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Día del niño: juguetes que vigilan

El Día del Niño y de la Niña ha cambiado en cuanto a los regalos que se obsequian a los pequeños. Antes, los juguetes como muñecas, carritos, pelotas, trompos y rompecabezas eran los protagonistas de esta celebración, en sus onomásticos o en fechas especiales y eran felices tanto infantes como padres. Sin embargo, en la era digital los niños reciben cada vez más tecnología en lugar de juguetes convencionales que desarrollen sus destrezas y creatividad.
Los juguetes electrónicos y digitales han ganado terreno en el corazón y en la mente de los niños. Todos hemos visto en restaurantes a pequeños entretenerse con tabletas mientras sus familiares disfrutan la estancia. Dispositivos como smartphones, relojes inteligentes y robots ofrecen experiencias interactivas, a veces educativas, pero siempre resultan más emocionantes y adictivos.
Muchos aparatos requieren conexión a Internet, están habilitados con Inteligencia Artificial, asociados a videojuegos, tienen GPS para conocer la ubicación o incluyen la descarga de aplicaciones en el móvil.
Estas apps complementarias solicitan acceso a otras funcionalidades del teléfono como cámara, micrófono o acceso a fotos, videos y audios. Lo más preocupante es que algunos juguetes obtienen datos personales de los infantes sin que los padres estén conscientes de ello.
La extracción de datos por parte de juguetes electrónicos preocupa en términos de privacidad y seguridad. Los datos recopilados pueden incluir información personal como nombres, edades y ubicaciones. Todos ellos arrastran consigo metadatos o información conductual de los pequeños como gustos, preferencias o hábitos.
Las empresas detrás de estos dispositivos pueden utilizar estos datos para dirigir publicidad personalizada o incluso compartirlos (para no decir “venderlos”) a terceros sin el consentimiento de los padres, exponiéndose a prácticas comerciales manipuladoras por el acceso a datos conductuales, ubicaciones o conversaciones con los juguetes.
A nivel internacional han ocurrido casos de fabricantes de juguetes que han utilizado los datos recopilados de los niños de manera inapropiada, como creación de perfiles detallados para publicidad dirigida o la exposición de datos sensibles.
Fue famoso el caso de Mi amiga Cayla de la empresa Genesys Toys. Esta muñeca inteligente y parlante fue criticada e investigada por las autoridades de comercio y justicia de Estados Unidos por su capacidad para recopilar y transmitir información personal de los niños sin consentimiento. En Alemania se prohibió su venta por motivos de privacidad, porque a través de la app tenía acceso a la lista de contactos del teléfono; la autoridad instó a los padres a deshacerse del juguete.
Cayla motivaba a los infantes a tener conversaciones, las cuales pasaban por un procesamiento de reconocimiento de voz de un tercer proveedor y se convertían a texto mediante un software. Los pedazos de diálogo servían para hacer búsquedas en Google y responder a las preguntas de los niños.
Los juguetes conectados están expuestos a amenazas cibernéticas y los datos de los niños pueden ser vulnerados por piratas informáticos. La empresa de juguetes VTech sufrió una brecha de seguridad en 2015, exponiendo los datos personales de cinco millones de cuentas de infantes y sus familiares.
La empresa Mattel ha incursionado con innovaciones en su segmento de juguetes interactivos que incorporan tecnologías de frontera, como su famosa muñeca Barbie o su Casa de los Sueños, ambas conectadas a la red. Esta compañía juguetera contrató en 2017 a un nuevo directivo proveniente de Google, lo cual habla del nuevo enfoque en la fabricación de juguetes inteligentes.
Los padres son responsables de la elección de los juguetes para sus hijos. Deben conocer los riesgos de los juguetes electrónicos, aunque lo recomendable es evitarlos. Antes de comprar un juguete, el progenitor tendría que investigar al fabricante y leer reseñas de otros compradores, sobre todo si se adquieren a través del comercio electrónico.
Asimismo, si deciden regalar un dispositivo conectado, tendrían que configurar las opciones de control parental para limitar el acceso y la recopilación de datos. Más complicado aún es enseñar a sus hijos la importancia de la privacidad en línea y protegerlos.
Los expertos recomiendan limitar la exposición de los niños de 0-5 años a dispositivos como smartphones y tabletas, de 6-12 años de manera controlada y con supervisión y de 13-18 con una comunicación abierta sobre el comportamiento en línea, la seguridad y la responsabilidad digital.
¿Cómo funciona la sustitución de juguetes tradicionales por gadgets? Los smartphones ofrecen experiencias interactivas, razón por la cual algunos niños encuentran los juguetes tradicionales menos atractivos en comparación con los dispositivos electrónicos. Tiene que ver con el efecto en el cerebro, las hormonas y el comportamiento psicológico de los infantes.
Los gadgets y sus apps proporcionan una gratificación inmediata y una estimulación constante a través de la interactividad, el acceso a juegos, videos y contenido digital. Esta gratificación libera dopamina en el cerebro, la hormona del placer y la recompensa. Propicia que los niños se sientan atraídos por la experiencia inmediata, cambiante y vertiginosa de los dispositivos electrónicos y hace que los juguetes y juegos tradicionales parezcan “aburridos”. Las pantallas brillantes y los sonidos estimulantes se vuelven atractivos en comparación con los “más sencillos” estímulos sensoriales de los juegos físicos.
Además, los gadgets son portátiles y acompañan a los niños en cualquier momento y lugar y refuerzan hábitos de consumo digital, reemplazando las experiencias de los juguetes tradicionales.
Desde luego, las empresas de tecnología tienen un gran interés en conquistar el mercado infantil. Buscan convertir la fidelidad temprana de los niños hacia ciertas marcas, fabricantes y plataformas en clientes leales a largo plazo.
Twitter: @beltmondi

