero, la IA no va a acelerar tu crecimiento… solo va a hacer evidente tus puntos ciegos. Y ahí ya no habrá estrategia ni software que lo arregle.
Sin duda, la IA no va a destruir todos los empleos, pero sí va a exponer todas las debilidades que habíamos logrado esconder con estructura, con manuales, con inercia. Y ahí es donde se verá si realmente estabas construyendo algo… o si solo estabas operando bien. ¡Hasta la próxima!



