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Arte e Ideas

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Rápido como un látigo

Otro gran profesor que tuve en la universidad fue el doctor Pedro Salmerón Sanginés. Hombre muy joven para saber tanto de historia. Busquen sus libros La División del Norte, 1915: México en guerra y su novela La cabeza de Villa.

La semana pasada en esta sección de Archivo Casasola les contaba de mi profesor Raúl ?Figueroa Esquer, quien llamaba mi tío Álvaro al general Álvaro Obregón. Otro gran profesor que tuve en la universidad fue el doctor Pedro Salmerón Sanginés. Hombre muy joven para saber tanto de historia. Busquen sus libros La División del Norte, 1915: México en guerra y su novela La cabeza de Villa.

Pedro nos platicaba muy sabrosa la historia. De Álvaro Obregón nos contó que su salud nunca superó la pérdida de su brazo. Nos mostró dos fotos: en la primera Obregón aparecía como un mocetón rubio, casi un tackle de futbol americano. En la segunda, después de perder su brazo, Obregón era un hombre maduro, casi viejo, acabado. Entre ambas fotos no había una distancia mayor a cinco años. Pero esto no?detuvo las ambiciones políticas de Obregón. Fue presidente entre 1920 y 1924. Su triunfo en 1928 de nuevo como presidente le costó la vida a manos de León Toral.

Pedro contaba que Obregón tenía un sentido del humor facilón pero rápido como un látigo. Hay una anécdota famosa que se le atribuyen a varios personajes, Pedro la contaba como de Obregón, y la?cito. Un día un periodista acosaba a Obregón: ¿Qué edad tiene, general? . Después de mucho fastidio, Obregón le respondió. Ay, general, podría usted ser mi padre . Y sin pensarlo, Obregón contestó: Pude pero no quise .

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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