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Opinión

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El voluntariado: obras son amores...

Vicente Amador

Veinte mil leguas de viaje de submarino, de Julio Verne, es una de mis novelas preferidas. Recuerdo una conversación en la que el famoso capitán Nemo, el jefe del sorprendente submarino Nautilus, le dice al profesor Aronnax: “No son continentes nuevos los que hacen falta a la tierra, sino otros hombres”.

Nemo es un desencantado de la humanidad; está convencido de que el mundo no tiene salvación y se recluye en el fondo del océano. Sin embargo, en el otro extremo de las profundidades, también existe la otra posición, más esperanzada, la cual considera que este mundo puede ser mejor siempre que los seres humanos colaboremos para conseguirlo.

El voluntariado es un ejemplo de ese trabajo que realizan algunas personas, sin recibir un sueldo a cambio, en favor de causas sociales como enseñar a otros, plantar árboles, construir casas o colaborar en hospitales. Las cifras del Inegi nos dicen que, en nuestro país, 2 millones 68,000 personas destinan su tiempo en organizaciones sin fines de lucro.

Para dimensionar mejor la importancia de estas actividades, conviene medirlas, también desde la perspectiva monetaria, es decir, el costo en el que incurrirían las organizaciones si tuvieran que remunerar estas labores de los voluntarios. En el 2017 el valor económico del trabajo aportado por los voluntarios ascendió a 128,606 millones de pesos, con lo que, en promedio, cada voluntario aporta a su organización no lucrativa el equivalente a 62,200 pesos.

Como se advierte, hasta económicamente la colaboración de los voluntarios entraña un gran valor. Es entendible que el mismo secretario general de la ONU, António Guterres, señale que el voluntariado merece recibir un apoyo firme tanto de los gobiernos como de todos los sectores sociales.

La mayoría de los voluntarios en nuestro país realiza su labor solidaria en torno a las actividades religiosas, en las que participan 38 de cada 100 voluntarios. 19 de cada 100 cooperan en servicios sociales y 13 de cada 100 en vivienda y desarrollo.

Colabora 9% de los voluntarios en las tareas de cuidado y preservación de la salud humana, proporción similar a los voluntarios que participan en las tareas de las asociaciones gremiales y sindicatos.

Se acordarán también, especialmente en estas fechas que acabamos de vivir, de Un cuento de Navidad, de Charles Dickens. En esta narración el personaje principal, un anciano avaro apellidado Scrooge es visitado por algunos fantasmas que lo confrontan con su pasado, su presente y su futuro para ablandarle el corazón y demostrarle que puede ser más feliz en el servicio al prójimo.

Muchos voluntarios, quienes sacan adelante nobles e importantes causas, podrán confirmar la alegría de darse a los demás. “Está ordenado para cada uno de los hombres que el espíritu que habita en él se acerque a sus congéneres humanos y se mueva con ellos a lo largo y a lo ancho”, remata el mismo Dickens.

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Consultor de Comunicación, Asuntos Públicos y Estrategia Política.

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