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La victoria de Pirro

Opinión
En la reforma judicial ganaron, pero perderán.
La historia está llena de victorias pírricas. Es decir, triunfos tan costosos que a la larga se volvieron derrotas. No importa si una victoria se da en el campo de batalla o en la arena política, el ganador siempre pierde. Y este es el caso de Claudia Sheinbaum, quien aceptó sin chistar seguir adelante con el desastre de la elección judicial, una cosa tan retorcida y compleja que será imposible de manejar.
La reforma nació mal, del despecho de un presidente ignorante y autoritario contra un Poder que no se le sometía. Se diseñó sobre las rodillas, a pesar de todas las observaciones que hicieron expertos sobre los problemas en su estructura. Por supuesto, la consigna era controlar el Poder Judicial, pero ni siquiera eso les sirvió para hacerlo bien.
Su aplicación fue torpe, ineficiente y tramposa. No se cumplieron los tiempos que ellos mismos habían determinado, los procesos de selección fallaron y se tienen candidatos cuestionables. Las campañas fueron idiotas, con candidatos desfilando sin idea de qué decir o proponer. La forma de votación es engorrosa y absurda. No hubo una sola etapa en donde se cumpliera cabalmente un procedimiento medianamente democrático.
Las instituciones electorales fueron lentas y permisivas. Prohibir los acordeones tres días antes de la elección es igual a no hacer nada, el daño ya está hecho. El diario Reforma documentó que el gobierno de Clara Brugada pagó acarreadores durante tres meses a ocho mil pesos el mes. El INE no parece haberse dado por enterado.
Aquella reunión de la presidenta Sheinbaum con los gobernadores morenistas y cercanos, celebrada el pasado 26 de mayo, se dijo que era para tratar asuntos relacionados con el IMSS-Bienestar. La realidad es que, a una semana de que se celebraran los comicios del 1 de junio, seguramente sirvió para que les diera línea y les exigiera cuotas de acarreo. En la mejor tradición de los presidentes: dar órdenes a sus gobernadores.
Finalmente, en dos días sucederá la elección. Seguramente, al terminar la jornada, la presidenta dirá que ha sido un éxito y despotricará contra la derecha prianista. Pero hay que detenerse en los detalles. Propongo cinco rubros a través de los cuales se puede evaluar la elección: asistencia a las urnas; desarrollo de la jornada electoral; desempeño del INE durante y posteriormente de los comicios; intervención de otros actores (gobiernos, partidos, crimen organizado, sindicatos, etc.); y los resultados.
Varios morenistas, entre ellos el diputado Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Comisión Permanente, estimó una participación ciudadana de entre el 15 y 20% en la elección judicial del próximo domingo. Este porcentaje, sobre un padrón de 100 millones, equivale a 20 millones de votos. Si esto se da de acuerdo con este pronóstico, entonces el partido en el gobierno habrá sumado otro fracaso a la ya fracasada elección judicial.
Cualquier cantidad menor a 30 millones de votos, supuestamente el voto duro del partido, será un descalabro. Número nada difícil de alcanzar para una organización que obtuvo una victoria aplastante en 2024. Se dirá que no es lo mismo o que es la primera vez que se vota por jueces, magistrados y ministros, pero este argumento no es válido. Se ha hecho una enorme propaganda, gastado recursos al por mayor y la misma Sheinbaum llama todas las mañanas a votar.
Habrá que estar atentos a la jornada electoral en sí. Los viejos vicios podrían regresar con modalidades más fuertes. Acarreo, robo o relleno de urnas, enfrentamientos entre grupos de MORENA o la presencia del crimen organizado. Si todo esto se da, el INE tendrá que optar entre ser omiso y minimizar las irregularidades o denunciar y cancelar casillas.
Habrá que estar atentos a la actuación de otros actores. Los pleitos en MORENA se han vuelto cada vez más duros y las alianzas que algunos tienen con el crimen organizado podría agravar la situación. Esperemos que nada de esto suceda. Finalmente, cuando se conozcan los nombres de los ministros, magistrados y jueces, los medios y muchas organizaciones sociales se darán a la tarea de dar a conocer sus antecedentes.
Finalmente, suponiendo que sea una jornada tranquila y el conteo disipe las dudas que se han levantado, algo que es difícil, el gobierno federal se encontrara con un Poder Judicial con muchas cabezas y amos (gobernadores, caciques, crimen organizado), con intereses muy definidos.
Pasaremos de una justicia lenta y corrupta a una justicia más lenta, inexperta, y mucho más fácilmente corrompible.
Felicidades, ganaron, pero perderán y nosotros también.