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Furor y tragedia, la dualidad del cine mexicano contemporáneo
Los recurrentes reconocimientos para el séptimo arte nacional en los grandes aparadores confirman el nuevo auge de la industria; al mismo tiempo, el dilema de si es prudente celebrar cuando se trata de historias espejo de una trágica realidad.
No hay crisis suficiente para mermar la necedad, proactividad y resiliencia del arte mexicano. Históricamente, aunque en los últimos años con mayor énfasis, las mentes creativas del país en distintas disciplinas han sabido abrirse paso en los más altos estratos mundiales para recibir los aplausos, las loas y los laureles. Y la cinematografía mexicana se ha instalado en los últimos años como uno de los mascarones de proa de nuestra embarcación cultural.
Este miércoles, desde Alemania llegó un refrendo más del ápice de reconocimiento que vive la producción audiovisual mexicana: el merecimiento del Oso de Plata-Premio del Jurado en la edición 72 del Festival Internacional de Cine de Berlín, la Berlinale, para Manto de gemas, la ópera prima de la cineasta boliviana-mexicana Natalia López Gallardo.
Este premio fue además la confirmación del cine nacional como un espejo irrenunciable de nuestra realidad, puesto que es una cinta, parafraseando a la realizadora, producto de su propia mirada sobre el colapso tan lento y doloroso del tejido social.
“Esta película trata sobre lo que llevamos dentro después de años y años de acumular, en nuestra mente y en nuestros sueños, infinitas imágenes de tortura. Mapas de fosas clandestinas, rostros de desaparecidos, homicidios de hombres y mujeres por igual. Mi deseo es reflejar esta herida espiritual y su dimensión psicológica, que no se ve”, explicó López Gallardo en enero pasado.
México brilla en la Berlinale
Se trata de la tercera ocasión consecutiva en que la Berlinale reconoce a una cinta de nuestro país. En la edición del año pasado, el editor Yibrán Asuad recibió el Oso de Plata a la contribución artística por su definitivo trabajo de cohesión entre audio e imagen en el largo Una película de policías, de Alonso Ruizpalacios, ahora disponible en Netflix.
En 2020, la enternecedora ficción Los lobos, del realizador jalisciense Samuel Kishi Leopo, se llevó el Premio del Jurado Internacional Generation KPlus, de la sección dedicada al cine infantil y juvenil, aunque se trata de un trabajo fílmico con lecturas tan distintas como edades sobre la dureza de la migración, la persistencia de la inocencia, las relaciones afectivas y la maternidad.
La edición 68 del festival alemán, en 2019, también remitió un premio para nuestro país luego de anunciar el Oso de Plata al Mejor Guion para Manuel Alcalá y Ruizpalacios por su trabajo en Museo.
Pero, de vuela a la reciente edición del certamen teutón, además del triunfo de Manto de gemas, es necesario destacar una amplia participación mexicana, con la proyección de seis cintas nacionales, entre ellas, la premier mundial de El norte sobre el vacío, de la meteórica Alejandra Márquez Abella; El reino de dios, de Claudia Sainte-Luce, y Alma y Paz, de Cris Gris, ambas en la sección Generation KPlus.
Espejos de nuestra desventura
En prácticamente todos los casos de cintas galardonadas en encuentros de gran tradición, como la propia Berlinale o Venecia, Cannes, San Sebastián y Sundance, las cintas mexicanas son tratados sobre nuestra realidad, la violencia que todo lo permea y sus efectos, tales como la discriminación, el racismo, el clasismo, el desplazamiento, las desapariciones, la trata de personas y la obsolescencia de las instituciones.
En 2021, el jurado en Cannes otorgó una mención especial para el largo Noche de fuego, de Tatiana Huezo, basado en la novela Prayers for the stolen, de Jennifer Clement, sobre la vida constantemente amenazada de las mujeres adolescentes en la sierra guerrerense, cuyas familias temen por su integridad. En esa misma edición, la cinta La civil, dirigida por Teodora Mihai y protagonizada por Arcelia Ramírez, fue ovacionada por más de 10 minutos y le fue conferido el Premio a la Valentía por la historia de una madre que, con toda la esperanza perdida en las instituciones, busca a su hija desaparecida sin importar si arriesga su propia vida mientras persigue a los perpetradores.
En 2020, la cinta Nuevo orden, de Michel Franco, filme que posteriormente dividió a la vox populi, recibió el Gran Premio del Jurado en Venecia. Ahí mismo, Selva trágica, de Yulene Olaizola, se hizo del reconocimiento al Mejor Filme Extranjero en el certamen Horizontes.
Ese año, la cinta Sin señas particulares, una historia de Fernanda Valadez sobre los crímenes de lesa humanidad contra los inmigrantes que cruzan el territorio mexicano, recibió el Premio de la Audiencia en el Festival Sundance, en Utah, Estados Unidos, y el Premio Horizontes Latinos en el certamen de San Sebastián, antes de llevarse el Ojo a Largometraje Mexicano en Morelia y arrasar en los Ariel.
La participación y el reconocimiento de nuestra cinematografía contemporánea, cuyas historias conmueven, empatizan y enamoran, tanto como hacen énfasis en las heridas abiertas de nuestra sociedad, nos muestran eso que no es prudente olvidar, la búsqueda de justicia a pesar del desengaño, es interminable. Es de celebrar que vivimos una nueva época de oro de nuestra cinematografía, pero, de manera paradójica, resulta lamentable que nos duela tanto.
Premios para México en la Berlinale:
- 2022 – Manto de gemas – Natalia López Gallardo – Oso de Plata-Premio del Jurado
- 2021 – Una película de policías – Yibrán Asuad – Oso de Plata a la Contribución Artística
- 2020 – Los lobos – Samuel Kishi Leopo - Premio del Jurado Generation KPlus
- 2018 – Museo – Manuel Alcalá y Alonso Ruizpalacios – Oso de Plata a Mejor Guion
- 2017 – Ensueño en la pradera – Esteban Arrangoiz Julien – Oso de Plata a Mejor Corto
- 2017 – La libertad del diablo – Everardo González – Premio Amnistía Internacional
- 2011 – El premio – Paula Markovitch - Oso de Plata a la Contribución Artística
- 1976 – Canoa – Felipe Cazals – Oso de Plata- Premio Especial del Jurado
- 1957 – Pedro Infante – Tizoc –Oso de Plata a Mejor Actor
¿Sabías que?
Pedro Infante ganó en 1957 el premio a mejor actor por su interpretación de Tizoc en el Festival de Cine de Berlín, pero no pudo recoger su premio, debido a que había fallecido poco antes en un accidente aéreo.