Al-Qaeda, muy cerca de ser aniquilado: EU

Los altos mandos de la lucha contra el terrorismo en Washington están cada vez más convencidos de que la muerte de Osama Bin Laden, aunada a siete años de constantes ataques de la CIA, han empujado a Al-Qaeda al borde del colapso.

Esto refleja una amplia percepción en la CIA y otras agencias, de que un menor número de acciones más podría extinguir la organización terrorista con sede en Pakistán, responsable de los ataques del 11 de septiembre del 2001.

Esa perspectiva era considerada algo remoto durante buena parte de la última década.

Funcionarios de Washington reconocen que Al-Qaeda aún podría recuperarse y que su extinción no eliminaría la amenaza terrorista que con mayor frecuencia es impulsada por individuos radicalizados y por filiales agresivas. De hecho, los funcionarios dicen que la filial de Yemen es vista como un reto aún mayor que la base tradicional de la organización.

El presidente Obama ha ordenado una ampliación sostenida de la campaña contra el grupo yemení al autorizar la construcción de una pista secreta en la región del Golfo Pérsico para operar los aviones armados teledirigidos de la CIA.

Sin embargo, las dificultades siguen vigentes como lo demuestra el fracaso del reciente intento por eliminar al clérigo de origen estadounidense, Anwar al-Aulaqi.

A pesar de ello, altos mandos de seguridad nacional en Washington afirman que ya es posible vislumbrar una meta en la lucha contra Al-Qaeda, algo que no ocurría antes de haber dado muerte a Bin Laden el 2 de mayo.

El secretario de la Defensa Leon Panetta declaró en reciente visita a Afganistán: Tenemos al alcance la derrota estratégica de Al-Qaeda . El comentario fue rechazado por los escépticos como un intento por energizar a las tropas y para defender la decisión del gobierno de retirar tropas de la guerra que ya cumple una década.

Sin embargo, hay coincidencia en el optimismo. En recientes reportes clasificados y en testimonio a puerta cerrada ante el Congreso, puntos de vista similares han sido expresados por altos mandos de la CIA, el Centro Nacional Contra el Terrorismo y otras agencias.

Los altos mandos están conscientes de que, aun cuando se logre el desmantelamiento de Al-Qaeda en Pakistán, su ideología militante se ha esparcido lo suficiente para que la organización siga siendo una amenaza en el futuro cercano.