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Guerra de divisas

Un antiguo colega decía que hacer proyecciones es difícil, sobre todo cuando lo que se quiere proyectar es el futuro.

Un antiguo colega decía que hacer proyecciones es difícil, sobre todo cuando lo que se quiere proyectar es el futuro. Una de las variables más complicadas de estimar es precisamente el tipo de cambio, por la gran cantidad de factores que influyen en su comportamiento; sin embargo, al final del día la ley de la oferta y la demanda funciona y permite tener una idea del rumbo que esta variable podría tener.

En este sentido, a principios del 2010 escribimos en este espacio: en el presente año podremos observar un importante flujo de divisas que augura un mayor fortalecimiento del peso.

Este fenómeno de flujo de divisas se ha presentado en prácticamente todos los países emergentes con el consecuente impacto sobre sus monedas.

Con el propósito de frenar el efecto negativo que tendría el fortalecimiento de las monedas emergentes sobre las exportaciones, algunos países han instrumentado medidas para frenar artificialmente dicha apreciación, que es lo que se conoce actualmente como guerra de divisas.

La base del problema ( guerra de divisas ) se encuentra en el lento crecimiento de las economías avanzadas que no han logrado vigorizar su demanda privada a pesar de los esfuerzos realizados.

Esto ha motivado diversas medidas, entre otras, llevar las tasas de interés a niveles cercanos a cero por ciento.

Contrariamente, los países emergentes han registrado un crecimiento más acelerado y en algunos casos, como China, la producción se encuentra en niveles superiores a los registrados antes de la crisis del 2008.

En este sentido, varios países emergentes y algunos desarrollados, como Canadá y Australia, han empezado a restringir su política monetaria.

Esto ha ocasionado la ampliación del diferencial de tasas de interés, propiciando fuertes flujos de capitales hacia países emergentes y la consecuente apreciación de sus monedas.

La mala noticia es que el fortalecimiento de las monedas de países emergentes tiene un impacto negativo sobre las exportaciones, que son precisamente la fuente de su crecimiento económico, además de abaratar las importaciones, con lo que parte del dinamismo económico se transfiere a otros países.

Esto ha derivado en la implementación de medidas para frenar el fortalecimientos de las monedas emergentes, lo que se conoce como devaluaciones competitivas , buscando una competitividad artificial.

Países como China, India y Brasil han registrado altas tasas de crecimiento en sus exportaciones de mercancías, mientras que los países avanzados sólo han incrementado la exportación de empleos.

Este fenómeno ha aumentado los temores sobre el posible establecimiento de medidas de proteccionismo comercial que permitan enfrentar la competencia desleal de aquellos países que manipulan sus monedas y ha polarizado al mundo con respecto a la necesidad de establecer mecanismos de control cambiario a nivel global.

La tentación por instrumentar mecanismos de control cambiario aumenta día con día; no obstante, es importante recordar que en el pasado todos estos acuerdos han fracasado. Los intentos por manipular las monedas, en cualquier sentido, deben de moderarse y privilegiarse el funcionamiento del libre mercado.

La opción para los países que sufren la apreciación de sus monedas es fortalecer su mercado interno.

La administración de los flujos de capital y de la política cambiaria mundial causaría distorsiones, que al acumularse podrían tener un efecto nocivo para la economía mundial en el futuro.

*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución. mguzman@ixe.com.mx

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