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Opinión

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España: ¿monarquía o república?

Ayer amanecimos con la noticia de la abdicación de Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilia, Juan Carlos I para los cuates, al trono de España. Trono en el que lo sentó, por sus pelotas, el espadón que se autonombró Caudillo de España por la gracia de Dios: Francisco Franco, quien con esto trastocó el orden dinástico de los borbones para ceñir la corona real a su consentido Juan Carlos.

En realidad en España no debería de haber rey desde la renuncia de Alfonso XIII, quien comprendió que la sociedad española quería la república y por ella votó el 12 de abril de 1931. Dos días después, el 14 de abril de 1931, Alfonso XIII dejó España.

Amo absoluto de España, después de la caída de la legítima República en 1939, Franco ordena, en 1947, la Ley de Sucesión en la Jefatura de Estado con la restitución de la monarquía. Sólo que no nombra príncipe heredero a la corona a quien le correspondía por orden dinástico: Juan de Borbón y Battenberg, el quinto hijo de Alfonso XIII, conde de Barcelona, jefe de la Casa del Rey en el exilio y padre de Juan Carlos.

Como don Juan no le caía bien a Franco por su preferencia al Futbol Club Barcelona –el dictador le iba al Real Madrid- lo bajó de la sucesión al trono español y en su lugar eligió a su hijo –hijo de don Juan, Franco sólo tuvo una hija que si no a saber quién gobernaría ahora a España.

El 20 de noviembre muere Franco y el 22 Juan Carlos es proclamado rey de España. Ya como monarca, el 3 de julio de 1976 elige al recientemente fallecido Adolfo Suárez como presidente del Gobierno y comienza la transición hacia la democracia. En 1977 se legaliza el Partido Comunista de España y el 15 de julio de ese mismo año se celebran en España los primeros comicios democráticos desde 1931. Los reyes no votan para mantener a la Casa Real al margen de la política partidista.

Pero, sin duda, el acto que consagró a Juan Carlos I como un monarca democrático fue cuando el 23 de febrero un grupo de militares encabezados por el coronel Antonio Tejero intentan dar un golpe de Estado con la esperanza que el joven rey los reconozca. Juan Carlos no sólo se opone al golpe sino que a través de la televisión se dirigió a los ciudadanos españoles para condenar a los militares golpistas. De este lance Juan Carlos I salió fortalecido. Por si fuera poco la luna de miel entre la población y el rey se prolongó cuando el 30 de mayo de 1983 España ingresa oficialmente a la OTAN.

TODO POR SERVIR SE ACABA ?Y ACABA POR NO SERVIR

Juan Carlos resultó lo que aquí en México llamamos ojo alegre. Le faja hasta a las escobas con faldas. Conforme se consolidaba en el trono se le conoció una larga lista de amantes: la princesa Corinn zu Sayn-Wittgenstein –le costó más trabajo pronunciar su nombre que llevársela a la cama-. El periódico inglés Daily Mail comentó que Juan Carlos le había tirado la onda a Lady Di. La periodista Pilar Eyre, autora del libro La soledad de la reina, cita en su publicación una serie de amantes del rey, como la decoradora Marta Gayá, una vedette y estrella del destape de ojos verdes, también menciona a dos Palomas y a las aristócratas María Gabriella de Saboya y la condesa Olginha Nicolis de Robilant.

Lo anterior sería lo de menos en un pueblo machista como el español. Donde comenzó el olor a podrido fue a finales del 2011 cuando Iñaki Urdangarín, duque de Palma, consorte de la infanta Cristina, se vio envuelto en un caso de prevaricación y malversación de caudales públicos al frente del Instituto Nóos.

En el 2012, en plena crisis económica española, don Juan Carlos se va a Botsuana a cazar elefantes. De esto todo el mundo se enteró porque sufrió un accidente. Tuvo que disculparse y los elefantes del mundo le hicieron un gran saludo limpiándose los colmillos.

En el 2013 el rey sufre achaques a su salud. Su hija Cristina tiene que presentarse ante un juez por estar implicada en el caso Nóos. Cada día suenan más las voces que piden su dimisión.

Cansado y consciente del rechazo de los españoles hacia su persona ayer abdicó a favor de su hijo el príncipe Felipe. Pero la abdicación ni la renuncia al trono están reguladas jurídicamente. Sólo se menciona en el artículo 57 de la Constitución española que éstas dos situaciones como cualquier duda en el orden de la sucesión serán resueltas con una ley orgánica que deberá ser aprobada por el Consejo de Ministros y, a su vez, recibir luz verde del Congreso por mayoría absoluta.

Hay que reconocerle a Juan Carlos que supo elegir un buen momento para abdicar: cuando toda España se prepara para ver el Mundial con la esperanza que la Roja repita color.

Mientras tanto en las redes sociales miles de personas piden al gobierno español un referéndum que determine si la sociedad quiere una república o seguir manteniendo y soportando a la monarquía.

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