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Opinión

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Bacha posh en México

En algunas familias se disfraza a la hija como niño. Tienen razones para querer que su hija pase como niño: dinero, presión social y hasta superstición.

La semana pasada The New York Times publicó un reportaje acerca del fenómeno de bacha posh en Afganistán. Causó un gran revuelo. Bacha posh literalmente significa vestido como un niño . En algunas familias se disfraza a la hija como niño. Tienen muchas razones para pretender que su hija es un niño: necesidades económicas, presión social para tener un hijo y hasta superstición.

Cuando una pareja no tiene un hijo, se lo inventa. Deciden cortarle el pelo a su hija y vestirla con la típica vestimenta de hombre. Con esa nueva imagen, un bacha posh puede recibir educación, trabajar fuera del hogar y disfrutar de libertades negadas a las mujeres en una sociedad caracterizada por la segregación de hombres y mujeres. Y así viven sus días como niños hasta la pubertad.

La primera reacción quizás sea el escándalo: en Afganistán las niñas se disfrazan de niños para ejercer su derecho a la educación y gozar de las libertades más básicas como salir a la calle. La segunda reacción quizás sea la satisfacción: vivimos en un país donde las mujeres tenemos el derecho de estudiar, trabajar y salir a la calle. La tercera podría ser la autocomplacencia:

en la sociedad mexicana hay equidad de género. Sin embargo, las tres reacciones merecen ser matizadas, especialmente esta última.

En México, de acuerdo con el Índice de Equidad de Género 2009 (Social Watch GEI 2009), México tiene un índice general de 61 (sobre 100). En general, el índice en nuestro país es comparable con el de Jamaica, está muy por debajo del de Suecia e incluso es más bajo que el de Perú.

Es interesante desagregar el GEI en sus componentes de educación, actividad económica y empoderamiento. En educación, el índice de nuestro país es muy cercano a 100 (98.8). Sin embargo, cuando observamos actividad económica es sólo de 44.3 puntos y, peor aún, de sólo 38.5 puntos en el rubro de empoderamiento.

Afortunadamente, la brecha de género en educación se ha reducido significativamente. No obstante, en el rubro de actividad económica e ingreso estimado, la brecha sigue siendo demasiado amplia. La realidad es que las mujeres participan menos en la economía y sus ingresos son menores que los de los hombres.

Además, en nuestro país las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres para participar en los procesos de toma de decisiones. Quizá no tengamos que ser bacha posh, pero tenemos mucho camino que andar todavía en el tema de equidad de género.

grojas@eleconomista.com.mx

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