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Opinión

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Indispensable cambiar la narrativa y crear una cultura para la prevención del suicidio en México

Ayer 10 de septiembre, conmemoramos el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, un tema crítico y muy sensible en nuestra sociedad actual. Aprovecho la oportunidad para invitar a sumarnos al llamado de la OMS y la OPS para que juntos cambiemos la narrativa y la forma en cómo nos expresamos acerca de las enfermedades mentales y de la consecuencia más grave que acarrean: el suicidio. Por lo tanto, es fundamental que trabajemos en conjunto para abordar este problema de salud pública.

De acuerdo con la OPS, más de 100 mil personas murieron por suicidio en la región de las Américas en el 2021. Entre 2000 y 2019, se registró un incremento del 17% en la tasa de suicidios, convirtiéndose en la única región del mundo que mostró este alarmante crecimiento. Esta situación es especialmente preocupante en países como México, donde, según cifras del INEGI, el número de personas que fallecieron por causas autoinfligidas fue de 8.8 mil durante 2023. Las tasas más altas se presentaron en Chihuahua (15.0), Yucatán (14.3), Campeche (10.5) y Aguascalientes (10.5).

Numerosos factores pueden contribuir a que una persona considere el suicidio. Entre las causas más comunes se encuentran los trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, los cuales, debido a diversas circunstancias, a menudo no reciben el diagnóstico y tratamiento adecuados.

Como especialista en salud mental, considero que es fundamental estar atentos a ciertas señales de alerta que pueden indicar un riesgo de suicidio. Entre ellas se encuentran cambios bruscos de humor, aislamiento social, dificultades para comunicarse, conductas autolesivas, aumento en el consumo de sustancias, alteraciones del sueño y reacciones impulsivas. Estos comportamientos, si son nuevos o se intensifican, pueden ser una señal de que algo no está bien y requieren atención inmediata.

Lamentablemente, la sociedad actual suele reaccionar ante estas circunstancias con juicios de valor o críticas que culpabilizan a la persona, ignorando las causas subyacentes y agravando así la situación. Ante esta realidad, la OMS y la OPS han hecho un llamado a la acción en este 2024, solicitando un cambio de narrativa para eliminar el estigma y ofrecer opciones de inclusión para las personas con intenciones de terminación de vida. Como psiquiatra, no podría estar más de acuerdo con esta solicitud. Es fundamental que entendamos que los cambios en el comportamiento son señales de que alguien está pidiendo ayuda y que, lejos de emitir juicios, debemos fomentar un ambiente de confianza donde la persona se sienta segura de buscar apoyo. Ya sea un familiar, un amigo, un miembro de la comunidad o un profesional de la salud, es importante que la persona busque ayuda para recibir atención oportuna.

Desde el punto de vista de la Psiquiatría Integrativa, hay cuatro elementos que son fundamentales para propiciar una buena salud mental: 

  • Primero es fundamental reconocer nuestro propósito o la espiritualidad, que implica aprender a escucharnos a nosotros mismos, reconocer lo que queremos lograr en esta vida, y así darle sentido a las acciones que llevamos a cabo. 
  • Segundo, atender nuestra mente y aprender a manejar nuestros pensamientos; ellos a su vez, nos ayudarán a manejar las emociones, y como consecuencia, también nuestros comportamientos. 
  • Como tercer punto, nuestro cuerpo debe de ser un pilar clave para la salud mental, sobre todo por la relación que existe entre el eje cerebro-intestino, ya que se ha comprobado que los microorganismos en nuestro aparato digestivo producen y regulan neurotransmisores y hormonas clave para nuestra mente.
  • Y finalmente, nuestro estilo de vida, que incluye la forma en cómo nos relacionamos con los demás, los hábitos de sueño, la forma en cómo nos alimentamos, así como la actividad física que realizamos. Si pasamos muchas horas frente a una computadora o un dispositivo, o nos alimentamos de manera deficiente, es probable que estemos impactando la salud de nuestro sistema hormonal, y con ello, nuestra salud mental. 

Los seres humanos somos entes sociales por naturaleza, y por ello es clave el rol de la familia y de la comunidad para desarrollar, desde pequeños, una adecuada salud mental. Esto nos permitirá alcanzar la edad adulta con mejores habilidades y herramientas emocionales para hacer frente a las complejidades de la vida.

Con pretexto de recordar el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, hagamos conciencia -todos los días- de estar cerca de las personas que queremos. Abracemos a quien pide ayuda, sostengamos a quien nos necesita y acudamos de forma temprana a pedir ayuda. El suicidio es la más grave consecuencia de las enfermedades actuales, por lo que, si somos conscientes y cambiamos la narrativa, podemos ser testigos activos para su prevención. Está en nosotros cambiar la historia.

¡Hasta la próxima!

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Carmen Amezcua es consultora, conferencista y experta en psiquiatría integrativa. Tiene más de 17 años de experiencia dentro de la industria farmacéutica y de la salud.

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