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La reforma del artículo 226 bis del ISR
Se pretende respaldar a más de 300 propuestas artísticas divididas en artes plásticas, teatrales, dancísticas, arquitectónicas, literarias y musicales.
A principios de la semana pasada, la diputada federal Kenia López Rabadán, presidenta de la Comisión de Cultura de la LXI Legislatura, vía Stasia de la Garza, coordinadora de Literatura del Instituto Nacional de Bella Artes (INBAL), invitó a un grupo de escritores-editores a conocer la iniciativa con proyecto de decreto que busca reformar el artículo 226 bis de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), misma que será votada el próximo miércoles en la Cámara de Diputados y que, de aprobarse, puede resultar un respiro importante para las micro, pequeñas y medianas empresas culturales del país.
La reforma, al igual que la que el Congreso aprobó en el 2005 en apoyo a la industria cinematográfica, en la que empresas particulares se pueden convertir en inversoras fílmicas al abonar parte de su ISR a la creación, fomento y divulgación del cine mexicano, ahora pretende también apuntalar a producciones de artes plásticas, teatrales, dancísticas, arquitectónicas, literarias y musicales.
De aprobarse dicha modificación, ¿qué beneficios se esperarían a corto, mediano y largo plazos?
En lo que toca a la Iniciativa Privada, que es la que aportaría una parte de sus impuestos en tal o cual proyecto artístico, se predice una sensibilización cultural y, por tanto, educativa de los hombres de negocios del país, lo que redundaría en una mejora en su calidad de vida y en la creación de nuevos públicos para la artes.
Las mayores beneficiadas, sin embargo, serían las micro, pequeñas y medianas empresas culturales en México que, hay que decirlo, realizan una labor titánica para su subsistencia, ya que se enfrentan a la carencia educativa de gran parte de la población, a la estupidez y procacidad reinante en los medios de entretenimiento masivo y a la competencia desleal del propio Estado en cuanto a la producción, divulgación y venta de productos artísticos que, también hay que decirlo, con presupuestos millonarios han fracasado en cuanto a la creación de nuevos públicos.
Además, no es mucho casi nada lo que se pide en cuanto a costo-beneficio de la sociedad que, en última instancia, sería la destinataria de una mayor diversidad cultural. La iniciativa de reforma plantea que en ningún caso el estímulo podrá exceder 10% del ISR (de la empresa donante) en el ejercicio inmediato anterior al de su aplicación , ni el monto del estímulo fiscal a distribuir entre los aspirantes del beneficio no excederá a 50 millones de pesos por cada ejercicio fiscal, ni de 2 millones de pesos por cada contribuyente y proyecto de inversión en cada una de las producciones arriba señaladas, lo que contabiliza 600 millones de pesos divididos en seis áreas, por lo que se podrían respaldar más de 300 propuestas artísticas, sin incluir los buenos resultados que da la filmografía nacional.
Para beneficiarse del estímulo que se recaudará, ya sea mediante la etiquetación de dicho recurso del presupuesto hacendario, ya sea que el creador artístico y/o la empresa cultural consiga un donante que desee apostar por su proyecto, se creará un Comité Interinstitucional conformado por un representante del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), uno del INBAL y uno de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); este último presidirá dicho comité y tendrá un voto de calidad. Ello con la asesoría de especialistas o creadores de cada una de las materias.