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Opinión

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La tragedia de nuestra economía IV

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Carlos Alberto Martinez Castillo

La historia económica del país presenta tales condiciones estructurales que, de no cambiarse de raíz, México va a mantener la mediocridad en la que ha deambulado por más de seis décadas. Han sido la falta de crecimiento sostenido superior al 1% que hemos tenido, la concentración excesiva de riqueza producto de una insana relación gobierno-sector privado que determina quiénes sí y quiénes no pueden ser dueños de la renta de recursos reservados al Estado (espectro radiológico, señales de TV, minas, bancos) y, la falta de Estado de Derecho desde la creación de leyes, hasta su aplicación universal, son condiciones estructurales. A ellas se agrega la falta de un modelo económico de desarrollo permanente que permita establecer bases suficientes para mantener un ritmo de crecimiento superior al crecimiento poblacional. En México se han aplicado ocho modelos de desarrollo en desde que finalizó la Revolución. En efecto, mientras que, en EU desde su independencia de Inglaterra hasta nuestros días, ha mantenido una sola visión del desarrollo sustentada en plena propiedad privada, libertad económica con la consecuente competencia y libre mercado, nosotros todavía estamos buscando cuál es el modelo de crecimiento adecuado.

Es imposible que una nación se desarrolle otorgándole bienestar a millones de personas que nacen año con año cambiando constantemente, reglas del juego, enfoque, estímulos, políticas y orientaciones amen de presupuestos públicos y financiamiento. En este sentido nos ha alcanzado el primer cuarto del Siglo XXI y todavía no podemos definir el que sea, pero cuál es el mejor arreglo para garantizar el abasto de energía eléctrica para más de 130 millones de personas y contando. Lo mismo podemos hablar de un sistema de salud o educativo. No hemos sido capaces de construir una visión única para que en nuestro país sin excepción todos gocen no de palabra, sino en hechos de la satisfacción de sus necesidades básicas. Estas son las ideas de desarrollo que se han implementado en México sin que una sola haya tenido la oportunidad de afianzarse y dar los resultados que se esperaban: Visión de la Revolución (1921-34), Socialismo – Corporativismo (1934-46), Utopía de la Industrialización (1946-58), Desarrollo Estabilizador (1958-70), Dependentista (1970-76), Sustitución de Importaciones (1976-82), Liberalismo Económico y Apertura Comercial (1982-2018) y, Nacionalismo Económico (2018- ¿?). Es previsible que, sino todos, la mayoría de estas propuestas pudo haber sido la adecuada para llevar al país a niveles de desarrollo de primer orden, la cuestión ha sido las condiciones de falta de equilibrios democráticos y la prevalencia de fuertes intereses creados por encima de millones de personas que no han permitido, hasta la fecha, que cualquier propuesta económica se ponga en práctica, permanezca y rinda frutos como en nuestro vecino del norte, cuyo mérito ha sido mantener contra viento y marea su visión del desarrollo. Los resultados vis à vis no dejan espacio para interpretación alguna.

Carlos Alberto Martinez Castillo

Doctor en Desarrollo Económico, Doctor en Derecho y Doctor en Historia del Pensamiento Filosófico Especialidades en desarrollo económico en Oxford University y en Economía Internacional en Georgetown University. Profesor en la Universidad Panamericana y la Ibero. Ha colaborado en la Presidencia de la República, el Banco de México, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, fue Ministro de Asuntos Economicos de la Embajada de Mexico en EEUU (Washington). Autor de libros en Regulación Financiera, Historia Económica, Política Fiscal, Políticas Públicas y Ética.

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