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Opinión

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De la soberbia al ridículo

Armando Regil Velasco

Es difícil pedir o exigir algo cuando no se está dispuesto a dar lo mismo. México enfrenta una de sus peores crisis tanto sanitaria como económica, de credibilidad institucional y continuidad democrática en medio de una serie de distractores y cortinas de humo que no solamente indignan y ofenden a los mexicanos, pero que hoy ponen en riesgo la buena relación con amigos, aliados y socios extranjeros.

Es imposible servir y gobernar cuando la soberbia alcanza niveles que nublan la vista y el pensamiento; cuando se tiene una idea completamente distorsionada de la realidad porque se llega a pensar que la única verdad es la que posee el gobernante en turno. Y ni qué decir de lo grave que es ignorar la historia y querer contarla o, peor aún, reescribirla a modo.

Habiendo tantas prioridades, necesidades y batallas que librar, el gobierno opta por hacer el ridículo frente al mundo. No bastó un pésimo discurso ante la Asamblea General de la ONU, la soberbia encarnada desde la cima del poder insiste en pedir que tanto el Papa como el Rey Felipe VI de España se disculpen por un pasado que nada tiene que ver con el presente.

Durante el jubileo del año 2000, en un gesto de congruencia y humildad, el entonces Pontífice, hoy Santo, Juan Pablo II perdonó y pidió perdón a nombre de la Iglesia católica por todos los errores y abusos cometidos a lo largo de la historia. Aunque el gobierno ignore este y otros episodios similares, aunque le incomode la realidad, México es y seguirá siendo un país mayoritariamente y orgullosamente católico en donde los fieles estamos llamados a ser congruentes con las palabras del Evangelio para buscar una verdadera reconciliación entre mexicanos por encima y a pesar del gobierno.

Hipocresía es que, el mismo gobierno que pide a otros se “disculpen” por el “daño causado” busca abrir heridas del pasado y, peor aún, es incapaz de recapacitar, reconocer y enmendar los errores cometidos en el presente. Ningún gobierno en la historia reciente había causado tanto daño como el actual. Basta ver cualquier cifra o indicador para comprobarlo. También resulta muy grave que, en su intento por contar y reescribir la historia a su modo, quieran eliminar todo aquello que no consideran digno de su visión limitada y distorsionada de la historia.

Con España nos unen todo tipo de vínculos afectivos, culturales e históricos más allá de la lengua y tradiciones que compartimos. La decisión desafortunada de retirar la estatua de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma es prueba inequívoca del extremo absurdo al que están dispuestos a llegar con tal de manipular el presente en función de la interpretación equivocada que dan al pasado.

De la soberbia al ridículo hay un paso y el mal gobierno ya se rebasó a sí mismo. Sólo queda unirnos para defender no sólo el legado que recibimos pero también el vínculo con amigos y aliados a quienes debemos dejarles claro que, nada de esto nos representa y que estamos trabajando para recuperar a México.

Presidente, IPEA - Think Tank

Twitter: @armando_regil

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Armando Regil Velasco es Presidente Fundador del Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora A.C. (IPEA)

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