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La vida en alta mar, Galia Moss toma rumbo al Atlántico
Eres tú, el viento, el velero y nadie más , dice Galia Moss mientras realiza las últimas maniobras y de esa manera ejemplifica la soledad que vivirá durante aproximadamente 60 días en alta mar para cruzar el Atlántico y llegar a Israel por el Mediterráneo.
Eres tú, el viento, el velero y nadie más , dice Galia Moss mientras realiza las últimas maniobras y de esa manera ejemplifica la soledad que vivirá durante aproximadamente 60 días en alta mar para cruzar el Atlántico y llegar a Israel por el Mediterráneo.
La posición de la velerista en la embarcación no sólo se remite a estar tras el timón. El trabajo en velero es constante, hay muy poco tiempo para descansar , cuenta Galia unas horas antes de zarpar del Puerto de Veracruz.
El velero tiene un control de navegación automático, pero tiene que ser supervisado, por eso sólo puedo descansar y dormir por lapsos de 20 minutos , agrega.
Pero además de checar los controles se tiene que hacer cargo de los movimientos manuales que exige el velero como el movimiento de las cuerdas, el despliegue de velas y, por supuesto, de su alimentación, la cual realizará tres veces al día.
Necesitas energía para trabajar en el velero. Las personas que se han subido a ayudarme han comprobado que el tiempo pasa muy rápido. Todo el tiempo estás activo , relata.
Los tres días anteriores a su salida, Galia y su equipo se dedicaron a equipar el velero con agua y víveres para la travesía.
Llevo 200 litros de agua, en envases de 5 litros, y llevó alimentación para los 65 días. En una bolsa tengo desayuno, comida y cena y son siete menús diferentes . Por recomendación médica tiene que tomar entre 3 y 4 litros de agua al día.
Entre los alimentos que Galia transporta están: arroz y pasta deshidratada, avena, jamón serrano, amaranto, galletas, chocolate, jugos de fruta y jugos con nutrientes, barras y geles con proteínas y carbohidratos, además de bebidas con electrolitos.
Pero la alimentación de Galia no se restringe a la parte nutricional, la velerista también lleva botanas para degustar entre sus tres comidas diarias. Así, uno encuentra, bombones con chocolate, pistaches, nueces y almendras.
Otros productos que están en su reserva son jamón serrano, aguacates, limones, pan bimbo, pan árabe y galletas cubiertas de chocolate.
El momento de la despedida llegó y familiares, amigos y gente cercana a la velerista le manifiestan sus mejores deseos. Una lancha patrulla de la capitanía del Puerto Veracruz la remolca y a lo lejos el deseo para Galia suena en aquel muelle con un grito de aliento: ¡Buenos vientos! La embarcación cuenta con comunicación a tierra, teléfono satelital, tanto por seguridad como para enviar información de su travesía.