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Embestida contra los que han estudiado en el extranjero
Los habitantes que más daño le han causado a México no son los que han realizado estudios en el extranjero, sino los delincuentes...
En una de esas conferencias mañaneras —ya tristemente célebres por los despropósitos que en ellas se prodigan— el señor presidente señaló textualmente: “Según la novela de Mario Puzo, el hijo de el Padrino fue enviado por su padre a estudiar al extranjero”. La analogía respondió a la finalidad de poder despotricar contra los estudios en el exterior y contra los especialistas. Literalmente dijo López Obrador: “nada de que se necesita especialidad”. Y sobre todo, “los que más daño le han hecho al país son los que supuestamente tienen más conocimientos”.
La cita es sumamente reveladora no únicamente en razón de que confirma la ignorancia literaria y cinematográfica del mandatario, sino por otros dos motivos de mayor importancia: muestra la irresponsabilidad comunicacional que ya es característica en López Obrador, además de su falta de formación en el tema clave del desarrollo económico de los países.
Señor presidente, los habitantes que más daño le han causado a México no son los que han realizado estudios en el extranjero, sino los delincuentes que trafican con drogas, asesinan, roban, extorsionan y secuestran, apoyados en complicidad con policías vendidos y gobernantes venales. Y en el orden político, le puedo asegurar que los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo le hicieron más daño al país que todos sus antecesores y sucesores juntos con excepción de Antonio López Santa Anna. Y esos exmandatarios no estudiaron en el exterior.
Es cierto que en el extranjero también hay universidades chafas y programas de estudio balines, por los cual se debe ser muy selectivo en ambos casos. Pero con esas salvedades, los estudios en el extranjero son muy benéficos por dos razones de gran peso: traen tecnología, además de que enriquecen el capital humano del país.
En el nivel más realista, las buenas universidades de los países más avanzados (Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, etcétera) ofrecen una formación de mejor calidad que las universidades locales, y es favorable para la sociedad que los estudiantes más competentes reciban una preparación de excelencia en ellas, tan sólo por su potencial.
Por su parte, esa proclamación presidencial de que “nada de especialidades”, simplemente no tiene fundamento alguno: es un verdadero atentado que amenaza al progreso y a la modernidad. Sólo a guisa de ejemplo, sin especialidades médicas la medicina sería mucho menos eficaz para curar enfermedades. Y lo mismo puede extenderse para los ingenieros, la odontología, la veterinaria, la agronomía y la propia economía.