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Opinión

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Cemento ruso, ¿precio alto y empresas fantasma?

RICOS Y PODEROSOS Por: Marco A. Mares

Cemex, de Lorenzo Zambrano, está en el ojo del huracán; o mejor debiera decirse, en el ojo de la comisión antimonopolios por una presunta práctica monopólica relativa que data del año 2004.

La investigación de la Comisión Federal de Competencia (CFC) -que preside Eduardo Pérez Motta- a Cemex es muy extensa e implica muchos temas, entre otros, el del precio que ofrecería la intermediaria Comercio para el Desarrollo Mexicano (CDM) que intentó importar a México 26,000 toneladas de cemento.

En los alegatos se ha afirmado que los intermediarios ofrecerían un precio más bajo del que se ofrecía en ese entonces en el mercado nacional por las empresas productoras en México.

Sin embargo, desde el punto de vista de Cemex, eso es totalmente falso.

En el 2004, el precio pactado del cemento ruso -transportado en el Mary Nour-, entre la compañía CDM y dos empresas nacionales (aparentemente fantasmas) fue de 110 dólares sin contar el Impuesto al Valor Agregado.

O sea que el precio ofrecido y pactado con dos empresas nacionales por la compañía CDM no era más barato que el que en ese momento se cotizaba en el mercado nacional.

Parecen los elementos perfectos para la trama de una novela de intriga.

Antier le contaba los antecedentes: todo se remonta al 27 de julio del 2004, cuando el barco Mary Nour arrendado por un trío de intermediarios mexicanos -exempleados de Cemex- intentó importar a México 26,000 toneladas de cemento, presuntamente a un precio inferior al que se vendía en el país en ese momento.

Según los cálculos de los importadores, el costo del cemento más el flete sería de 62 dólares por tonelada; el precio en México, en ese tiempo, superaba los 120 dólares.

La intención de Ricardo Alessio, Luis Bonales y Ricardo Camacho era -a través de CDM- aprovechar los amplios márgenes en los precios de importación -desde Asia- y los que existían en México.

Al final de la historia el Mary Nour no pudo desembarcar y tuvo que regresar a su origen.

Pero vayamos a los hechos, según la acusada: Cemex.

Los precios pactados en los contratos de referencia eran de 126 dólares por tonelada -con IVA incluido- y los precios equivalentes de Cemex eran de 120 dólares, de acuerdo con información de la Cámara Nacional del Cemento y los precios que consignó en el año 2006.

El precio al que pretendía vender el cemento ruso la empresa CDM (arrendadora del ya famoso Mary Nour), no era más bajo respecto del precio vigente en el mercado nacional de la época, como lo han pretendido hacer creer a la opinión pública los importadores del oro gris.

De acuerdo con el contrato de compra-venta fechado el 22 de marzo del 2004, celebrado entre CDM, representada por Juan Carlos López Rodríguez y la empresa Tecnología y Construcciones de Concreto, representada por Ricardo Alfonso Camacho Flores, ambas con sede en Monterrey, el precio del cemento establecido fue de 110 dólares sin incluir el Impuesto al Valor Agregado.

La entrega estaba prevista para tres fechas consecutivas: el 1, 5 y 10 de mayo del 2004.

El contrato entre estas dos empresas preveía la compra-venta de 4,000 toneladas de cemento a un precio de 110 dólares sin IVA.

Y de acuerdo con otro contrato celebrado entre CDM y Gomasco -con sede en Monterrey-, representada por Rolando González Salazar, se preveía una operación de compra-venta de 3,000 toneladas de cemento también a un precio de 110 dólares sin IVA. Y las fechas de entrega estaban establecidas para el 1 de mayo, 15 de mayo y 1 de junio del 2004.

En los dos casos, CDM se comprometía a entregar el cemento en cualquiera de los puertos de Tampico o Altamira.

Y en las condiciones de pago para los dos casos se disponía un pago de 50% del precio del cemento 15 días naturales antes de la fecha de entrega del cemento y el restante 50% al momento de la entrega física del producto.

Los contratos obligaban a CDM a pagar 30% del precio total de la compra-venta en caso de no entregar el cemento conforme con las especificaciones y tiempos establecidos.

El domicilio de Tecnología y Construcciones de Concreto corresponde a una casa particular y el domicilio de Gomasco corresponde a un establecimiento de venta de computadoras y su domicilio fiscal es un despacho de abogados.

¿Para qué querrían tanto cemento dos empresas tan pequeñas y con objetos tan desligados a la construcción como son un negocio de venta de computadoras y un despacho de abogados?

El punto es interesante en la extensísima investigación que realiza la comisión antimonopolios.

Por lo pronto, Cemex obtuvo un amparo en contra del Oficio de Presunta Responsabilidad de la Comisión Federal de Competencia y esta última se apresta a pelear con todo y ante un Tribunal Colegiado para llevar hasta sus últimas consecuencias la investigación de Cemex y el Mary Nour.

Al tiempo.

Cuentos veras

Vaya diagnóstico y conclusiones a las que llegó el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) que preside Valentín Díez Morodo.

México cayó del lugar 30 al 32 en el índice de competitividad internacional del Imco 2009 que mide 48 países. Perdió competitividad en ocho de los 10 indicadores. Y entre las principales causas menciona la falta de talento e innovación, el menor dinamismo económico y la poca credibilidad del sistema político.

Propone transformar al sistema político, mantener el equilibrio presupuestal, maximizar la renta petrolera mediante la apertura a la inversión extranjera, la exploración y extracción de petróleo y redefinir la política comercial, entre otras tareas. Vaya.

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