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Arte e Ideas

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Zona Maco no es zona de guerra

Enfatiza el arte decorativo; se aleja de la narcoviolencia. Por primera vez incluye una sección de diseño, dedicado especialmente a los muebles y la decoración.

Imposible que el arte se abstraiga de lo que pasa en el mundo. Sin embargo, una feria de arte sí puede hacerlo. Este año Zona Maco no es una zona de guerra, a pesar de que México esté pasando por una de las épocas más violentas de su historia reciente.

Es curioso: en ediciones pasadas, cuando el crimen, los ajusticiamientos y los descabezados eran cosas que sucedían allá lejos (o sea, en esas tierra que los chilangos llaman pomposa y equivocadamente provincia) abundaba en las galerías mexicanas obras que hacían referencia a la narcoviolencia y a la ruptura social que la acompaña.

Este año, sin embargo, cuando la tarde de hoy en el DF se realiza una marcha multitudinaria de protesta contra la violencia y la inseguridad que vive el país (también el DF, por cierto) a Zona Maco le da por el arte decorativo.

Así de caprichoso es el mercado del arte y el arte que se rige exclusivamente por razones de mercado.

Como sea, cuestionable si se quiere, Zona Maco 2011 es como cada año uno de los sucesos más atractivos del año artístico.

Por primera vez la feria incluye una sección de diseño, dedicado especialmente a los muebles y la decoración. La galerías participantes en esta sección fueron escogidas por dos santones de la materia: la crítica y curadora Ana Elena Mallet, que ha curado varias de la exposiciones de diseño contemporáneo más atractivas del Museo Franz Mayer; y el arquitecto Enrique Norten responsable de, entre otros muchos edificios, del chic hotel Habita Polanco (uno de los principales patrocinadores de la feria, por cierto) y para más señas uno de los artífices del renacimiento de la Condesa.

Además hay este año espacio para las galerías jóvenes, que tienen una extensa sección en Zona Maco. Galerías como La Estación, de la ciudad de Chihuahua, con obras que parecen inspiradas en el mundo de los videojuegos; o The Pool de Nueva York, con obra de artistas emergentes como Jonathan Rider y Gaia Carboni, que hacen sobre todo intervenciones.

Y lo que crece y crece es la zona de patrocinadores, lo cual no está nada mal. A fin de cuentas mucho de los que hace a Zona Maco un paseo tan chic y desenfadado es que se puede ser cool y chistoso sin miedo a ser ignorante.

Muchos de los patrocinadores tienen stand que son pura diversión y arte, como el espacio de la revista Chilango donde se pueden apreciar distintas intervenciones en espacios urbanos comisionadas por la revista a artistas mexicanos; o el de MTV, donde se narra la historia de una mujer salvadoreña que tras perderlo todo en un huracán reconstruyó su casa con lo que se encontró tirado, hoy su casa es considerada una pieza de arte.

Así de curiosa es la cosa en el mercado del arte: para que algo sea más amigable, necesita que tenga comerciales. Y que, por favor, ayude a abstraernos un momento de la realidad. Zona Maco hoy más parece una feria de entretenimiento que una revisión del arte contemporáneo internacional.

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