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El peso: atínale al precio
Sin duda, agosto ha sido bueno para la cotización del peso, ya que lo hemos visto apreciarse frente al dólar un nada insignificante 3.6%; sin embargo, dicho aumento ha venido de la mano de una gran volatilidad, particularmente la semana pasada, que ha generado más dudas que certezas sobre la dirección que tomará la moneda nacional.
Apenas el 29 de abril de este año el peso logró tocar niveles máximos del año al ubicarse en 17.21 pesos por dólar para luego depreciarse a niveles de 18.94 pesos por dólar el 3 de agosto; posteriormente, la semana pasada, llegó a tocar niveles intradía de 17.99 pesos para finalmente cerrar el viernes pasado en 18.27 pesos por billete verde.
Los movimientos del peso hacen que los empresarios de nuestro país no puedan planear en sus negocios y se dediquen a atinarle al precio.
Los factores tras los movimientos del peso a lo largo de la semana pasada fueron los siguientes:
1. Anuncios de que en el Foro Internacional de Energía, que agrupa a productores y consumidores, a celebrarse el próximo mes de septiembre en Argelia, los miembros de la OPEP podrían llegar a acuerdos para estabilizar los precios del oro negro en el mercado internacional, lo que generó reacciones positivas en su cotización a lo largo de la semana, apoyando así al peso mexicano en diversas ocasiones y a la cotización de los principales indicadores bursátiles en los Estados Unidos,
A lo anterior se sumó una disminución de los inventarios de petróleo en el principal consumidor del mundo, según reportes de la Agencia de Energía Internacional emitidos el pasado miércoles.
Si bien es cierto que el precio del petróleo ha tenido una interesante recuperación a lo largo del año de 43.35%, al pasar en su cotización el WTI a plazo de diciembre en el mercado de futuros de Nueva York de casi 35 dólares por barril a 50.16 dólares al cierre del viernes pasado, es justo reconocer que no se ha debido a una disminución de la sobreoferta del combustible, sino a declaraciones de los miembros de la OPEP, exactamente iguales a las de la semana pasada, en las que prometen hacer un congelamiento de los niveles de producción de sus miembros para estabilizar los precios, que, dicho sea de paso, se encuentran en niveles históricamente altos. A la fecha no ha pasado nada.
2. Las declaraciones de diversos miembros de la FED, que siguen sin generar un consenso entre ellos sobre si se subirán o no la tasas de referencia en los Estados Unidos antes de que termine el año. De hecho, esta división quedó de manifiesto al momento en que se publicaron las minutas de la última reunión de la FED, donde mientras algunos opinaban que la tasa debía de incrementarse en el mismo mes de julio, otros hablan de seguir esperando y observando la evolución de la economía a nivel global.
Por lo pronto, el mercado estará atento a la participación de Janet Yellen en el simposio internacional de banqueros centrales de esta semana en Jackson Hole Wyoming para tener mayor claridad sobre la estrategia que habrá de seguir la FED.
Auguro que una vez más Yellen será prudente y sus colegas se encargarán de generar volatilidad en los días por venir.
Lo que sí es un hecho es que, independientemente de la guerra de declaraciones que hemos visto en los diferentes mercados, el índice del miedo, mejor conocido como el oro, ha incrementado su cotización desde diciembre en 27.69% a plazo de diciembre de este año, al pasar de 1,054.40 dólares por onza a 1,346.40 al cierre del viernes.
Lo que también es un hecho es que la situación económica global sigue muy complicada, por lo que la volatilidad seguirá siendo la única constante en los mercados, y el peso no se escapará de esta volatilidad. Así que, señores empresarios, la única forma de no tener que estar atinándole al precio es tomar coberturas.
*Alfonso García Araneda es director general de Gamaa de Derivados.