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Opinión

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Empleos más productivos

El empleo es el medio más promisorio para acortar la desigualdad, pero el reto es que los empleos sean más productivos, según la OCDE.

Aprincipios de este diciembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)­ publicó un estudio acerca de la desigualdad del ingreso, titulado Divided we stand: Why inequality keeps rising , de 386 páginas.

En la OCDE, el ingreso promedio del estrato mejor remunerado equivale a nueve veces el del grupo del final de la distribución. En Italia, Japón, Corea y Reino Unido este cociente es 10; en Israel, Turquía y Estados Unidos, alrededor de 14, y en México y Chile es cerca de 27.

En los dos decenios anteriores al comienzo de la crisis económica global reciente, el ingreso disponible (incluye las transferencias sociales) aumentó a una tasa anual de 1.7% en los países pertenecientes al organismo internacional.

En la mayoría, los ingresos del grupo más rico (10% de los hogares) subieron más rápidamente que los del conjunto más pobre y, por lo tanto, la desigualdad aumentó.

En los últimos 25 años, los ingresos reales de los hogares en México crecieron a una tasa anual de 1.7% en el decil más alto y solamente 0.8% en el estrato más bajo.

En Estados Unidos las cifras fueron 1.9 y 0.5%, mientras que en Alemania registraron 1.6 y 0.1 por ciento. Algo diferente se observó en Chile (1.2 y 2.4%) y en España (2.5 y 3.9 por ciento).

El Coeficiente de Gini promedio de las naciones de la OCDE a mediados de los años 80 del siglo XX fue 0.29 y a finales del primer decenio del siglo actual, 0.31 (sería 0 cuando todas las personas tuvieran ingresos idénticos y 1 cuando una persona recibiera todos los ingresos).

De 22 países en los cuales hay estadísticas para un periodo largo, en 17 (México, Estados Unidos, Israel, Reino Unido, Italia, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Canadá, Alemania, Holanda, Luxemburgo, Finlandia, Suecia, República Checa, Noruega y Dinamarca) la desigualdad aumentó en el lapso mencionado; en Francia, Hungría y Bélgica la distribución cambió poco, y en Turquía y Grecia la desigualdad se redujo.

¿Por qué lo común fue el incremento de la desigualdad? El estudio citado propone varias explicaciones, pero yo hago una síntesis obvia: los grupos de menores ingresos han tenido más dificultades para aumentar su baja productividad que los de mayores ingresos y las transferencias (en especie o en efectivo) a los primeros no han podido crecer a un ritmo mayor que la productividad de los más ricos.

El límite inferior de la productividad es cero, pero el límite superior está indefinido. Además, las transferencias a los grupos de bajos ingresos están restringidas por la capacidad de los gobiernos para elevar sus ingresos y, sobre todo, para mejorar su eficiencia.

En México, las prestaciones sociales en especie constituyen 7% de los ingresos posteriores a la deducción de impuestos.

La cifra anterior se ha multiplicado por dos desde los años 90. Los programas de transferencias condicionadas (como Oportunidades y Seguro Popular) han contribuido a mejorar los resultados escolares y de salud y a disminuir la pobreza, pero su efecto en la desigualdad es pequeño.

Entre las recomendaciones que realiza la OCDE está la siguiente: el empleo es el medio más promisorio para acortar la desigualdad. Pero el reto no consiste solamente en crear empleos, sino en que éstos sean cada vez más productivos.

Ello suena a aquello que decía: Los de adelante corren mucho, ¿los de atrás se quedarán?

fnunez@eleconomista.com.mx

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