Afición de Cruz Azul: “sin título, el liderato no sirve”

Todos los aficionados del Cruz Azul comparten una urgencia: ser campeones del futbol mexicano. Pero la forma de vivir ese anhelo es diferente dependiendo la edad. Los más veteranos le platican a sus hijos y nietos cómo eran aquellos años gloriosos de la mano de Miguel Marín, Eladio Vera o ‘Kalimán’ Guzmán, mientras que estas nuevas generaciones solo dibujan en su mente esas hazañas, pues los nacidos de 1997 en adelante no han visto a su equipo campeón.

“Yo tenía un año y dos días de nacido cuando ganaron por última vez, entonces imagínate, no los vi”, cuenta un aficionado acompañado de su padre, de 57 años de edad, quien alienta a su hijo vislumbrando un futuro exitoso: “Pienso que van a sacar este campeonato, este equipo me parece tan bueno como el de hace 40 o 50 años”.

Atrás de ellos viene un hombre de más de 60 años acompañado de su hija y su yerno, que sonríe al ser interrogado por este diario: “Es que justo de eso venía platicando con mi yerno, de aquel equipo de los 70 dirigido por Raúl Cárdenas, el mejor Cruz Azul que ha habido en la historia. Era un equipazo, no había quién le ganara”.

En esta mezcla generacional, los aficionados mayores señalan que La Máquina setentera “jugaba más bonito”, sin embargo, han vuelto a deslumbrarse con el plantel de Juan Reynoso, cinco décadas después.

“Ahorita, independientemente de que les pese la racha, creo que los jóvenes que han entrado tienen ganas de romperla. Por ejemplo, Santiago Giménez, que a lo mejor no lo meten muy constante, pero trae toda la sangre y el amor a la camiseta. También el ‘Cabecita’ es un profesional y sabe la deuda que existe con la afición”, menciona otro aficionado con más de 45 años de apoyar al club.

Los seguidores del Cruz Azul han vuelto a sonreír. Ya poco les importan sus cicatrices de las seis finales perdidas entre 1999 y 2018, donde han caído de las formas más dramáticas e inimaginables. El estadio Azteca explotó con el grito de 19,708 almas en la semifinal de vuelta ante Pachuca y ya solo les quedan 180 minutos para cosechar el anhelo más grande. No hay de otra, sin el trofeo, a la afición no le sirve de nada el superliderato.

“No sirve de nada, eso nada más es para la estadística del club, pero para la afición no sirve de nada. Este torneo debe ser todo o nada”, señala un representante de la barra Congaleros de Texcoco, con 14 años como grupo de animación.

Ya el Cruz Azul ha sido finalista otras veces clasificando como primer lugar general. Entonces, ¿qué hace pensar a los aficionados que este 2021 realmente es el bueno?

“Veo un plantel muy sólido y con muchas ganas de ganar los partidos. El de los 70 jugaba más bonito, pero este juega más para ganar y tiene muy buena actitud”, menciona un hombre de 85 años. Su hijo lo secunda: “Se ve un equipo convencido de que quieren ganar, de que ya aprendieron de los errores de la temporada pasada, como el exceso de confianza y el conformismo; se ven con un deseo de ganar cada partido y cada minuto, esa es una diferencia muy grande con otros años”.

Con un tatuaje del Cruz Azul junto al rostro de una niña en su pecho, el representante de la barra de Texcoco también responde positivamente: “Se les ve mucho más corazón. Pudo haber sido que haya habido jugadores de mejor calidad en otros torneos, pero ahora estos tienen muchos huevos y hambre de ganar, ya no vemos que se puedan vender”.

Otro aficionado al azul desde 1964 es tajante: “Los veo bien, ahora vienen con compromiso y la verdad es que no era tanto por eso, más bien (la causa de los fracasos) fue la falta de visión de los directivos que trajeron puros bultos. Los jugadores actuales son buenos y tienen compromiso, esa es la diferencia”.

Billy Álvarez encabeza la lista de villanos para los aficionados del Cruz Azul en sus años de sequía ganadora. De los más de 10 entrevistados por este diario, al menos ocho culparon al ex directivo, que actualmente se encuentra prófugo de la justicia por operaciones con recursos de procedencia ilícita.

“A alguien que perdió tantas finales no se le puede llamar bueno, obviamente es malísimo”, dice un aficionado, mientras que otro que gastó entre 800 y 1,000 para ir al partido desde Apan, Hidalgo, opina: “El cáncer era Billy, vendía las finales, ahorita con la nueva directiva hay una nueva mentalidad”.

Santiago Giménez, Misael Domínguez, Roberto Alvarado y Sebastián Jurado son jugadores que nacieron en 1997 o después. No vieron directamente a Carlos Hermosillo con el rostro teñido en sangre anotar el penal que les dio el último campeonato.

Justamente, Giménez ha anotado dos goles clave para La Máquina en la presente liguilla: el 3-1 que selló el pase contra Toluca en los cuartos de final y el 1-0 definitivo para superar a Pachuca en semifinales. En estos chicos y otros nacidos en los 90, como ‘Cabecita’, Romo, Orbelín y Escobar, la afición deposita toda su confianza para la novena.

“Le voy al Cruz Azul desde que tengo uso de razón, desde que ascendió a Primera. Todos queremos el campeonato, pero en especial se lo deben entregar a los nuevos chamacos. Yo y muchos más ya vivimos eso, pero por ejemplo mis hijos no han disfrutado ni uno. Por ellos es que lo deben de ganar”, describe un hombre que festejaba de 59 años que festejaba solo en el estacionamiento del estadio Azteca tras el triunfo contra Pachuca.

Detrás de él, un grupo de 20 jóvenes brincaba ante una cámara de televisión para festejar el regreso de los cementeros a una final después de casi tres años (Apertura 2018).

Tanto el hombre de casi seis décadas como los chicos que brincoteaban anhelan ver a Cruz Azul campeón. El rendimiento actual les ha hecho compararlo con el del campeonísimo de los 70, pero si no lo concretan con el título el próximo fin de semana, “solo será una anécdota más”, remata otro aficionado.

fredi.figueroa@eleconomista.mx