Lectura 3:00 min
Hugo Sánchez e Iñárritu
Si quiere hacerla en grande a nivel mundial, lo primero que tiene que hacer un mexicano es salir de México.
Los mexicanos que han triunfado en el mundo en industrias altamente competitivas, como las artes y el deporte, nos enseñan lecciones que son aplicables a cualquier persona o empresa que busque trascender globalmente. Si quiere hacerla en grande a nivel mundial, lo primero que tiene que hacer un mexicano es salir de México. De la misma manera que Hugo Sánchez no habría podido llegar a ser una legendaria figura mundial del futbol sin haberse ido a jugar a una de las mejores ligas del mundo, tampoco Iñárritu hubiera podido dirigir Birdman sin haberse instalado en Hollywood. El éxito internacional es un asunto de oferta y demanda.
Por el lado de la oferta, no sólo se trata de tener potencial. Para desarrollarlo al máximo se requieren recursos que son escasos y que están concentrados en lugares estratégicos. Por ejemplo, se requiere una masa crítica de talento. En el caso de Hugo, sus goles no hubieran tenido el impacto que tuvieron si los hubiera metido en una liga que no tuviera a los mejores jugadores del mundo. En el caso de Iñárritu, el ejército de actores, escritores, guionistas, editores, camarógrafos y demás profesionales de clase mundial, que le hicieron posible ganar cuatro Óscares, simplemente no está disponible en México. Claramente, no se trata de si hay o no mexicanos talentosos, la cuestión es que se ubican donde pueden rodearse de lo mejor del mundo en su disciplina.
Por el lado de la demanda, financiar la liga española y las películas de Hollywood requiere un mercado suficientemente grande de espectadores que haga rentable invertir en el talento que se requiere para que los partidos y las películas sean excepcionales.
Sánchez e Iñárritu se hicieron en y para los mercados con los mayores recursos y talentos del mundo, siguiendo las reglas de esos mercados. Buscaron ser los mejores en su oficio, no los mejores mexicanos en ello. Aunque románticamente puedan ser vistos como embajadores de México, su éxito radica en que se acoplaron al mercado global. Sus éxitos tienen que ver muy poco o nada con el futbol y el cine mexicanos.
Las mismas lecciones aplican para las empresas. Si una empresa mexicana busca trascender globalmente, lo primero que tiene que hacer es olvidar su nacionalidad y conectarse con el talento, recursos y mercados globales, dondequiera que se encuentren.