Lectura 6:00 min
El maratón: en papel, en el corazón, en las piernas
Se corrió la edición 36 del Maratón de la Ciudad de México. Necesitaríamos libros y miles de hojas para contar sus historias.
1988
Una libreta Scribe de 200 hojas con una portada amarilla.
Día 30 de entrenamiento.
-Corrí 15 kilómetros, me sentí bien hasta que pisé el pasto y empecé a cansarme, creo que necesito más resistencia. Nunca tuve sed, pero necesito fortalecer los músculos.
•••
Durante el maratón hay un momento en que te dan ganas de abrazar a todos. Es como por el kilómetro 33. Los amas y te aman.
Tus piernas ya son dos antorchas, tus huesos están hirviendo, el músculo se mueve como gelatina y aunque quieres sonreír te cuesta demasiado disimular el dolor.
Todos te dicen que es maravilloso lo que estás haciendo, y el chico que está tocando la banda te mira a los ojos y asienta, como diciendo que entiende que lo que pasas no es sencillo, pero que soportes, por favor resiste, te dices tú.
Las personas te gritan que tú puedes, que ya te falta poco, un niño corre unos 30 metros para darte una naranja a la que le entierras los dientes, el jugo va a tu garganta y un poco del zumo se resbala por tus labios y la barbilla.
Caray, qué duro puede ser todo esto.
•••
Titus Ekiru da unas zancadas tan grandes que podrías estar en una esquina y él, de un paso, ya está a tu lado, te lo juro. Es alto, piernas largas (¿o son garrochas?), tronco corto y un paso bestial.
A 3 kilómetros de la meta frunce el ceño demasiado. Hacía tiempo que nadie le seguía, pero Ekiru corre como si a unos pasos tuviera a alguien que le quisiera arrebatar el triunfo que gestó desde el kilómetro 35.
El periodista chileno Juan Pablo Meneses viajó a Kenia hace algunos años para saber qué tienen ellos que son tan buenos en la media y larga distancia además de la genética y sus dos piernas con las que podrías remar en una lancha.
Lo que encontró fueron dos cosas:
1.-Que el fondo y medio fondo es ya un negocio y que los europeos viajan para fichar a los nuevos talentos, que ganen y, claro, ellos ganar plata. Como el caso de Ekiru, que lo representa el italiano Federico Rosa. El talento natural al servicio del capitalismo deportivo.
2.-En todos los poblados las personas se desplazan corriendo entre 4 y 6 kilómetros diarios, corren descalzos, a veces con zapatillas regaladas, rasgadas... ¿de verdad crees que ellos sufren en la avenida Insurgentes?, perdón, pero lo dudo.
“A pesar de toda la popularidad, en Kenia no hay mercadeo para esta práctica. No se venden camisetas de los maratonistas, no hay zapatillas autografiadas ni empresas que paguen para que su marca aparezca en la panza de los fondistas. Y sin embargo, los corredores kenianos siguen triunfando en todo el mundo, venciendo con nada”, dice Juan Pablo.
Ekiru ganó la Maratón de la CDMX e impuso un récord histórico de 2:10:37 horas, superando el de su compatriota Hillary Kimaiyo en el 2010 de 2:12:08 horas. La etíope Etaferahu Woda Temesgen se quedó con el primer lugar femenil, con un crono oficial de 2:40.10 horas.
•••
Libreta Scribe
Página 150. Letra manuscrita.
-Día 100 de entrenamiento.
Corrí de 6 a 9 de la mañana 35 kilómetros, creo que es necesario que me ponga más aceite en los pies cuando haga esas distancias, me raspaba el calcetín. Me sentí fuerte, en ningún momento pensé en parar, creo que estoy casi listo, sólo tengo que mejorar más mi alimentación. Puedo mejorar el tiempo del maratón.
•••
Kilómetro 40
Debajo del número se leía el nombre de Rebeca. Ella se acercó a las personas que estaban alentando a todos, se paró frente a un señora, se le quedó viendo como si la conociera. ¡Vamos Rebeca, ya llegaste! Y Rebeca empezó a tambalearse y se fue para atrás, para atrás... y un hombre alcanzó a sujetarla antes de que fuera al suelo.
-No llegué, ya no llego.
-No, tú si llegas.
El hombre le dio la medalla que ya colgaba de su cuello a su esposa.
-Tú si llegas.
Le puso el brazo de ella en su cuello y empezaron a andar.
-Tú si llegas, te lo prometo.
No se conocían.
El novelista Haruki Murakami se pregunta: “si el sufrimiento no formara parte de ellos, ¿quién iba a tomarse la molestia de afrontar desafíos como un maratón, con la inversión de tiempo y esfuerzo que eso conlleva?
“Precisamente porque son duros y precisamente porque nos atrevemos a arrastrar esa dureza, es por lo que podemos experimentar la sensación de estar vivos”.
•••
La tragedia de Rebeca es la tragedia de Grace, quien pasó más de medio maratón liderando la competencia hasta que un dolor empezó a aquejarla, después de perder la punta de la carrera intentó seguir al grupo puntero, parecía que estaba lista para reintegrarse, pero se para en seco, camina unos cuantos metros y se topa de frente a un policía, le sonríe... y se echa a llorar en su hombro, ¡ayyyy, ayyy!, solloza y eso se escucha en la televisión a nivel nacional, nos rompe el corazón y el policía le da varias palmaditas en la espalda.
•••
Kilómetro 42, 195 metros
Uno de los cronómetros del estadio de Ciudad Universitaria marca 8 horas, 51 minutos y 17 segundos. Los voluntarios están felices porque allá viene Ramón Estrada. No saben su nombre, pero pronto lo sabrán... Es el último competidor de la carrera. Tiene 75 años y en su playera está una estampa de una imagen de Jesucristo con el brazo sobre un hombre afligido. Viene con gorra y gafas oscuras. Por fin, esto ha acabado, porque al final de eso se trata, de terminar.
•••
Kilómetro 0
Ya mañana es el maratón, me siento fuerte, he comido una pechuga asada y pasta, he cenado un poco de lo mismo. Sí, estoy listo, en la noche me acosté imaginando la ruta, cada kilómetro, sé dónde debo correr más rápido, dónde me tengo que hidratar.
Lo voy a lograr.
Libreta Scribe amarilla, 200 hojas, Rolando Pérez.
Lo logró. En cinco maratones lo logró.
Vale la pena escribir. Para recordar y para vivir.