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Arte e Ideas

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El Cervantino regresa a la calles

Depredador, el joven manos de tijera, un azteca, la Catrina y hasta Chucky acompañan a las hordas de jóvenes que invaden las calles Guanajuato.

Depredador, el joven manos de tijera, un azteca, la Catrina y hasta Chucky acompañan a las hordas de jóvenes que invaden las calles Guanajuato.

Y las chelas y el tequila regresaron a las calles. En años pasados se controló mucho el asunto de beber en la calle. Ahora, no.

Menos policías que en ediciones anteriores y amigables, nada de trepar en la camioneta a cualquier chavo sospechoso; ahora, sólo vigilaban mientras la música de Espinoza Paz hacía bailar a las chicas de pequeñas faldas y botas.

Hasta Miguel Hidalgo, el padre de la patria, llegó a la fiesta para tomarse la foto del recuerdo y gritar: Viva México y los chavos completaron la frase: Cabrones .

La fiesta regreso a las calles, las máscaras, las pelucas y las orejeras con luz fueron los accesorios para festejar, gritar, perder el control y pasarla bien.

Las tortas, tacos y empanadas argentinas (no faltan a ningún Cervantino); los jochos y pizzas han dejado en el olvido a las famosas Guacamayas, tortita de chicharrón duro con salsa.

Vamos por un cartón , le dice el regordete adolescente a sus amigos; mientras termina su quinta michelada y trata de besar a su compañera… Comer no es prioridad.

Payasos, mimos y hasta el Quijote y Sancho Panza se toman fotos al pie del Teatro Juárez mientras la fiesta continúa para los jóvenes que inundan los bares de la ciudad.

Guanajuato espera a 130,000 visitantes y una derrama económica mayor a los 120 millones de pesos y como se vio el fin de semana, lo van a superar.

En el 2012 el Cervantino cumplirá 40 años y los organizadores ya preparan el gran festejo que incluirá una retrospectiva con los espectáculos más exitosos del evento y algunos de los artistas que se ha presentado.

Pero dentro del festejo, sin duda, se debe reflexionar sobre los cervantinos , los jóvenes que llegan de todas partes de México a la fiesta.

No basta con programar un concierto en túneles o en los pastitos, los chavos tienen que toparse en la calle con las manifestaciones artísticas, de los contrario se pierde la oportunidad de crear nuevos públicos.

Actualmente, los jóvenes terminan en Guanajuato dentro de un bar bailando los éxitos de moda y creyendo que el Festival Cervantino sólo es la cantina más grande de México. Y eso debería de cambiar.

vgutierrez@eleconomista.com.mx

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