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ONU critica desperdicio de ciudades dispersas
Tras alertar que el mundo aún no encuentra una solución al preocupante aumento de la población urbana, Joan Clos, director ejecutivo de ONU-Hábitat, afirmó que los modelos urbanos que tienden a la dispersión generan mayor gasto energético y son improductivos.
Tras alertar que el mundo aún no encuentra una solución al preocupante aumento de la población urbana, Joan Clos, director ejecutivo de ONU-Hábitat, afirmó que los modelos urbanos que tienden a la dispersión generan mayor gasto energético y son improductivos.
Una ciudad dispersa es menos productiva. Se genera más prosperidad y puestos de trabajo en la ciudad compacta, donde en cada metro cuadrado pasan 25 cosas , dijo a El Economista el también Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas.
El modelo de desarrollo que promueve la construcción de conjuntos habitacionales lejos de centros urbanos no es óptimo en términos económicos -explicó-, pues los factores de producción se alejan y los costos de transacción (transporte) aumentan.
Este crecimiento es pan para hoy y hambre para mañana , agregó, pues se tiene la sensación de conseguir un bien de manera económica y rápida, pero como no hay servicios urbanos (agua saneamiento, transporte, energía), se encarece la vida.
El especialista abundó que, en el mundo, la población urbana crece a un ritmo sin precedente. A finales de octubre habrá 7 billones de habitantes en el planeta y más de la mitad de ellos vivirá en ciudades.
Nos enfrentamos a un hecho que no sabemos cómo resolver; no tenemos experiencia previa, estamos improvisando y tenemos que buscar soluciones que sirvan en cada sitio , expresó Clos, quien concedió la entrevista con motivo del Día Mundial del Hábitat, que se llevará a cabo hoy en Aguascalientes.
Pese a que replantear el modelo urbano es caro, pues se requiere de recursos humanos y financieros, el factor más limitativo es la capacidad de organizar una respuesta mundial de forma eficiente, destacó.
Mi preocupación no es tanto financiera como de capacidades, políticas y técnicas , manifestó.
También recordó que las dificultades climáticas afectan a las poblaciones, se prevé que dichos factores afecten severamente a las zonas costeras donde se localizan las ciudades más grandes del mundo, lo que impactará en mayor medida a los pobres urbanos y a los residentes de asentamientos precarios.
El recurso que nos falta
De acuerdo con el Informe Global sobre Asentamientos Humanos 2011 , de la ONU-Hábitat, en el caso de la ciudad de México uno de los principales impactos es el tema de agua. El sistema de control de este recurso hídrico en el Distrito Federal no permite que la población se dé abasto en inundaciones y sequías.
Este texto destaca que en un escenario en el cual no se considera el calentamiento global, entre el 2005 y el 2030, la población capitalina se incrementará en 17.5% a la par que entre el 2007 y el 2030 la disponibilidad del agua disminuirá en 11.2 por ciento.
La gente que vive en las colonias más marginadas que enfrentan ya recortes de este servicio en distintas estaciones de clima serán los más afectados, expone el documento.
Como ejemplo, la ONU destaca el caso de Nezahualcóyotl, donde 81.2% de la población se vio afectada por las sequías de 1980 y el 2006.
Aparte de los problemas de escasez de este recurso natural, los niveles de agua subterránea que disminuyen provocan hundimientos que minan los cimientos de los edificios, afecta la infraestructura urbana y aumentan la vulnerabilidad de las personas que habitan estas áreas ante peligros como terremotos y lluvias fuertes.
Recuerda que en Latinoamérica, entre 12 millones y 81 millones de habitantes podrían experimentar un aumento de la falta de agua para el 2020. En el 2050, el número podría aumentar a 79 millones y 178 millones de personas afectadas.
Asimismo, la publicación precisa que a nivel mundial 40 millones de personas viven en márgenes de ríos y para el 2070 la población que vive en estos lugares podría aumentar a 150 millones, lo que es un punto rojo.
De igual forma, argumenta que el impacto financiero estimado de las inundaciones en 100 años aumentaría de 3 trillones de dólares en 1999 a 38 trillones de dólares.
politica@eleconomista.com.mx