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Aranceles, ¿oportunidad para nueva ola de nearshoring en México?
A pesar de las amenazas arancelarias de EU, México se consolida como su principal socio comercial, con importantes oportunidades de crecimiento.

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La creciente incertidumbre generada por las amenazas de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos hacia México ha encendido alertas en los sectores productivos y financieros. Esto ocurre en un contexto donde México se consolidó, durante los primeros cinco meses de 2025, como el principal socio comercial del país vecino, al concentrar el 15% del comercio total.
De acuerdo con datos oficiales, las importaciones desde México hacia Estados Unidos registraron un aumento de 12,912 millones de dólares respecto al mismo periodo de 2024. Con ello, México se mantiene como el principal país de origen de las importaciones estadounidenses, con una participación de 14.63%. No obstante, la tasa arancelaria aplicada a estos productos posiciona a México en el lugar 22 entre los 35 países con mayor volumen de importaciones hacia EU.
Pese al tono proteccionista del discurso político estadounidense, los indicadores del primer trimestre de 2025 muestran que las exportaciones mexicanas fueron uno de los principales motores del crecimiento del PIB nacional, de acuerdo con datos de demanda agregada.
En este entorno, firmas especializadas como Banco BASE advierten, en su reporte “Aranceles, exportaciones y la posibilidad de una nueva oportunidad de Nearshoring para México”, que esta coyuntura podría traducirse en oportunidades para sectores con alto potencial de crecimiento, en particular aquellos vinculados al comercio internacional y a la relocalización de cadenas productivas.
Nearshoring y reconfiguración industrial
Una de las oportunidades más relevantes es el fortalecimiento de la inversión extranjera directa (IED). Las decisiones comerciales de EU influirán de manera en la orientación sectorial de esta inversión, lo que podría modificar la configuración de las cadenas de suministro actuales.
En este sentido, la industria automotriz podría verse afectada negativamente, enfrentando una posible contracción en la inversión y el desacoplamiento parcial de ciertas cadenas productivas. En contraste, sectores emergentes y de alto dinamismo podrían atraer nuevas inversiones, detonando una segunda ola de nearshoring, enfocada en industrias distintas a las de la primera etapa.
Computación, el nuevo foco de crecimiento
Un caso destacado es el del sector de la computación, especialmente en la partida arancelaria 8,471, que comprende máquinas automáticas para el tratamiento de datos. México lidera en esta categoría con una participación de 38.9% en las importaciones totales de EU.
Entre 2017 y 2025, el valor de estas importaciones desde México creció 166.57%, frente al 85.54% del total mundial. La participación mexicana pasó de 7.23% en el periodo enero-mayo de 2024 al 14.17% en el mismo lapso de 2025.
Esta tendencia apunta a un crecimiento acelerado de la IED en el sector. Asimismo, componentes actualmente importados para la fabricación de computadoras podrían comenzar a producirse en territorio mexicano, lo que fortalecería aún más el atractivo del país como hub tecnológico.
Datos históricos muestran que entre 2006 y 2024, el subsector 334 (fabricación de equipos de cómputo, comunicación, medición y otros componentes electrónicos) recibió 22,484 millones de dólares en inversión extranjera directa, equivalente al 3.77% de la IED total.
Retos estructurales y condiciones habilitantes
Aunque el panorama ofrece oportunidades, los especialistas coinciden en que capitalizarlas requerirá condiciones habilitantes. La infraestructura logística, el marco jurídico, la estabilidad fiscal y la evolución de los costos laborales serán determinantes para atraer y retener inversión productiva.
La cercanía geográfica con Estados Unidos (una ventaja estratégica en términos de costos logísticos y tiempos de entrega) deberá complementarse con políticas públicas que generen certidumbre y competitividad.
Proyecciones y perspectivas
De mantenerse la tendencia al alza en exportaciones e inversión extranjera, México podría consolidar su papel como socio estratégico de Estados Unidos en sectores clave como el tecnológico. Además, una posible negociación arancelaria en la industria automotriz abriría nuevas oportunidades para el dinamismo comercial bilateral.
La consolidación de cadenas de suministro más profundas y eficientes entre ambos países sería, a largo plazo, un factor clave para garantizar un crecimiento económico sostenible.