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Estudiar en paz
La violencia puede frustrar la educación de millones de personas; establecer condiciones de paz y subsanar el impacto negativo en la educación deben tener la más alta prioridad.
En el 2012, a los 14 años Malala Yousafzai sobrevivió a un balazo en la cabeza a manos del Talibán por su activismo en contra de los cierres de escuelas para niñas y de las violaciones a los derechos de las mujeres en Pakistán. Malala defiende la idea de que la solución de fondo al terrorismo, a la violencia y a la injusticia en el mundo reside en la educación. Después del ataque sufrido, Malala continúa difundiendo su mensaje con mayor determinación y se convirtió este año en la persona más joven que haya recibido un premio Nobel.
Los horrores que ha vivido Malala en Pakistán son un caso extremo que ilustra cómo la violencia puede frustrar la educación de millones de personas. Pero no se requiere llegar a esos extremos para que la violencia tenga un impacto negativo en la educación.
Una investigación reciente de Mariana Ramírez, economista del ITAM, encontró evidencia que indica que el aumento en los ejecutados asociados al crimen organizado durante el sexenio pasado afectó negativamente el desempeño académico de estudiantes de primaria y secundaria en las regiones más afectadas del país.
La violencia afecta la acumulación de capital humano por distintas vías. Los efectos directos incluyen días escolares perdidos por cierre de escuelas, cierre de caminos y toques de queda. Existen además efectos indirectos que pueden afectar de muchas maneras los proyectos educativos de las personas: desde el impacto del miedo y la ansiedad en el desempeño académico, hasta personas que dejan de enviar a sus hijos al colegio por miedo, y niños que se ven obligados a abandonar la escuela ante una muerte en su familia. Por si fuera poco, el deterioro económico de las poblaciones afectadas también tiene efectos negativos sobre la educación, al incrementar la urgencia de los jóvenes por abandonar la escuela para conseguir empleo, al tiempo que se reducen los prospectos salariales de quienes quieren seguir estudiando.
El avance de la educación en el mundo es a la vez causa y resultado de la posibilidad de las personas de vivir y estudiar en condiciones de paz. Atrocidades como las que se viven hoy en Guerrero tienen un impacto permanente sobre las posibilidades educativas de muchos niños y jóvenes. Restablecer las condiciones de paz y subsanar el impacto negativo en la educación deben tener la más alta prioridad.