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Comercio exterior libró a México de la recesión técnica en el primer trimestre del 2025
Trimestre contra trimestre, el crecimiento de las exportaciones fue de 1.1%, mientras que las importaciones cayeron 4.3%; de lado de la demanda interna el consumo bajó 0.4% y la inversión fija se desplomó 4%, lastrada por el apretón de su componente público.

Contenedores en el puerto de Yantian, en Shenzhen, China.
En medio del endurecimiento de la política arancelaria de Estados Unidos, el comercio exterior le permitió a la economía mexicana librar la recesión técnica durante el primer trimestre del año, revelaron los indicadores de la Oferta y Demanda Global Trimestral (ODGT) publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Dos dinámicas observadas al interior de la oferta y demanda agregadas de México soportan esta idea.
La primera: el mayor crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios, respecto de las importaciones. En comparación con el último cuarto del 2024 las primeras se expandieron 1.1%, mientras que las importaciones bajaron 4.3 por ciento.
La segunda: la demanda interna –la suma del consumo privado, el gasto corriente de gobierno y la formación bruta de capital fijo– cayó 1.1 por ciento.
Al interior de esta destacaron la caída de 4% de la formación bruta de capital fijo –inversiones en construcción y maquinaria para expandir capacidad productiva– y de 0.4% del consumo privado –los gastos en bienes y servicios de las familias.
Especialmente notable resultó el desliz de la inversión fija, pues tuvo su mayor retracción desde junio del 2020, cuando cayó 27.7% en lo peor de la crisis por el Covid-19.
Y dejando de lado el período pandémico, se trató de la mayor caída desde el primer trimestre del 2009 (-10 por ciento).
Al interior se observó un descenso de 7.8% de la inversión pública y otro de 3.6% en la privada, lo que ocurre en momentos en los que el gobierno mexicano busca bajar su déficit fiscal, que alcanzó en el 2024 un nivel de 5.7% del Producto Interno Bruto (PIB), un máximo de, cuando menos, 35 años.
Finalmente, se observó un crecimiento de 0.4% del consumo de gobierno, que fue insuficiente para reflotar la demanda interna debido a que se trata de su componente con menor peso.
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Impulso externo
Con este dinamismo, las exportaciones netas terminaron por remolcar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el primer trimestre, que fue de 0.2 por ciento.
Esto evito la economía mexicana ligara dos trimestres de descensos al hilo, toda vez que de octubre a diciembre del 2024 se había contraído 0.7 por ciento.
La matemática de crecimiento del primer trimestre del año es posible dado el peso relativo de los componentes de la demanda interna y externa respecto del PIB.
Del lado de la interna, estos fueron los coeficientes consumo privado, 68.6%; el gasto o consumo de gobierno, 11.3%; la formación bruta de capital fijo, 23 por ciento.
Mientras que, de la externa, el coeficiente de las exportaciones al PIB fue de 39.4% y el de las importaciones, de 39.3%, lo que explica la magnitud de su impacto en la economía.
Autopsia del crecimiento
Desde otra perspectiva, el PIB de México tuvo un crecimiento de 0.8% interanual durante el primer trimestre del año (versus 1.6% del primer trimestre del 2024).
Al descomponer esta expansión se puede confirmar el empuje que tuvo el comercio exterior, de acuerdo con el reporte de los indicadores OGDT del Inegi.
En puntos porcentuales (pp), la expansión de 0.8% resulta de las siguientes contribuciones: consumo privado, -0.5 pp; consumo de gobierno, 0.2 pp; formación bruta de capital fijo, -1.3 pp; exportaciones netas (exportaciones menos importaciones), 5.7 pp; y una variación de existencias, -0.02 pp.
Finalmente, se debe considerar una discrepancia estadística de -3.4 pp.
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Efecto Trump, efecto stockeo
Durante el primer trimestre del año las exportaciones mexicanas se vieron beneficiadas por un “efecto stockeo” observado en Estados Unidos, su principal mercado.
Esto porque consumidores y empresas se volcaron a fortalecer inventarios ante la expectativa de pagar importaciones más caras a partir de abril, ante el anuncio del presidente Donald Trump de que impondría los llamados aranceles recíprocos a partir del día dos de ese mes.
Para ese día Washington también programó la entrada en vigor de aranceles de 25% a las importaciones automotrices, que se sumaron a los aranceles de 25% a las importaciones de productos de acero y aluminio vigentes desde mediados de marzo.
En el caso de los productos automotrices, Washington decretó después excepciones a los envíos de México y Canadá, en función del contenido estadounidense de sus exportaciones y del cumplimiento de las reglas de origen del T-MEC.
