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La emboscada de Tres Marías
El pasado viernes 24 de agosto dos empleados de la Embajada de Estados Unidos en México y un elemento de la Secretaría de Marina que viajaban en una camioneta Toyota Land Cruiser, matrícula BCM-242 de la Secretaría de Relaciones, fueron atacados por agentes de la Policía Federal, que los balearon desde cuatro vehículos, en la vieja carretera México-Cuernavaca, a la altura de Tres Marías.
El incidente tiene más cola que una venta de huevo a 15 pesos el kilo.
No es necesario tener dotes de los legendarios Sherlock Holmes o Hércules Poirot o de los nacionales Filiberto García, Héctor Belascoarán Shayne o Edgar El Zurdo Mendieta para percibir que del asunto emana un fuerte olor a podrido. De otra manera cómo se explica usted que un vehículo con placas diplomáticas sea agredido y perseguido por cuatro unidades de la Policía Federal. Quiero pensar que en la Academia de Policía les enseñan a los alumnos la Guía de Protocolo, Privilegios e Inmunidades de las Misiones Extranjeras radicadas en el país que garantiza la indemnidad a los vehículos que circulan en territorio nacional con placas diplomáticas. La camioneta emboscada tiene este tipo de emplacamiento. Doce elementos de la Policía Federal -tres en cada vehículo- no supieron que la camioneta que perseguían y baleaban ostentaba placas diplomáticas. ¡Esto es el colmo! -les reprocha a los 12 elementos el Coronel encargado de la cátedra correspondiente en la Academia- o como dirían los antiguos griegos -continúa- ¡ya ni la chingan, cabrones! ¿Cuántos días me la pasé repitiéndoles la pinche Guía? Y todo para que la caguen a las primeras de cambio. Usted ha de perdonar mi Coronel -arguye uno de la docena de implicados-, pero en su clase no aprendimos ni madres por culpa del horario de asignaturas. ¿Qué tiene que ver el horario de asignaturas con que no hayan aprendido nada en mi cátedra? -replica el oficial; el alumno responde: Es que antes de su clase teníamos la materia titulada: Uso, abuso y efectos de sustancias psicotrópicas , ya llegábamos a su cátedra bien pachecos.
La información oficial tan escueta, endeble y contradictoria sobre el episodio del pasado viernes genera que cualquier hijo de vecino, cualquier Juan de las Pitas o Perico el de los Palotes -pareja de la mujer más feliz del mundo- tome por su cuenta el asunto para tratarlo con sarcasmo, burla, escarnio o cualquiera de sus sinónimos: chirigota, mofa, ludibrio, cachondeo, irrisión, befa, etcétera, etcétera.
4 versiones 4
Hasta el momento de escribir estas líneas son cuatro las versiones que prevalecen sobre el suceso. En ninguno de los cuatro relatos resultan inocentes los 12 elementos de la Unidad Operativa de Seguridad Preventiva (Estación Tlalpan) de la Policía Federal, pero en dos de ellos se atenúa la falta.
Versión 1.- A las 8 de la mañana del viernes 24 la camioneta ya reseñada se dirigía a las instalaciones que la Secretaría de Marina (Semar) tiene en el cerro de El Capulín, municipio de Xalatlaco. El vehículo era conducido por un Capitán de la Armada y en él viajaban los estadounidenses Jess Hoods Garner y Stan Dove Boss, instructores de tiro, que participarían en los cursos de capacitación que se brindan a miembros de la Semar como parte del intercambio entre México y Estados Unidos. (El intercambio consiste en lo siguiente: Ellos vienen a México y enseñan a disparar a los mexicanos; una vez que los paisanos aprendieron van a Estados Unidos y les disparan chelas y tragos a los gringos).
Un confuso comunicado conjunto de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y de la de Marina (Semar) señaló que a esa hora un vehículo diplomático de la Embajada de Estados Unidos de América recibió múltiples impactos de bala en el tramo carretero Tres Marías-Huitzilac por parte de la Policía Federal que se encontraba en la zona realizando labores de persecución del delito (sic, que huye de los federales temerosos que en su implacable labor de persecución del delito lo vayan a confundir con un miembro de la familia Almanza).
