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El efecto dominó
Dado el monto de las irregularidades y la cantidad de gente implicada, resulta de risa que en el fondo no pase nada.
Ha sido comentado en diversos espacios que una condición necesaria, aunque no suficiente para acabar con la criminalidad y disminuir la corrupción, es imponer penas más severas a quienes incurren en alguno de estos ilícitos. Para imponer dichas penas el sistema mexicano involucra a muchas instancias, que van desde los cuerpos de policía, los ministerios públicos y los jueces, labor que se ve interrumpida por los encargados de velar por la supuesta legalidad de los procesos, que implican desde los jueces encargados de otorgar amparos, las instancias para revisar procesos y hasta el organismo de derechos humanos y la Corte. En pocas palabras, sólo caen aquellos sin dinero, sin influencias, o de plano aquellos a quienes se les quiere cargar todos los muertos, que nunca falta alguno. Lo que sucedió con la Línea 12 del Metro es un claro ejemplo de que todo se hace y el proceso se sigue para que no suceda nada; nada más ver quién está en la cárcel para seguir un proceso y resulta de risa que dado el monto de las irregularidades y la cantidad de gente implicada, en el fondo realmente no va a pasar nada.
Desafortunadamente, el mal ejemplo se disemina muy rápido y fuimos enterados de la fuga de un famoso criminal, de quien nadie duda que cuenta con muchísimos recursos e influencias para poder pagar esa fuga y posiblemente la de todos sus cuates que estén en la cárcel, sin que nada pase y alguien se inmute. Posiblemente en el próximo sexenio la nueva administración le eche el guante al mencionado criminal, para que de nueva cuenta haga ricos a algunos selectos funcionarios, encargados de procurar su fuga y limpiar su expediente. El ex gobernador de Aguascalientes fue acusado de evasión de impuestos y de inmediato, mediante una lana, de seguro, un juez otorgó un amparo y fue liberado bajo fianza ridículamente reducida, dado el monto y por tratarse de un delito no grave. Vaya, el ejemplo va a propagarse y hacia el final del sexenio, todo lo que presume el señor recaudador de impuestos que ha aumentado el ingreso del erario por su reforma se va a esfumar, gracias a que no pagar es un delito, no grave y siempre habrá un juez amigo que otorgue un amparo o imponga una fianza para morir de risa.
Hemos sido testigos también del ridículo que ha estado haciendo la Selección nacional de futbol en los torneos recientes y al parecer podemos sospechar que se contagiaron del mal ejemplo. Supuestamente son jugadores muy valiosos, que juegan en Europa, en equipos grandes, y salen a hacer el ridículo frente a equipos que juegan mal el futbol, sin idea, ni técnica, pero que traen ganas de por lo menos patear a las famosas estrellas europeas, quienes se dejan apabullar y sólo saben reclamar al árbitro como margaritas. Perderán de seguro, ¿y qué pasará? Nada, de seguro; esto es, el mal ejemplo ya cundió. ¿Qué resta hacer ante esto? La respuesta es que no mucho, salvo amenazar a los jugadores de que si no ganan serán colgados en la plaza pública, lo cual diversas comisiones, ONG, partidos políticos y otras agencias sin oficio ni beneficio van a protestar y tratarán de defenderlos, cerrando Reforma, marchando a diario y cobrando por ir a manifestarse a donde se lo solicite cualquier líder corrupto, de los que abundan en la actualidad. Como si México no tuviera futuro y los mexicanos nada mejor que hacer.