El PIB de EUA vs el PIB de México, una brecha cada vez mayor

La semana pasada me referí en este espacio al reporte del Inegi sobre el comportamiento del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) para el mes de octubre, que se había difundido el lunes 22 de diciembre. Comenté que era un dato que sorprendía y que indicaba que la economía había experimentado, solo en octubre, un ímpetu que no se había registrado en poco más de un año. Ese mismo día se observó que distintos voceros afines al gobierno de la presidenta Sheinbaum celebraban el dato de octubre del IGAE como si fuera un dato que representara el comportamiento de la actividad económica de todo el 2025.

Habrá que esperar a febrero de 2026 cuando Inegi de a conocer el comportamiento de la economía mexicana durante el último trimestre de 2025, y entonces tendremos la película completa sobre cómo se habría comportado el PIB de México durante los 12 meses de este año que está por terminar, pero todo apunta a que la tasa de crecimiento para todo el año no rebasará el 0.5%, quedando muy lejos de la estimación que utilizó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para la elaboración del presupuesto de este 2025, que originalmente ubicó en un rango entre 2.0% y 3.0%, y que para la elaboración del Paquete Económico de 2026, redujo su estimación a un rango de 0.5% a 1.5%, para 2025. Es decir, en el mejor de los casos, el crecimiento del PIB durante este año se ubicará en el límite inferior del rango ajustado por la SHCP.

En noviembre, cuando se dio a conocer el comportamiento del PIB para el tercer trimestre de este año, la presidenta Sheinbaum se atrevió a elaborar una explicación del pobre desempeño de la economía mexicana. El 21 de ese mes declaró en la “mañanera” que la desaceleración de nuestra economía se explicaba principalmente por factores externos: “tiene que ver con la caída de la demanda en Estados Unidos”.

Pues bien, la semana pasada se dio a conocer el comportamiento del PIB en los EUA durante el tercer trimestre, y ¿qué creen? Pues resulta que creció a una tasa anual de 2.3%, impulsado en buena medida por el fuerte impulso al consumo en aquel país. Hoy reitero, como lo hice en mi artículo del 25 de noviembre, que alguien debe explicarle bien a la presidenta que, si la economía mexicana se comporta de manera anémica no es por el sector externo, sino por la caída en la inversión y un consumo nacional estancado, sumados a la contención del gasto público, es decir, un consumo del sector público también estancado.

Con estos datos, se acumularán siete años en que se ha registrado un desacoplamiento entre el ritmo de crecimiento de la economía mexicana y de Estados Unidos, ese período inicia justamente a finales de 2018, con el inicio del régimen de la 4T. Preocupa que, en ese lapso, no solo hay un desacoplamiento, sino que peor aún, cada vez es mayor la brecha entre el crecimiento acumulado del PIB de EUA, en comparación con el de México. Eso debería preocupar de manera central al gobierno de la presidenta Sheinbaum, porque significa que, en estos siete años, México ha fracasado en aprovechar el ritmo de expansión de la economía de nuestro vecino del norte. Ese es el legado de la 4T.