En el texto que a continuación usted leerá, el autor de la columna tratará de darle una interpretación al precitado comunicado conjunto, advirtiendo a los lectores que si bien será más fácil de entender, perderá su esencia humorística. Ahí les va.
Cuando la camioneta ya circulaba por un camino de terracería, rumbo al lugar señalado, un vehículo de la Policía Federal, con elementos no uniformados a bordo, le dieron alcance y les mostraron armas de fuego. El Marino que conducía la camioneta hizo una maniobra para evadirlos y se dirigió a la carretera asfaltada. En ese momento del vehículo policiaco comenzaron a disparar. En la persecución se unieron otros tres vehículos, también de policías federales, que disparaban contra la camioneta -era blindada, según la nota, pero resultó agujerada, según las fotos-. El timonel -es decir el Marino conductor- pidió refuerzos a sus compañeros de El Capulín: Nos atacan por proa, popa, babor y estribor .
Éstos llegaron una vez terminada la agresión. (Pregunto yo: ¿No era más fácil desde que se encontraron a los federales haber seguido rumbo a El Capulín que regresar a la carretera?).
Versión 2.- Básicamente es la misma que la número uno, con el atenuante reportado por el periodista Carlos Marín, director editorial de Milenio, que el día de los hechos por la tarde informó a su compañero Ciro Gómez Leyva y a su audiencia de Radio Fórmula que el incidente se suscitó cuando los elementos policiacos le marcaron el alto a la camioneta, donde había armas largas, y ésta no se detuvo. Hasta donde se sabe, por muy diplomática que sea, no debe portar armas largas, esto parece ser el detonador de lo que sucedió . Sentenció el señor Marín, periodista de profesión, cantante por afición y, al parecer, según mi percepción, proclive al chayote.
Versión 3.- También similar por no decir que idéntica a la versión uno con la salvedad que al decir de los elementos de la Policía Federal confundieron la camioneta, con placas diplomáticas, con la de un grupo de secuestradores que operan en el Estado de Morelos. (Según esta versión los delincuentes y policías todas las mañanas pasan unos a saludar a los otros. Luego empieza la persecución. Hagan de cuenta el perro ovejero y el lobo de Looney Tunes).
Versión 4.- Los estadounidenses, con el nombre arriba anotado, son agentes de la DEA, quienes a bordo de la camioneta con placas diplomáticas conducida por un Marino iban acompañados de un informante de la propia organización de Héctor Beltrán Leyva, alias El H, a quienes los gringos buscaban. Según reveló un funcionario de seguridad del gobierno federal, que pidió el anonimato, los agentes de la DEA investigaban para ubicar una casa donde supuestamente estaba El H. Al detectar la camioneta, la gente de Beltrán mandó a la Policía Federal -o al grupo que trabaja para su organización- a revisarla, por lo que improvisaron un filtro de revisión. El Marino que conducía no se detuvo, por lo que los policías federales les dispararon y luego persiguieron.
Las cuatro versiones aquí narradas coinciden en que los estadounidenses resultaron heridos, pero de poca gravedad. Se encuentran en condición estable. El Capitán de Marina, del que no se sabe su nombre, resultó con lesiones muy leves.
Debo advertir que lo que usted ha leído es producto de mis lecturas de los periódicos del sábado, domingo y lunes por la mañana. Por esa razón sólo consigno aquí cuatro versiones del incidente. Hoy martes, probablemente las interpretaciones de los hechos vayan más avanzadas y ya sean más de una docena. Entre ellas, la de que los de la camioneta diplomática eran personal de Papá Martín Tours -por eso andaban de viaje con la intención de acabar con la gente de Papá Nabor.
Luna menguante
El Secretario de Seguridad Pública tan amante de las candilejas anda agazapado. Del suceso del viernes en Tres Marías, así como de la balacera entre elementos de su corporación hace ocho semanas en el aeropuerto de la ciudad de México no ha dicho nada. ¿A qué se deberá su silencio? ¿Estará preparando una superproducción con la que despedirá el sexenio? O, tal vez, ¿esté buscando en dónde refugiarse a partir del próximo 1 de diciembre?