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Un capitán que simboliza el liderato de Pumas

El paraguayo Darío Verón fue el hombre que lideró el triunfo por 1-0 ante Tigres en Ciudad Universitaria.

Darío Verón tiene el espíritu más auténtico de Pumas. El eterno capitán continúa como el estandarte de un equipo que recuperó sus mejores sensaciones. El coraje, esfuerzo y trabajo, o lo que los aficionados definen como garra.

Ayer los universitarios ganaron 1-0 a Tigres, lo hicieron con la propuesta de enfrentar a un equipo poderoso. Sin complejos por el plantel de los rivales, los felinos regresaron al liderato general del torneo, nuevamente valiéndose de su casa para mostrarse como el equipo más regular del campeonato, el local más letal del torneo mexicano.

Ahí radica la importancia de Verón, un defensa capaz de reinventarse, de asumir el rol de líder incontestable en la cancha y fuera de ella.

Ante Tigres, Darío demostró su experiencia, acotó todo esfuerzo individual de André-Pierre Gignac. Lo contuvo con una barrida, un empujón o un reclamo. A pesar de los 36 años de edad y con más de 400 partidos, el zaguero es un cúmulo de experiencia, de leer adecuadamente al rival.

Cuando el francés le proponía el mano a mano, Verón lo acompañaba hasta exiliarlo a los costados; en el cuerpo a cuerpo, anticipaba la trayectoria del balón y desplazaba a Gignac. En la pelota parada, la custodia de André se la dejaba a Alcoba, quien es más joven y ágil en el salto.

Así comenzó el partido, Pumas con estrategia de controlar el balón y reducir el peligro de la ofensiva de Tigres. La acción más cercana de Gignac fue un disparo que intentó sorprender a Alejandro Palacios y que apenas pasó por un costado del poste.

Si los Universitarios fueran una virtud, serían la persistencia. Aunque no se tradujo en llegadas a la portería, la insistencia de los delanteros y el control de los defensas pronto abrieron oportunidades para el equipo local.

Primero, Eduardo Herrera falló sin portero un centro de Matías Britos, cuando iniciaba el segundo tiempo.

Minutos después, el mismo Herrera tomó el balón de un rebote defensivo, pero su disparo impactó en el cuerpo de Nahuel Guzmán, culpable de impedir al menos un gol más de los locales.

La revancha para Eduardo llegó pronto, en su incansable lucha por el balón, se lo quitó a Juninho de los pies, y sirvió a la llegada en solitario de Ismael Sosa, para decretar el gol del triunfo.

El resultado dinamizó la estrategia de Ferretti y renovó su ataque con Damián Álvarez y Joffre Guerrón; pero entonces, comenzó el despliegue defensivo de Pumas, liderados por Verón, que resistieron la presión de los norteños, y éstos acabaron pulverizados y con dos hombres menos en la cancha, tras las expulsiones de Rafael Sóbis y Guerrón.

Así acabó la labor de los Universitarios, que se dedicaron a administrar los minutos y el marcador, también fallaron ocasiones, pero la estrategia ya estaba consumada. La experiencia del capitán eliminó las amenazas de Tigres.

Verón, el futbolista que manda a sus compañeros por delante para no comentar sus opiniones tras el juego, prefiere hablar en el césped, ahí donde se mantiene vigente y es el capitán del club líder del Apertura 2015.

eduardo.hernandez@eleconomista.mx

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