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Netanyahu y sus juegos del calamar

Fausto Pretelin Muñoz de Cote | Globali… ¿qué?
La Franja de Gaza es el reality de Netanyahu y Trump. El espectáculo donde la hambruna infantil es el juego más atractivo del calamar. Pondremos campos de golf sobre los escombros, dijo Trump acompañado de risas y música festiva creadas por Musk.
Trump y Netanyahu crearon su versión del juego del calamar. En marzo pasado decidieron cortar los brazos humanitarios de la ONU. En su lugar, inventaron algo llamado Fundación Humanitaria de Gaza. Suena bonito. ¿Quién estaría en contra de las fundaciones? ¿Quién en contra de las fundaciones humanitarias?
El juego del calamar de Netanyahu y Trump es muy sencillo. Coloca tres o cuatro puntos de distribución de alimentos en el centro y sur de la Franja de Gaza. Son 2.2 millones de habitantes. A Netanyahu y a Trump les interesa despejar la zona norte. Quizá al presidente de Estados Unidos le interese colocar una Trump Tower frente al Mediterráneo.
Gazatíes acudirán masivamente por comida y agua, y cuando estén codo a codo luchando por estirar el brazo: pum, pum, pum. Los matas como ratas.
La civilización se degrada en los tiempos de Netflix y la inteligencia artificial. La atención la monopoliza el último modelo del iPhone y en sus pantallas millones de ojos quedan anclados por las novedades en TikTok.
Ursula von der Leyen patea el balón a las gradas. Friedrich Merz lo saca del estadio por deudas del pasado. Medio mundo se tapa los ojos.
Netanyahu chantajea: si defiendes a los niños que mueren de hambre, estás defendiendo a los terroristas. Si defiendes a las mujeres asesinadas, estás defendiendo a los terroristas. Si defiendes a los viejos que matan, estás defendiendo a los terroristas.
Netanyahu promueve la idea de que 2.2 millones de gazatíes son terroristas. Que los terroristas se esconden debajo de las cunas, debajo de los pizarrones, debajo de las salas de terapia intensiva. Todos a volar. Todos a morir. Esto es el juego del calamar versión Netanyahu.
Si el presidente Macron anuncia que reconocerá a Palestina como Estado, Netanyahu le dice que se ha colocado junto a los terroristas.
Netanyahu tiene a Trump en la bolsa, pero quiere más. Sabe que el Consejo de Seguridad de la ONU está en llamas.
En la decadencia de la civilización las bromas representan lo más serio entre idiotas. Trump se merece el Nobel de la Paz.
Lo ocurrido hace 21 meses a manos de los terroristas de Hamás es condenable. Por supuesto. Todos los terroristas de Hamás tendrían que estar tras las rejas. No tendría que quedar uno solo en libertad. Pero en la respuesta del gobierno de Netanyahu subyace el genocidio.
No es el juego del calamar. Netanyahu es un criminal.

